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“Me salvó la vida”: paciente se reencuentra con su doctor 20 años después de vencer el cáncer

Domingo 17 de Agosto del 2025

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A José Díaz Bórquez, de 96 años, sus amigos lo apodaron “Rambo” por todas las veces que ha esquivado un destino fatal. Salvó de, al menos, dos accidentes vehiculares mortales prácticamente ileso: volcando camino a Río Rubens y otra vez cayendo por el puente Chabunco. Nadie lo podía creer. Sin embargo, su mayor hazaña fue vencer al cáncer, sobreviviendo a una operación y su respectiva recuperación hace más de 20 años. Hoy, décadas después de enfrentar la enfermedad, recuerda al doctor que lo operó, con quien se pudo reunir y agradecerle por los años de vida que sigue disfrutando.

“Dios me ha dado un ángel que tengo en mi cuerpo”, dice con voz fuerte José Díaz, mientras recuerda los fatídicos accidentes de los que se salvó. Él trabajó décadas en Salfa, manejando camiones hasta su jubilación y luego continuó en el rubro. Hace 21 años se estaba tratando por una gastritis y, en medio de los exámenes, un joven Claudio Urrea encontró una malformación en su estómago, que, como especialista, identificó claramente. 

Enedina Barría, esposa por más de 50 años de José Díaz, recuerda: “Yo lo que le veo a don José -dijo- es un cáncer. Y esperemos que no esté ramificado y ver si hay posibilidad de operar”

Hoy, José Díaz mantiene una vida activa e independiente, pero Enedina le ayuda como interlocutora, dado algunos problemas de audición que padece.

Frutillas en el estómago

Entonces, los exámenes se realizaron con bastante celeridad y, en menos de dos semanas, Urrea ya pudo estimar que había posibilidad de operar. Por aquellos años, la vía quirúrgica era la única alternativa a un cáncer de ese tipo. “Yo no quería operarme. Me salía mucha plata y yo, un obrero, para juntar platita tenía que trabajar y quería comprarme un camioncito. Tenía más de 5 millones de pesos ahorrados y me daba lástima gastarlo. Entonces mi señora me dijo: ‘Guarda tu plata y lo voy a poner en tu ataúd porque no vas a poder trabajar con esto que tienes’”, indica José. 

El recuerda como si fuera ayer todo este proceso. “Yo, cuando iba a la radiografía, veía de reojo, lleno como de frutillas mi estómago. Pero solo en el estómago, para el resto de mi cuerpo todavía no se desparramaba”, cuenta José. Su doctor fue claro con las posibilidades, que era un 50 y 50, pero se decidieron a hacerlo. “El doctor Urrea, que Dios lo tenga bien cuidado, por él estoy hablando acá con usted”.

Entró a pabellón no sin antes despedirse de Enedina: “Le dije: ‘Bueno, chao, viejita, nos vamos a ver’. Entré a la puerta, me pusieron un sedante y no sé más hasta que volví de la anestesia”, recuerda José. “Estuve en la clínica recuperándome y el doctor pasaba a la 1 o 2 de la mañana a verme. Le tengo un gran aprecio, igual que fuera parte de mi vida o mi familia. Iba con sus hijos a esa hora”.

Esta experiencia lo marcó y ahora a sus 96 años agradece y disfruta cada día de vida. “Cuando llegué con mi señora no podía hablar, porque era puro llorar, como lo hago ahora, porque yo soy muy sentimental. Entonces, como me salvé de esa parte, trato de vivir. Tengo 96 años y me aferro. Me levanto a las 9 de la mañana, me acuesto a las 12 de la noche. Hago todas mis cosas, le ayudo a mi señora, me voy para el centro solo”.

José explicó, en sus palabras, algunos detalles de la operación. “Me sacaron el estómago y como que me lo soldaron con el intestino. Entonces el intestino delgado, con el tiempo, se fue estirando. Ahora soy como artificial”, cuenta con humor. “Cuando le sacaron el estómago, bajó 12 kilos después y ahí no recuperó peso y quedó flaco”, complementó su esposa Enedina.

El lazo de una operación

A 21 años de haber operado a José Díaz, Claudio Urrea recuerda a su paciente y revisitó el caso tanto a nivel clínico, como posteriormente visitándolo en su casa. “Estábamos en el hospital antiguo, en Angamos. Allá no teníamos ni quimioterapia ni radioterapia. El tratamiento de cáncer gástrico en esa época era eminentemente quirúrgico, porque no teníamos otros tratamientos complementarios”, explica el especialista.

Actualmente, se opera a un 50% de los pacientes diagnosticados con cáncer gástrico al año, según explica. “La mitad que no se opera es porque ya está con metástasis, fuera del alcance quirúrgico. Ese paciente, a lo más, es para una radioterapia paliativa. Al año, tenemos la oportunidad de llevar a unos 20 pacientes a pabellón para operar”, sostiene.

Urrea supo nuevamente de su paciente y lo visitó en su casa, generando un emotivo espacio de reencuentro, donde los agradecimientos deshicieron las palabras y se fundieron en un abrazo. “Se creó una linda atmósfera que, para mí ahora, son un hermoso recuerdo”, agregó.

Los avances y
el futuro en medicina

El doctor Urrea ha participado de tres congresos internacionales, por lo que considera estar actualizado en cuanto al futuro del tratamiento en cáncer gástrico. Una de las soluciones para el futuro es pesquisar la enfermedad a través de una biopsia líquida, es decir, una muestra de sangre. “El estudio se hizo en los países asiáticos y validó que, a través de una muestra de sangre, puedes diagnosticar un paciente que tiene cáncer gástrico. El problema es que todavía no ha entrado a la parte clínica, está comprobado en fase de investigación. En unos años más, vamos a poder pesquisar cánceres, no solamente gástricos, sino también de colón y otros tipos, mediante una muestra de sangre, a través de los que se llaman biomarcadores”.

Respecto de este último punto, indica que en Cadi Umag está en desarrollo un estudio de biomarcadores, aunque en una etapa preclínica. “Es una forma no invasiva para diagnosticar el cáncer, pero todavía no ha tenido una aplicación clínica. Pienso que este va a ser el futuro auspicioso que vamos a tener”, complementa Urrea.

A diferencia de la cirugía que realizó a José, que fue una cirugía abierta “haciéndole un tajito en la guatita”, hoy existen nuevos avances. Se pasó a la intervención laparoscópica, “cuando empezamos a operar con una imagen en la pantalla”. Pero ahora surgió un nuevo avance, que es la cirugía robótica.

“A nivel regional, hay un proyecto que está liderando el doctor Altamirano para que el Hospital Clínico tenga un robot, que no solamente es para cirugía digestiva. Es un proyecto que está en formulación, pero está en primeras etapas de licitación. Eso va a ser un gran adelanto para la cirugía y el tratamiento quirúrgico”, finaliza Urrea.

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