Necrológicas
  • – Héctor Jorge Castillo Ortiz

La vida social en la tercera edad

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 4 de Junio del 2025

Compartir esta noticia
165
Visitas

Si algo caracteriza a nuestra sociedad es el ritmo acelerado de la vida y la multiplicidad de responsabilidades diarias, tanto en lo laboral como en lo personal o familiar, que indudablemente van generando en las personas altos niveles de estrés; una herramienta eficaz para contrarrestar esta condición de vida es mantener las conexiones sociales sólidas. La ciencia ha podido demostrar que las relaciones interpersonales no sólo mejoran el bienestar psicológico; sino que, también influyen en la salud física y en la posibilidad cierta de afrontar situaciones más complejas en el día a día. 

La interacción social activa circuitos cerebrales que están relacionados con el bienestar y la resiliencia emocional. Con esto se liberan neurotransmisores esenciales para reducir la ansiedad y mejorar el estado de animo. También se modula la liberación de hormonas del estrés, lo que ha demostrado tener efectos en el bienestar de una persona. No es sólo una percepción de estos efectos, si no que tiene una comprobación con evidencia científica muy importante. 

Mantenerse activos socialmente no sólo influye en la salud mental de las personas, si no que también tiene repercusiones importantes en su salud física. Pero no es lo único, también se ha levantado evidencia científica que señala que previene el deterioro cognitivo y reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como puede ser el Alzheimer

Por otro lado, el aislamiento social ha sido identificado como un importante factor de riesgo en las enfermedades de curso crónico, ya que afecta a muchos sistemas orgánicos, como por ejemplo está asociado a trastornos del sueño y la depresión.

Esta repercusión en los sistemas orgánicos se está constituyendo en una evidencia fuerte y clara de esta situación social. Donde ha sido más estudiada desde hace años es en los aspectos psicológicos y sociales del aislamiento, por lo que los actuales avances y demostraciones buscan darle más peso al trabajo social para con los mayores, el no hacerlo tiene no sólo las repercusiones que conocemos en lo social y psicológico, si no que influyen en factores biológicos.

¿Cómo debemos actuar? Priorizando el tiempo con nuestros seres queridos. Es importante mantener las redes familiares y de amistades. No sólo para los eventos u ocasiones especiales. Puede ser una reunión para comer algo o una llamada telefónica efectiva para mantener el vínculo familiar y social.

También se debe incentivar la participación de grupos comunitarios, lo que significa que cada mayor esté inserto en actividades comunitarias según sus preferencias o inquietudes, como voluntariados o clubes de mayores. Ya que esta pertenencia va facilitando la creación de nuevas relaciones, muy necesarias a esta edad.

Otro consejo es utilizar la tecnología para mantener el contacto, sobre todo para comunicarse con familiares que se encuentran lejos. Video llamadas o mensajerías pueden ser una potente herramienta para mantener la conexión emocional, de allí la importancia de acercar la tecnología y hacerla amigable a los mayores.

Muy importante en este tema es la escucha activa y con empatía. En nuestras relaciones con los mayores es esencial fomentar la comunicación de calidad, ya que genera confianza en los vínculos establecidos.

Así mismo, debemos practicar la gratitud y el reconocimiento. Poder expresar agradecimiento por el apoyo recibido va fortaleciendo las relaciones.

Además, se sugiere buscar ayuda profesional si es necesario. Si se siente que la soledad o el estrés afectan la calidad de vida es necesario acudir a la ayuda profesional, para desarrollar estrategias para fortalecer las redes de apoyo.

En nuestra sociedad somos cada día más dependientes de los otros en nuestras relaciones, es muy difícil vivir y permanecer en sociedad si no nos relacionamos con los otros. Por eso, en la tercera edad cuando nuestros círculos sociales tienden a disminuir hay que desarrollar estrategias para mantenerlos y acrecentarlos. Ya que su efecto individual va más allá de la compañía. Tiene comprobados efectos benéficos en el día a día, pero también en mejorar las condiciones futuras de nuestros mayores y es por eso que debe ser una preocupación inicialmente personal, pero también debe ser una preocupación del entorno de cada mayor en velar por que este no se vaya aislando, si no que por el contrario se encuentre inserto y participativo en una red social efectiva y continente.

Desarrollar espacios para el esparcimiento y que favorezcan la interacción social debe ser una preocupación de los entes comunitarios en nuestra sociedad, debe así aumentarse la oferta social para los mayores, más de lo que hay hoy en día y que llegue a un número cada vez mayor de personas. 

Esta es la tarea de hoy, porque no es sólo un espacio para que ellos ocupen el tiempo libre, si no que es una inversión social que disminuye o amortigua los efectos de las enfermedades y condiciones de los mayores. ¿Por qué no hacerlo entonces? Prevenir e invertir hoy en los mayores siempre será más barato y efectivo que tratar después. Hoy es la ciencia la que nos entrega esta ratificación a lo que desde hace tiempo se viene comentando.

Hoy es tiempo de hacer y trabajar para una mejor vejez de todos.

Pin It on Pinterest

Pin It on Pinterest