Magallanes: el Slep rinde cuentas en medio del descontento
La reciente cuenta pública del Servicio Local de Educación Pública (Slep) Magallanes, realizada en la escuela rural de Río Verde, dejó en evidencia la distancia entre los indicadores oficiales y las demandas reales de las comunidades escolares. Mientras las autoridades destacaban cifras de acompañamiento pedagógico y mejoras en el Simce, apoderados, docentes y estudiantes siguen esperando una respuesta concreta sobre cómo se compensarán las clases perdidas tras el paro docente que paralizó a más de 14 mil estudiantes durante un mes completo a inicios de este año.
No se trata de desconocer los avances presentados: hay acciones técnico-pedagógicas, visitas a escuelas, redes profesionales y hasta una leve mejora en los resultados educativos. Tampoco es menor la inversión en infraestructura ni la elección del Consejo Local de Educación Pública, que convocó a más de 10 mil personas. Pero todos estos esfuerzos chocan con una pregunta aún sin resolver: ¿cómo se garantizará que las y los estudiantes no terminen el año con contenidos a medio camino?
La ausencia de un plan claro y verificable de recuperación de clases no sólo afecta la credibilidad del Slep. También erosiona la confianza de las familias y profundiza el malestar de un profesorado ya tensionado. En ese escenario, que el director titular del servicio esté suspendido e interponiendo un millonario juicio laboral agudiza la sensación de orfandad institucional que enfrentan muchas comunidades escolares de Magallanes.
Más allá del balance administrativo, la cuenta pública del Slep debió ser un espacio para asumir errores, transparentar lecciones aprendidas y comprometer acciones concretas frente a una crisis que aún no se cierra. En cambio, el relato oficial se concentró en mostrar una gestión que, si bien cumplió metas, parece desvinculada del estado anímico y pedagógico de las aulas.
La escuela rural de Río Verde -con un solo estudiante actualmente matriculado- fue el escenario simbólico de esta rendición de cuentas. Pero más allá de ese gesto hacia la descentralización, la educación pública en Magallanes necesita más que ceremonias: necesita certezas, liderazgo efectivo y una estrategia que mire más allá de las estadísticas.
El Slep Magallanes tiene mucho que demostrar. Pero para hacerlo, deberá salir del piloto automático y volver a poner a sus comunidades escolares al centro de la conversación.




