Número desconocido: Un escándalo de ciberacoso escolar
Por Guillermo Muñoz Mieres,
periodista
Estados Unidos, 2025
Directora: Skye Borgman
Disponible en Netflix
Este documental fue estrenado por Netflix a fines de agosto y, en un primer momento, pareciera que va a abordar un caso trivial sobre adolescentes en las redes sociales. Y, de cierta forma, lo es. Por eso contará lo ocurrido en algún lugar de Estados Unidos, en un pequeño pueblo de cuyo nombre quizás sea difícil acordarse, pero el nombre Beal fue noticia, y con eso basta y sobra para ser historia.
Y es la historia de Lauryn y Owen, pololos adolescentes del pueblo que comienzan a recibir extraños mensajes de un número desconocido, que les habla de infidelidades, los insulta y arruina la ilusión inocente de ser la pareja perfecta. Cada texto es como un misil teledirigido que produce daños colaterales, acaba con las confianzas, levanta sospechas y, lo más inquietante, hace sentir la angustia de que alguien —al parecer alguien que sabe demasiado— siempre los está observando.
Quienes hablan son los propios Lauryn y Owen, en planos separados, sus amistades, padres, autoridades del colegio, el sheriff del pueblo y un discreto agente del FBI. Y como ocurre en una tendencia actual de este tipo de documentales, en sus testimonios no hay espacio para un narrador en off, porque el drama se cuenta solo.
Entonces, el documental los hace posar para la cámara, caminar por los pasillos escolares, usar el celular, y los muestra en imágenes de archivo, mientras un versátil y preciso montaje reconstruye los momentos y la cronología de los hechos.
Detrás de todo se encuentra la directora Skye Borgman, quien cuenta con una filmografía que indaga y retrata de forma particular casos vinculados al mundo del crimen, dejando en evidencia su oficio como realizadora, ya que mantiene el ritmo, la intriga y la sorpresa, difuminando las fronteras que existen entre el documental y la ficción. Para ello, utiliza los códigos del thriller y del drama adolescente, ya sea en la voz distorsionada que lee los textos del acoso o en la recreación visual del universo escolar.
En los dos tercios del documental, la pantalla imprime en diferentes tamaños los textos reales que fueron enviados durante casi dos años. Este recurso recuerda y aclara que el material no solo es una reflexión sobre el ciberacoso, sino también sobre el impacto del celular en nuestras vidas.
Por eso, en su prólogo, los testimonios de los adolescentes involucrados hablan de sus primeros teléfonos celulares, y Owen llega a decir, a modo de conclusión adelantada, que tener uno fue lo peor que pudo haberle pasado.
“Número desconocido: Un escándalo de ciberacoso escolar” atrapa en su relato a medida que avanza. Y, aunque se impregna del formato que Netflix ha impuesto a sus producciones documentales, es una obra que logra explorar las oscuridades de la tecnología y las redes sociales.
Y para descubrir y llegar a esta conclusión, es recomendable —antes de ver el documental— no “googlear” el caso ni el nombre del pueblo Beal. De esta forma, mientras avanza el relato, se va entendiendo que en todas partes se “cuecen habas”, y que ni los pueblos chicos se salvan de mostrarnos su propio y pequeño infierno.




