“Palestino. Un club único en el mundo” Nicolás Vidal (ilustraciones de Tite Calvo)
Pensemos en dos figuras nacionales: el Padre Raúl Hasbún, reconocido defensor de la dictadura cívico militar (1973-1990) y el dirigente comunista Daniel Jadue. Nada más lejos el uno del otro, pero hay algo que los une; su ascendencia palestina con todas sus implicancias, entre éstas la pasión por el Club Deportivo Palestino (o, simplemente Palestino).
Siempre nos llamó la atención este club, ello desde nuestra más lejana infancia; quizá por su colorida camiseta, que nuestro querido club Fitz Roy usó en sus inicios. Hemos intentado infructuosamente averiguar como llegaron esas camisetas hasta la legendaria cancha de la Asociación de Fútbol del Barrio Sur en el Parque María Behety. La otra razón podría ser que un magallánico, nuestro amigo Antonio “Toto” Rispoli jugó por Palestino en la década de 1960. Incluso recuerdo que había unos chicles que venían con una lámina de cartón con las fotos de los jugadores de fútbol profesional, y entre las que yo tenía estaba la de “Toto”.
Con todo ello, teníamos pendiente hacía tiempo dedicar una crónica al llamado “Cuadro de Colonia”, uno de los tres que tenemos en el país junto a Unión Española y Audax Italiano; entre ellos animan los tres “Clásicos de Colina” de nuestro famélico fútbol profesional.
Pensamos también en cual sería el jugador símbolo o más representativo en la historia del club, algo así como el Leonel de la “U” o el Caszely de Colo Colo y -en esos afanes y con la cuestión ya resuelta- llamé a quienes saben de estas cosas: Vladimiro Mimica y “Toto” Rispoli, así como para confirmar mi opción. Vladimiro titubeó: “Fabbiani podría ser, o…”; “No, Roberto Coll, El Muñeco” le respondí en un arranque, “tienes razón, El Muñeco, si El Muñeco Coll”. “Toto” Rispoli no dudó ni un instante: “El Muñeco Coll” y me contó que jugó junto a él, que fue una suerte de padrino cuando llegó a la capital, un amigo extraordinario. No es el tema de esta crónica, pero ya que lo hemos mencionado señalemos que, al hablar de “El Muñeco Coll” nos referimos a Roberto Emilio Coll Marengo (Buenos Aires, Argentina, 1925 – 2013). Se inició en River Plate de Argentina en 1943 y fue suplente en esa legendaria delantera conocida como “La Máquina”: Muñoz, Pedernera, Labruna, Losteau y Moreno. Sólo en 1949 fue titular cuando Moreno fichó en Universidad Católica. En 1950 Coll juega en Deportivo Cali de Colombia y en 1953 llega a Palestino, donde se retira en 1968, fue pieza vital del campeonato nacional obtenido por el club de colonia en 1955. Su hermano menor Óscar, formado también en River Plate jugó en Universidad de Chile entre 1962 y 1966 (en el “Ballet Azul”) y en Deportes Concepción en 1967 y 1968.
En todo esto estábamos cuando nos encontramos con el libro de Nicolás Vidal que va más allá de lo meramente deportivo y así lo anticipa la contratapa: “Si algo significa ser de Palestino, es que su hinchada, por las condiciones geopolíticas impuestas, supera los límites geográficos cuando se trata de alentar al equipo de sus amores. Porque Palestino es un club único en el mundo. Un equipo que representa la causa de todo un pueblo”.
Este libro nos adentra en las razones por las cuales un grupo de palestinos decide fundar un club de fútbol aquí a más de 13 mil kilómetros de patria, quizás fue la necesidad de integrarse a su nueva residencia.
Fue fundado en 1920, ha sido campeón de primera división en dos oportunidades (1955 y 1978) de segunda división en 1952 y 1972 y ha ganado la Copa Chile en 1975, 1977 y 2018. Por sus filas han pasado grandes figuras, incluidos muchos jugadores de ascendencia palestina.
Históricamente jugó en los estadios Independencia y Santa Laura, hasta que, en 1989 el club en búsqueda de un estadio llegó a la comuna de La Cisterna, cuya cancha había sido rechazada por Universidad de Chile. Luego de conversaciones con el alcalde designado de la época, el ahora senador Iván Moreira, firmaron un comodato por cincuenta años, que debió renovarse cuando el club se transformó en Sociedad Anónima.
El libro que hoy reseñamos nos muestra a Palestino, más allá de las canchas, como la representación de un pueblo, de una causa que sale de las fronteras de nuestro país. Vidal nos ilustra el contexto social y político en el cual se desarrolla el club y la repercusión internacional de éste. Nos refresca hitos como el de la camiseta con el territorio original de Palestina, que fuera prohibida por la ANFP o la salida a la cancha de los jugadores después del último acecho a Gaza, en la cual recordaron a los niños muertos.
En suma, un buen texto para conocer al “Tino, Tino, Palestino”.
“PALESTINO. UN CLUB ÚNICO EN EL MUNDO”, Nicolás Vidal (ilustraciones de Tite Calvo). 1ª edición, Editorial Fondo de Cultura Económica, Colección Vientos del Pueblo. Santiago, Chile, 2024, 49 págs.
Fuente de apoyo:
https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/02/04/abu-moreira/




