Necrológicas

– Silvia del Carmen Leiva Leiva

Trump y Musk, alianza explosiva

Por Abraham Santibáñez Domingo 16 de Marzo del 2025

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Aunque había temores por los desenfrenados anuncios de campaña de Donald Trump, nadie pudo anticipar el brutal impacto de sus decisiones, tanto internas como externas. 

No se previó la inimaginable potencia de su alianza con Elon Musk. La suma de fuerzas del hombre más poderoso del mundo (Trump) con el más rico (Musk) desató, en la práctica, una Guerra Mundial, que ya está destruyendo el sistema internacional creado a partir de 1945. Una frase famosa de Albert Einstein sostiene que una guerra futura -a causa del desborde tecnológico- sería a peñascazos (o con hachas de piedra y palos). Lo que anticipó el padre de la teoría de la relatividad (incluyendo como resultado la bomba atómica) era que precisamente el desarrollo tecnológico haría posible que un nuevo conflicto a escala mundial, se realizaría mediante sofisticados equipos de computación y afectaría la vida de todos los habitantes del planeta conectados por teléfonos, redes sociales e Internet, afectando sus gestiones bancarias, transacciones de todo tipo y cualquier clase de situaciones de la vida ciudadana, desde el trabajo a la calefacción y refrigeración, locomoción personal o colectiva, educación, entretención y negocios.

En toda guerra, las primeras víctimas suelen ser los habitantes del país agresor: en Estados Unidos hay miles de despidos, se debilitan la salud pública y la educación y, como consecuencia de las batallas arancelarias, es segura un alza no prevista del costo de la vida.

Antes de completar su segundo mes en el gobierno, Trump aceleró su arremetida: el jueves 13 amenazó con aplicar aranceles de 200 por ciento al vino, el champán y otras bebidas alcohólicas de Francia y otros países de la Unión Europea. Es su respuesta a los gravámenes que el bloque impuso al bourbon o whisky estadounidense. “Si el arancel no es retirado de inmediato, Estados Unidos muy pronto colocará una tarifa de 200 por ciento a todos los vinos, champañas y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países de la UE. Esto beneficiará enormemente al sector del vino y el champán en Estados Unidos”, escribió Trump en su red Truth Social. Antes, ya había usado el mismo tono: “Por supuesto que responderé”. Hay que “golpear donde duele”.

A este primer enfrentamiento, la UE respondió a los aranceles de 25 por ciento que Estados Unidos impuso al acero y al aluminio con la renovación de gravámenes a productos estadounidenses adoptados en 2018 y 2020 y dejados posteriormente sin efecto. Además, complementó esas medidas con un nuevo paquete de aranceles contra el whisky de bourbon, las motos Harley Davidson y los yates.

Pero “la madre de todas las batallas” sigue siendo la guerra desatada por Rusia al invadir Ucrania hace tres años.

En su visión de exitoso empresario, Trump aseguraba que resolvería el problema fácilmente. Molestó al Presidente Volodimir Zelesnski en el Salón Oval, pero logró que aceptara un acuerdo para detener el conflicto. Y ahí, su naciente alianza con Vladimir Putin mostró su debilidad: Putin quiere la paz pero en sus condiciones y teme que una tregua sirva para mejorar la preparación de las tropas ucranianas.

Parece que trasladar el mundo de los negocios a un plan de alcance global no es tan simple ni garantiza el éxito. 

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