“Acá no estamos hablando de un accidente, sino de un homicidio”, dijo hermano de mujer atropellada

• Carlos Mauricio Mancilla fustigó que transcurridos diez días aún la policía no pueda dar con el autor de la tragedia.

Diez días se cumplieron este domingo del atropello que cobró la vida de la vecina magallánica Juana Mancilla Ovando, de 79 años de edad, y hasta el momento el autor sigue prófugo.

Carabineros quedó a cargo de la investigación, pero no ha podido dar con el conductor. Lo único que apareció fue el auto protagonista del fatal accidente, un sedán cuatro puertas de color gris, marca Geely, abandonado en calle Punta del Arbol, Loteo Monte Aymond, al sur de Punta Arenas.

Las esperanzas están puestas en la Sip de Carabineros que continúa realizando diligencias, sobre todo en busca de cámaras de seguridad y toma de declaraciones a eventuales testigos.

“Fue un crimen”

Carlos Mancilla Ovando, hermano de la víctima, se mostró agradecido de todas las muestras de afecto y solidaridad que le han exteriorizado las personas.

Dijo no entender por qué aún no encuentren al autor. Por lo mismo se trasladó hasta las oficinas del Ministerio Público a pedir que lo reciba el fiscal a cargo de la investigación. Necesita conversar con él para que le cuente en qué está el proceso. “Han pasado muchos días y aún no sabemos nada de nada”, lamentó.

La familia sólo espera que encuentren pronto al culpable, “porque acá no estamos hablando de un accidente, sino de un homicidio. Porque el conductor la atropelló, escapó y abandonó el vehículo. Por eso para mí esto no fue un accidente sino que un asesinato. Con las personas que hemos conversado piensan lo mismo. Además que si la persona está oculta, significa que tiene cómplices, y eso es más grave, porque a medida que pasan los días ellos son tan culpables como el mismo conductor que está escondido”.

Insistió, “acá no estamos hablando de un accidente, sino que de un asesinato porque el tipo la atropelló, se escapó y luego trató de ocultar el auto sacando las patentes y desapareció. Diferente hubiese sido que curado atropella a mi hermana y se queda en el lugar, arrepentido para responder por lo que hizo. Pero no, huyó. Quiere decir que andaba consciente y sabía lo que estaba haciendo”.

Juana Mancilla vivía en la población Nuevo Horizonte, en la excalle 15, cerca del puente de Unimarc Sur. O sea, a metros donde fue atropellada.

Era viuda. No tuvo hijos. Y hasta su muerte andaba bien de salud, salvo un asma que lo tenía controlado. “Ella hacía sus cosas solas y el día del atropello había ido al hospital a retirar unos medicamentos y de vuelta pasó al Unimarc a comprar algo para la once cuando la atropellaron. Era completamente autovalente. No tenía ningún drama”.