Carlos Vega Delgado fue despedido como “un maestro de la vida”
- “Fuiste un hombre extraordinario, que nos enseñó el valor del conocimiento, el amor de padre y el sentido de la vida en este interminable círculo recolector de la cultura y las letras que nos dejas como legado”, destacó uno de sus hijos, Alejandro Vega, también periodista.
Varias fueron las personas que tomaron la palabra en el Cementerio Municipal Sara Braun para despedir en la tarde de este miércoles al “maestro del periodismo” y al “maestro de la vida”, como lo tildaron amigos y discípulos.
El periodista, investigador y escritor magallánico Carlos Vega Delgado, falleció este lunes 24 de noviembre a los 74 años de edad.
Entre los reconocimientos que recibió en vida, el año 2017 fue galardonado por el Consejo Regional de la Cultura y las Artes, como “retribución al aporte que el periodista ha realizado, desde la literatura y trabajo de investigación, a la historia y cultura de la Región de Magallanes”.
“Muchas gracias y creo que es bueno que los reconocimientos se hagan en vida. Eso, nada más”, señaló emocionado y agradecido en esa oportunidad el autor de “Sombras de Fuego-Patagonia”; “La Masacre en la Federación Obrera de Magallanes”, “La primera gran huelga Natalina”, “Archivo sonoro digital de Patagonia y Tierra del Fuego” y “Vejámenes inferidos a indígenas de Tierra del Fuego”, entre otros títulos.
Pero la obra literaria de Carlos Vega se extendió a diversos géneros: desde novelas como “La leyenda de Pascualini” (1993) hasta crónicas como “El crimen del Cerro de la Cruz” (1994), pasando por cuentos, testimonios y ensayos históricos. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Cuando el cielo se oscurece. (Samán arkachoé). Historia de vida, testimonio alacalufe de Alberto Achacaz Walakial” (1995), “La masacre en la Federación Obrera de Magallanes. El movimiento obrero patagónico-fueguino hasta 1920” (1996), y la coautoría de obras como “El juicio de Cambiazo” (2004) y “Vejámenes inferidos a indígenas de Tierra del Fuego”, tomos II y III (2002 y 2013).
En 2019 la entonces directiva regional del Colegio de Periodista le confirió el “Premio Antonio Pigafetta”, “en reconocimiento a su trayectoria profesional, su labor como periodista investigador y su publicación de libros, especialmente sobre la etnia originaria”.
Y en julio de este año el Colegio de Periodistas lo volvió a premiar y a reconocer su extenso trabajo periodístico y literario en Magallanes.
Trabajó en la desaparecida radioemisora La Voz del Sur y en los diarios La Prensa Austral y El Magallanes.
A fines de los años 80 abrió la imprenta y editorial Atelí, instancia a través de la cual difusión del patrimonio regional. Legado al que hay que sumar la creación de la Revista Impactos, considerada como una de las publicaciones de investigación patrimonial histórica más relevantes que, entre los años 1989 y 2003, publicó 120 números.
Ultimo adiós
Este miércoles, en el Cementerio Municipal, se le tributó un sentido homenaje y despedida.
Entre los que lo despidieron, habló el dirigente del Partido Comunista, Francisco Alarcón Navarro, quien recordó a Vega como “un hombre consecuente, que supo de las necesidades y dolores de nuestro pueblo. Y que asumió un papel relevante en un periodo histórico que vivimos en la Unidad Popular. Fue un periodista destacado, que con la agudeza de su pluma supo expresar momentos tan graves como lo fue el exterminio de los pueblos aborígenes, la masacre a la Federación Obrera. Esa historia, que se animó a escribir, contribuye hasta los días de hoy”. Y, remató: “Carlos Vega es uno de los muertos que nunca muere”.
El escritor Pavel Oyarzún dijo que la figura de Carlos irá creciendo en el tiempo, sobre todo por su valor. Por su parte, el poeta Christian Formoso, Lo tildó como un “maestro de la vida”, que enseñó a Magallanes a mirarse y a entenderse.
Víctor Hernández, por la Sociedad de Escritores de Magallanes, puso el énfasis en que la casa de Vega siempre estuvo abierta para todos, “no sólo para la gente que pensara como él. Incluso compartía con gente de derecha porque le encantaba eso. Era un gran provocador intelectual. Le gustaba discrepar con la gente. La sabiduría consiste en meditar y aprender no en ser un poliaprendedor solía decir él”.
Mencionó que ahora hay una nueva lectura sobre los pueblos originarios, a partir del trabajo señero que emprendió Carlos, a través de Atelí y las investigaciones de la Revista Impacto. “Lo importante es que tus libros se sigan leyendo”.
También lo despidió el seremi de Educación Valentín Aguilera, expresando que “fue la voz del pueblo en momentos luminosos. Sufrió la persecución de la dictadura civil-militar pero a pesar de ello se preocupó de darle voz a sujetos y actores que a la fecha la historia no había reconocido, como los trabajadoras, trabajadores y los pueblos originarios”
Cerró la serie de intervenciones, uno de sus hijos, Alejandro, quien expresó que “para nosotros fuiste un hombre extraordinario, que nos enseñó el valor del conocimiento, el amor de padre y el sentido de la vida en este interminable círculo recolector de la cultura y las letras que nos dejas como legado”. Sus restos serán cremados.
Desde Canadá recuerda a Carlos Vega
Señor Director:
Recibí la triste noticia por Facebook. El periodista Carlos Vega Delgado, falleció en su ciudad natal a la edad de 74 años.
Carlos, llamado El “Mechón Vega” en la universidad y Escuela de Periodismo de la U. de Concepción, era una persona popular y conocida en el barrio universitario, en ese entonces no más de cinco mil alumnos.
Yo, a punto de recibirme de periodismo, lo recibí en mi cuarto del hogar central de esa universidad. Al principio me trataba con respeto, pero poco a poco nos unió una profunda amistad.
El “Mechón” tocaba guitarra y cantaba canciones de Manzanero, embelezando a las niñas de los hogares femeninos. Tenía arrastre, sumado a una vida bohemia, herencia quizás del periodismo antiguo, de trasnochadas en bares, recordando anécdotas del oficio.
Me fui como profesor de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad del Norte de Antofagasta y lo perdí de vista.
El “Mechón” regresó a Punta Arenas y comenzó a laborar en diversos medios. Además, motivado por su accionar intelectual, se dedicó a estudiar las etnias aborígenes de la Patagonia y el movimiento obrero magallánico.
En dos oportunidades nos reunimos en Punta Arenas. Una vez en un café, donde me contó de sus trabajos antropológicos.
La segunda vez en su casa. Ya había dejado de fumar.
Carlos fue un hombre de múltiples actividades. Artista a sus horas, escritor, periodista y en momentos difíciles parrillero en eventos sociales.
Caminó siempre en línea recta, fiel a sus ideales sociales, sin abandonar sus principios de querer una sociedad mas justa.
Te recuerdo “Mechón Vega” con una frase que Don Quijote dijo a su fiel escudero: cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopia, sino justicia.
Descansa en paz.
Jaime Quezada, Quebec Canadá




