Magallanes: ¿Gestión estratégica o cuentas alegres?
El delegado presidencial José Ruiz Pivcevic presentó recientemente su cuenta pública, destacando un conjunto de logros y compromisos que, en apariencia, pretenden sentar las bases para un Magallanes fortalecido, sostenible y competitivo en un contexto geopolítico cambiante. Si bien el discurso tuvo claros énfasis en la inversión estratégica, el desarrollo habitacional y la infraestructura aeroportuaria, es necesario descartar la tentación de caer en la brisa del triunfalismo y analizar, con rigor, lo alcanzado y lo que aún está pendiente.
Ruiz afirmó que la región será la primera en cumplir el Plan de Emergencia Habitacional, con un 139 % de avance: 2.728 viviendas ya entregadas y la meta proyectada de superar las 4 mil. Sin duda, es un logro que merece reconocimiento, especialmente por el foco en zonas aisladas como Puerto Williams o Cerro Castillo. No obstante, la pregunta a responder es si estas viviendas están contribuyendo a mitigar la fragilidad habitacional o si el ritmo de construcción no permite ir disminuyendo la brecha.
La cuenta pública incluyó anuncios de peso: ampliación del aeropuerto por 72 mil millones de pesos, remodelación de pistas, inicio de un muelle en Bahía Fildes y diseño de un cable antártico. Se trata de inversiones clave para potenciar la vocación logística y científica de Magallanes.
Uno de los puntos fuertes del delegado fue añadir a Magallanes en la discusión de la geopolítica mundial, con su cercanía a la Antártica y alternativa al canal de Panamá. Esta visión es audaz y necesaria: proyectar la región más allá de su proyección local, pero también exige industria de valor agregado -hidrógeno verde, logística, ciencia- y no quedar en la retórica. El lado débil de esta proyección es y seguirá siendo la infraestructura portuaria, pues los proyectos ligados a los principales terminales están, al menos, desfasados en diez o veinte años y no están siendo lo suficientemente ambiciosos.
Ruiz hizo un llamado a dejar atrás la “pelea chica” y construir con visión de 20 años. Esa exhortación es encomiable: la planificación de largo plazo es la piedra angular que muchas veces ha faltado. Pero hacerla efectiva exige institucionalidad -servicio público regional fortalecido-, financiamiento coherente, gobernanza abierta y mecanismos de evaluación. De lo contrario, las metas se convierten en slogans.




