“Voces de Papel”: alumnos de Punta Arenas y Alto Hospicio se convierten en amigos por carta
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Más de 300 estudiantes de Iquique y Magallanes participan en esta iniciativa de comunicación que, a través de la escritura a mano, busca fortalecer la expresión y unir realidades territoriales tan distintas como el desierto nortino y el clima austral de nuestro país.
Por Silvia Leiva Elgueta
Una experiencia distinta, que rescató tradiciones como los amigos por correspondencia y el viejo arte de la escritura de cartas, vivieron los alumnos de tercero y cuarto básico del Liceo Juan Bautista Contardi, de Punta Arenas, Región de Magallanes, quienes en medio de la jornada escolar recibieron cartas enviadas desde el Colegio Macaya, de Alto Hospicio, provincia de Iquique, Región de Tarapacá, como parte del proyecto del Ministerio de Educación denominado “Voces de Papel: uniendo al norte árido y el sur lluvioso a través de la correspondencia estudiantil”.
La actividad tuvo un invitado especial: el cartero de Correos de Chile, Raúl Alarcón, quien interrumpió su rutina para llegar hasta las salas de clases del colegio de calle Otto Maggens y repartir los sobres uno por uno. Para muchos estudiantes fue la primera vez que recibieron correspondencia en papel dirigida a su nombre, lo que despertó una mezcla de sorpresa y alegría. Así los estudiantes aprendieron de Correos de Chile y de los carteros.
Mateo Avilés, alumno de tercero B, abrió su sobre con entusiasmo: “Me gustó que nos mandaran cartas y me contaran cómo se llamaba su profesora, que jugaban con sus amigos, y cómo era el lugar donde ellos viven. Ellos son de Chile igual y lo distinto es que están en el norte, allá hace calor. Todavía no he escrito la mía, pero mañana la tía dijo que lo íbamos a hacer. Yo les voy a contar cosas de mí, de mi deporte favorito”.
Su compañera, Isidora Gallardo Pérez, de tercero A, coincidió en lo emocionante de la jornada: “Fue emocionante porque además entregaron fotos de cómo era Iquique. Ellos nos contaban de su profesor, de qué les gustaba hacer y también nos preguntaban cosas. Yo ya escribí mi carta, les conté cuál era mi color favorito y mi comida favorita. Nunca había escrito una carta antes, esta fue la primera vez”.
En tanto, Sofía Saldías, alumna de tercero B, dijo que “fue muy novedoso y lindo comunicarnos con niños de otra parte de Chile, del norte, y yo en mi carta les conté que tengo amigos y amigas, que hago deporte, que me gusta el dibujo y que voy a la Casa Azul del Arte, que tengo tres mascotas perritas y también que mi ciudad Punta Arenas está mas o menos cerca de la Antártica”.
Los estudiantes magallánicos explican que no conocen Iquique, y que aunque está lejos de Punta Arenas, sus cartas llegarán a su destino porque las llevará Correos de Chile.
Voces del norte árido
En el norte de Chile, el entusiasmo también fue grande. El profesor de Lenguaje Marian Arturo Castillo Palominos, docente del Colegio Macaya, recordó cómo nació la idea: “Con mi colega Mauricio Arancibia siempre comentábamos que los niños necesitaban conocer otras realidades. Como acá nunca llueve, queríamos que supieran cómo era la vida de otros niños en el extremo sur, con frío, nieve y días mucho más cortos. Así surgió el contacto con Punta Arenas y empezamos a trabajar en la escritura de cartas”.
El profesor del Colegio Macaya explicó que al inicio los niños no comprendían del todo lo que significaba mandar una carta: “Ellos viven conectados a WhatsApp, todo es inmediato. Les costaba imaginar que uno escribía algo, lo metía en un sobre y días después lo leía otra persona a miles de kilómetros. Les enseñamos lo que era un remitente, un destinatario, un timbre, y lo que representaba la labor del cartero. Descubrieron que existía un medio de comunicación mucho más lento, pero cargado de emoción”.
Las primeras cartas enviadas desde norte del país incluyeron dibujos de lugares históricos de Iquique, fotos familiares y hasta trozos de chumbeque, un dulce típico de la zona. Los niños prepararon cuidadosamente cada sobre, decorándolos con colores y mensajes personalizados. “Cuando fuimos juntos a dejarlas al correo, los estudiantes estaban felices, porque sentían que lo que habían escrito iba a viajar hasta la última región del continente. Ver el mapa y ubicar a Punta Arenas les impresionó mucho. Para ellos era un lugar lejano, casi imaginario”, relató el docente.
El sur lluvioso
En Punta Arenas, la jefa de UTP de enseñanza básica del Liceo Contardi, Moira Aicón González, valoró la iniciativa no sólo por su carga emotiva, sino también por el aprendizaje que conlleva. “Los niños no escribieron por cumplir, sino porque querían contar quiénes son, cómo es su vida y qué los hace distintos. Escribir para alguien que realmente espera tu carta hace toda la diferencia”, dijo.
La profesora comentó que los niños hablaban todo el fin de semana de la carta, que mostraban orgullosos, las fotos que recibieron y que empezaron a preguntar cómo era Iquique, qué era el chumbeque o por qué no nevaba allá. “Eso es lo bonito: no sólo escriben, sino que también amplían su mirada del país”.
El intercambio epistolar continuará en las próximas semanas, cuando los escolares magallánicos respondan con nuevas cartas. Esta vez, además de dibujos y fotografías, preparan mermeladas de calafate y fotos de Magallanes, con el propósito de compartir un pedacito de su identidad austral con sus nuevos amigos del norte.
“Lo que más me emociona es que los niños descubren que, pese a la distancia y a las diferencias, tienen mucho en común: les gusta jugar, tienen sus colores favoritos, aman a sus familias. Una carta escrita a mano puede tender un puente de amistad más fuerte que cualquier chat”, comentan los docentes.
Así, a través de lápiz, papel y sobres timbrados, el norte árido y el sur lluvioso de Chile se encuentran en las aulas, recordando que, incluso en tiempos de pantallas y mensajes instantáneos, la magia de recibir una carta sigue intacta.




