Continuidad y control en la salud municipal

El caso de miles de funcionarios públicos y profesionales que viajaron fuera del país mientras tenían licencias médicas sigue dando de qué hablar, más allá que han sido pocas las entidades que siguieron las instrucciones emanadas desde el Ejecutivo respecto de iniciar sumarios en forma inmediata y resolver las situaciones al más corto plazo posible.

Desde el ámbito de la salud, comenzó a generar preocupación el despido de médicos y especialistas por el impacto que aquello podría tener en las atenciones diarias y los servicios prestados en hospitales públicos y en consultorios ligados, principalmente, al sistema municipal.

Por ello, a nivel regional, cabe valorar el reciente pronunciamiento de la Corporación Municipal de Punta Arenas (Cormupa) respecto a las desvinculaciones en su red de salud y la reposición inmediata de los cargos médicos, buscando con esto transmitir una señal de tranquilidad a la comunidad. Según su jefatura (s), los reemplazos se realizaron “desde el primer día”, asegurando que no ha existido suspensión de atenciones ni disminución de horas médicas.

En un escenario de cuestionamientos y sumarios por licencias médicas irregulares, este manejo es clave: el desafío no sólo consiste en aplicar las sanciones correspondientes, sino en mantener la estabilidad de los servicios esenciales. La planificación descrita por la Cormupa -que incluye monitoreo diario, redistribución interna de personal y reposición de cargos críticos- responde al deber de garantizar continuidad en la atención primaria, pilar de la salud pública comunal.

Sin embargo, el caso también expone una tensión estructural. Las medidas disciplinarias dictadas por entes superiores, como la Contraloría, pueden tener impactos inmediatos sobre equipos consolidados, afectando vínculos de confianza entre profesionales y usuarios. La población tiende a identificar su salud con rostros concretos, que son médicos, enfermeras o psicólogos que los acompañan durante años. Por eso, más allá del cumplimiento administrativo, se requiere sensibilidad institucional para gestionar los cambios sin perder humanidad en el trato.

El esfuerzo de la Cormupa por evitar interrupciones es valorable, pero no debe quedar sólo en la reacción ante una crisis. Este episodio debiera impulsar una revisión más profunda del sistema de control interno, de los protocolos sobre licencias médicas y de los mecanismos de reemplazo. La salud municipal necesita no sólo continuidad operativa, sino transparencia, rigor y empatía.

En tiempos en que la confianza en las instituciones locales se pone a prueba, la mejor respuesta no es el silencio ni la improvisación, sino una gestión que combine eficiencia con sentido público.