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  • – Héctor Jorge Castillo Ortiz

A cinco meses del inicio del año escolar, más de 2,6 millones de estudiantes siguen esperando sus útiles escolares

Lunes 23 de Junio del 2025

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A cinco meses del inicio del año escolar, más de 2,6 millones de estudiantes en Chile siguen sin recibir los útiles escolares comprometidos por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junabe), lo que ha generado una fuerte crítica por parte del mundo académico. El profesor e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Andrés Bello, Juan Pablo Catalán, calificó la situación como “una muestra dolorosa del abandono sistemático que vive la infancia chilena”.

“Esto no es un accidente. Es el resultado de un modelo que sigue tratando la educación como un asunto técnico, burocrático y desprovisto de sentido humano. Mientras los niños esperan cuadernos y lápices, el Estado guarda silencio”, sostuvo Catalán.

Fallas de planificación y silencio institucional

La Contraloría General de la República ya había advertido fallas graves en el proceso de licitación, señalando decisiones sin respaldo técnico*, planificación deficiente y adjudicaciones a empresas sin capacidad logística. A pesar de ello, las autoridades responsables no han asumido públicamente su responsabilidad.

“El Ministerio de Educación no ha dado explicaciones, y la Superintendencia de Educación —que debería velar por los derechos de los estudiantes— también calla. ¿Hasta cuándo vamos a normalizar esta displicencia institucional?”, cuestionó el académico.

Impacto en el aprendizaje y profundización de brechas

Según Catalán, el retraso en la entrega de materiales no es solo un problema administrativo, sino una falla estructural que impacta directamente en los aprendizajes. Citando estudios de la Agencia de Calidad de la Educación, la OEI y el Banco Mundial, advirtió que la falta de insumos escolares profundiza las desigualdades:

“Lo que no se aprende en marzo difícilmente se recupera después. Cada semana sin materiales es una pérdida de oportunidades para quienes ya enfrentan las mayores desventajas”.

Carga sobre docentes y familias

En muchas escuelas del país, la carencia de útiles ha tenido que ser compensada por profesores, directivos y apoderados, que organizan rifas, reutilizan materiales y compran lo que pueden.

“¿No es eso una forma de violencia estructural? Es cruel que nuestros niños tengan que estudiar sin cuadernos, colores o libros, mientras se repite que la educación es la clave de la movilidad social. ¿Cómo se mueve alguien sin lápiz?”, afirmó Catalán.

Llamado a la acción

Para el investigador, este caso refleja una falla profunda en la gestión del Estado y en su compromiso con los derechos de la infancia.

“Chile no necesita más discursos vacíos. Necesita voluntad política, rendición de cuentas y un compromiso real. Cuando un país no es capaz de entregar a tiempo un cuaderno o un lápiz, no solo falla en la gestión: fracasa en su obligación más básica y urgente”, concluyó.

 

 

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