Necrológicas

– Silvia del Carmen Leiva Leiva

Abandonó sus estudios para cuidar a su familia

“Siempre quise estudiar”: la inspiradora historia de José Cid, quien volvió a clases a los 70 años

Domingo 16 de Marzo del 2025

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  • Este año, el residente de la Casa del Samaritano, tiene el desafío de terminar su cuarto medio.

 

Con una historia marcada por el esfuerzo y la resiliencia, José Alfonso Cid Rodríguez, de 70 años, ha retomado sus estudios con el firme propósito de finalizar la enseñanza media. Creció en Talca y en la Región del Maule, su infancia estuvo marcada por el trabajo desde temprana edad, lo que lo alejó de las aulas para apoyar a su familia. Sin embargo, hoy, desde la Casa del Samaritano, donde reside hace algunos meses, se enfrenta a un desafío que había postergado por décadas: graduarse de cuarto medio.

“En realidad, ha sido hermoso. Volver a recordar la niñez, esos momentos en la Escuela de Panguilemo (pueblo cerca de Talca), aunque los tiempos eran distintos y los recursos educativos no eran los mismos”, relata José, quien sólo pudo completar la educación básica antes de sumarse al mundo laboral para ayudar a su madre y sus seis hermanos.

Desde los ocho años trabajó en distintos oficios, vendiendo diarios y desempeñándose como ayudante mecánico, lo que le permitió salir adelante. “Siempre, cuando iba a buscar trabajo, lo primero que preguntaban era qué estudios tenía. Yo respondía: octavo año de escuela de campo”, recuerda. A pesar de ello, personas solidarias le brindaron oportunidades laborales, permitiéndole construir su camino. Con el tiempo, logró formar su propia familia y salir adelante, pero la educación seguía siendo una meta pendiente.

Con la jubilación por invalidez debido a la diabetes, José decidió retomar su educación. “Siempre tuve el deseo de estudiar, y aquí en la Casa del Samaritano me ayudaron a hacer los contactos para matricularme en Fide XII”, explica, agradeciendo el apoyo de María Paz Santana, la directora de la Casa del Samaritano y Jennifer Oyarzún, encargada administrativa, quienes gestionaron su ingreso al programa educativo. “Al principio me costó bastante, pero cada día me siento más motivado. Es un reto, pero también una gran satisfacción”.

Actualmente, José cursa tercero y cuarto medio en jornada vespertina, con la meta clara de obtener su licencia de enseñanza media este año. “Le he puesto harto empeño, porque después de 30 años sin estudiar es difícil volver a tomar el ritmo”, confiesa. Su asignatura favorita es matemáticas y destaca la colaboración de sus compañeros, quienes le ayudan cuando lo necesita. “Son muy buenos, me apoyan mucho. Me siento parte de algo, y eso también es importante”.

De lunes a viernes, de 14,30 a 18 horas, José asiste a clases con entusiasmo y determinación. “Es duro volver a la sala, pero es gratificante. Y espero con ansias la licenciatura de este año”, dice con una sonrisa. “No es fácil, pero todo se puede si uno le pone empeño”.

Para José, este camino es más que un logro académico; es una forma de demostrar que nunca es tarde para cumplir sueños y que la educación es un derecho al que todos pueden acceder, sin importar la edad o los obstáculos del pasado. “A veces pensamos que ya pasó nuestro tiempo, pero no es así. Siempre hay una oportunidad para aprender y superarse”. Con su ejemplo, José inspira a otros adultos mayores a retomar sus estudios y a creer en la posibilidad de un futuro mejor, sin importar cuán lejano parezca el inicio del camino.

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