“María Luisa”. (Sobre la vida de María Luisa Bombal). Ágata Gligo
Respecto de “La amortajada” (novela, 1938), el gran Jorge Luis Borges (1899–1986) señaló: “Libro de triste magia, deliberadamente suranée, libro de oculta organización eficaz, libro que no olvidará nuestra América” (Revista Sur, Buenos Aires, Año VIII, N° 47, agosto de 1938).
Autora de “La amortajada” es María Luisa Bombal (1910–1980), a quien se le negó en Chile (tal cual: se le negó) el Premio Nacional de Literatura entre 1974 y 1980; igual cosa le sucedió a Borges —en distintas épocas— con el Premio Nobel. “El pago de Chile”, escribiría en su oportunidad el crítico literario José Miguel Ibáñez Langlois (Ignacio Valente).
María Luisa Bombal Anthes nació en Viña del Mar (una ciudad que nunca olvidará) el 8 de junio de 1910, en el seno de una familia “acomodada” y tradicional (la meta para las hijas es el matrimonio). Fue una niña precoz en cuanto a lecturas (Andersen, los Hermanos Grimm) y, a los ocho años de edad, escribe su primer poema. Estudió en La Sorbonne, en París; en Chile se integró al grupo de Pablo Neruda. Entre 1933 y 1941 vive en Buenos Aires, se relaciona con lo más granado de la intelectualidad porteña y publica prácticamente la totalidad de su breve obra, como “La última niebla” (1935) y “La amortajada” (1938), considerada precursora del “Boom Latinoamericano”. Debemos destacar que ambas novelas son “obras maestras” y que las escribió a los 25 y 28 años de edad, respectivamente. Reside en Nueva York entre 1941 y 1971; allí se casa y tiene a su única hija. Regresa a Buenos Aires, donde permanece hasta 1974, y vuelve a Chile; murió en una sala del Hospital El Salvador el 6 de mayo de 1980. El crítico literario Luis Sánchez Latorre, “Filebo”, había pedido adelantar la sesión de discernimiento del Premio Nacional de Literatura cuando la salud de la Bombal empeoraba; su pedido no fue atendido por las autoridades de la época.
En el presente texto, que data de 1984, la escritora magallánica Ágata Gligo Viel (1936–1997) va más allá de una simple biografía de María Luisa Bombal: es una profunda investigación de la relación entre la vida y obra de nuestra “Novelista mayor”, al decir del escritor Martín Cerda en el brillante prólogo. Cerda discurre acerca de la relación vida–obra de un autor y sobre la socorrida costumbre de tratar de explicar o conocer la obra a partir de la vida de este autor, y propone el camino inverso: empezar por la obra y llegar a la biografía, y es ese el derrotero que elige la autora de “María Luisa”.
Ágata Gligo logra un acabadísimo retrato de María Luisa Bombal; no elude aquellos temas delicados, como un intento de suicidio y otro de asesinato de un amor no correspondido; lo hace con datos precisos y con el debido cuidado que merecen estos temas, como el alcoholismo que la llevó a la muerte. La describe como una mujer que buscó sin pausa el amor, pero el amor con cierta formalidad: el matrimonio, a secas. Sin embargo, en ello la suerte le fue esquiva, al contrario de la amistad, plano en el cual se desenvolvía con soltura.
Destaca también esa postura insobornable en lo suyo: “lo único que sé hacer es escribir”, resalta Gligo entre los dichos de la Bombal, que, no obstante haber producido hasta guiones cinematográficos para mantenerse, siempre apeló a la escritura “desde dentro”. Gligo demuestra un sólido conocimiento de la obra de María Luisa Bombal, y ello le permite relacionar pasajes de su obra con episodios de su vida, incluso atribuyéndoles un carácter premonitorio.
“María Luisa” es un riguroso trabajo de investigación, para el cual Ágata Gligo revisó documentación diversa y realizó treinta y nueve entrevistas, citando la fuente de cada información. La obra obtuvo el Premio Municipal de Santiago en 1985, el Premio Academia de la Academia Chilena de la Lengua y el Premio María Luisa Bombal 1984 (Viña del Mar).
En el epílogo, la autora cita al crítico Ignacio Valente: “A María Luisa Bombal no se le mezquinará lo único que este país asegura a sus escritores: las honras póstumas, los discursos fúnebres, los actos conmemorativos. Se la llamará, y con razón, la voz más femenina de la literatura nacional…”.
Gligo cierra el libro con la siguiente reflexión: “A la voz de Ignacio Valente se sumaron muchas; la mayoría sinceras. Se desató una verdadera polémica nacional. Durante algún tiempo el tema fue obligado en diarios y revistas, y la Municipalidad de Viña del Mar instituyó el Premio de Literatura María Luisa Bombal. También se bautizaron con su nombre una plaza y un liceo de la comuna de Las Condes, en Santiago. Pero no vale la pena recopilar esos datos: María Luisa está muerta”.
Ágata Gligo nació en 1936 en Punta Arenas. Abogada de profesión, fue una gran escritora y crítica literaria, con sólo tres libros publicados: “María Luisa”, “Mi pobre tercer deseo” y “Diario de una pasajera”. Murió en Santiago en 1997.
“María Luisa”, Ágata Gligo. 1ª edición, Editorial Andrés Bello. Santiago, Chile, 1984, 180 págs.




