De manzanares centenarios de la Región de Los Ríos: fina sidra Punta de Fierro se abre al mercado magallánico

Carlos Flores, arquitecto magallánico, se fue a vivir a la Región de Los Ríos hace varios años para volver con un producto nuevo, fruto de hallazgos, ideas y socios hechos en el camino. Se trata de la sidra fina Punta de Fierro, producto que es elaborado en las parcelas a orillas del río Cayumapu, utilizando las lluvias y buscando preservar los manzanares de más de 130 años cuyas cosechas dotan de sabor y patrimonio al bebestible. En Punta Arenas, realizó una degustación de sus tres variedades, donde combina las distintas variedades de manzanas para sus recetas.

“Compré un campo que tenía unos manzanos antiguos y decidí hacer sidra porque era el recuerdo que tenía de la sidra acá en Magallanes, en las festividades, asociada al cordero, fin de año y celebración”, relata Flores sobre sus inicios. Se asoció con Eli Shanks, un estadounidense con vasta experiencia en la elaboración de la sidra, quien se mostró interesado en el proyecto por las características únicas de las manzanas.

“Estas manzanas no existen en ninguna parte del mundo, sólo en Chile y tienen un ecotipo único. Son rastreables hasta Kazajistán, pero hace 400 años llegaron, se quedaron y por el clima, suelo, se adaptaron y crearon una manzana única para hacer chicha o sidra”, comenta Flores, desde el restaurante Aima donde realizó su cata de sidras. “Tienen azúcares complejos, taninos, duras, que te sirven para hacer una sidra gastronómica como la que nosotros hacemos”.

A medida fue avanzando la producción y el volumen, se asoció con otras quintas del sector, administradas por mujeres campesinas. “Hoy trabajamos con nueve quinteras mujeres, más nuestra quinta, para desarrollar tres tipos de sidra gastronómicas finas, sin aditivos, de fermentaciones prolongadas, maduración de un año y medio a dos o tres años en barriles de acero inoxidable”.

Tres botellas

Las tres sidras que trajo llevan nombres de manzanas del lugar: Candelaria, Puchacay y Punta de Fierro, que da el nombre a la marca. “Las sidras son diferentes porque se utilizan para diferentes momentos de la comida”, explica Flores. 

Punta de Fierro no es gasificada, lleva mucho cuerpo y es ideal para postres o platos pesados, siendo más simil a un vino blanco. Puchacay, definida como una sidra compleja y más seca, es gasificada y sirve para platos de fondo. Y la Candelaria es la sidra liviana, de 4,5º de alcohol, que sirve para coctelería, picoteos o aperitivos.