“Bailarina”: Dura de matar
“Bailarina” (o Ballerina) llega anunciada como un spin-off de la saga de John Wick, un concepto que alude a un relato que rescata personajes, conflictos y, sobre todo, el universo de una historia mayor.
En este caso, la película lo hace con el personaje que Keanu Reeves —después de haber sido Neo en la saga The Matrix (1999)— inmortalizó para el cine de acción.
Y ese universo es violento, repleto de sicarios profesionales, diestros en artes marciales y con sangre fría para el uso de armas, con balaceras a metros o centímetros de distancia, y rivales que caen como palitroques, porque siempre hay uno que los supera… porque ya es leyenda.
Ahora es el relato de Eve, interpretada por Ana de Armas, quien tras ser rescatada en su infancia de un intento de asesinato junto a su padre, es adoptada por el clan Ruska Roma y entrenada en las artes del sicariato, donde debe dominar variadas disciplinas y, principalmente, cultivar un instinto asesino.
Entonces debe cumplir órdenes —lo que se llama un contrato— y unas telefonistas de un viejo sistema análogo le encomiendan la misión como si se tratara de un Uber: esta puede consistir en matar, proteger o ambas cosas, según la prioridad del caso.
Pero Eve pierde su foco, porque tiene entre ceja y ceja vengarse de la muerte de su padre a manos de El Canciller, jefe de un clan oculto en un pueblo montañés, donde nadie —ni siquiera las campanas de la iglesia— es inocente.
Bailarina se sostiene dignamente como película de acción y como heredera del universo de John Wick, porque tiene escenas de gran coreografía visual, le imprime pomposidad a cada enfrentamiento, y si Eve pierde el foco de su misión, nunca lo pierde la película, que sabe para qué está y por qué fue hecha.
Ana de Armas se despliega con gran carisma en el personaje de Eve, siendo la versión femenina de John Wick, pero también una versión 2.0 de Nikita (1990) y Salt (2010), ambas protagonistas mujeres que, a punta de balas y peleas cuerpo a cuerpo, se abrieron camino en un universo dominado por hombres.
Y entre tanta masacre, la película brilla por la presencia de rostros que ya son parte de la constelación del cine, como Anjelica Huston, Gabriel Byrne y un Keanu Reeves innecesario en la trama, pero que viene a recordar, en definitiva, quién manda en la franquicia.
Por allí, el cartel de un cine tributa al cineasta existencial Andréi Tarkovski, y en una escena de interior, al norteamericano Buster Keaton, aunque la película es más del segundo que del primero.
Se trata de un relato destacable en su género, que no se distrae con el melodrama que carga. Aunque este ayuda a que los personajes no sean de cartón, Bailarina tiene claro su objetivo y su misión: es la carta de presentación de una nueva heroína, mientras John Wick espía tras de una cortina.




