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Exdiputado y exconvencional por Magallanes

Rodrigo Álvarez: “Voy a estar disponible para colaborar con el eventual gobierno de Kast”

Domingo 7 de Diciembre del 2025

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  • El abogado analiza el rumbo de la derecha, defiende su apoyo temprano a Kast y aborda los desafíos de su eventual administración, desde la unidad interna hasta la respuesta a las expectativas.

 

Tomás Ferrada
Corresponsal en Santiago

 

En las oficinas de su estudio jurídico en la capital, Rodrigo Álvarez —exdiputado por Magallanes, exconvencional constituyente y figura señera de la derecha regional— conversó con El Magallanes sobre su rol en la campaña presidencial de cara a la segunda vuelta. “Voto por Kast y colaboro en el comando, especialmente en las materias económicas”, aclara.

Pese a su cercanía con la UDI y Chile Vamos, Álvarez apoyó a Kast desde antes de la primera vuelta, descartando votar por quien fuera su compañera de militancia en algún momento, Evelyn Matthei. “Yo creía que lo más importante políticamente en el país era derrotar las ideas que nos gobiernan. Derrotar a la izquierda gobernante”. Bajo esa lógica evaluó dos criterios: quién tenía mayor opción de ganar y quién poseía —a su juicio— un mejor diagnóstico para enfrentar los próximos años. “Decidí que esa persona, después de haber tenido un periodo de reflexión, era José Antonio Kast”.

El abogado, que además fue presidente de la Cámara de Diputados y ministro de Energía en el primer mandato del Presidente Piñera, se define como una persona de derecha, aunque cree que las categorías de derecha, izquierda y centro “a veces no representan exactamente lo que ocurre”. Afirma también ser conservador en su visión política y moral “y mucho más liberal desde el punto de vista económico”.

—¿Usted cree que hoy día la derecha chilena está volviendo a valores más conservadores?

—“Los últimos seis años de la política chilena han sido probablemente los más dramáticos y diversos. Si uno lo piensa, la derecha chilena en la elección de convencionales, que a mí me tocó enfrentar en mayo de 2021, hace apenas cinco años, tuvo apenas el 20% de los votos (…) Ahora hemos sacado el 53% de los votos, lo que creo que indica algo muy importante: esta es una reflexión de la ciudadanía hacia ciertas ideas. Pero no es que la derecha se haya puesto más conservadora; al contrario, yo creo que la derecha en esta elección demostró ponerse más amplia. Tiene elementos mucho más conservadores, como puede ser Johannes Kaiser; tiene elementos más liberales, como puede ser Evópoli. Y eso permitió alcanzar más del 50% de los votos, cosa que la derecha no tenía en Chile desde 1946 (…). Creo que la gente está votando por ideas, por preocupaciones económicas, por preocupaciones de seguridad, etc.”.

—¿Cómo se asegura usted, como persona de derecha, que en cuatro años más no ocurra un efecto contrario y la izquierda vuelva a crecer?

—“Esa es una tremenda pregunta. Una gran pregunta, sobre todo histórica. Porque no hay experiencia en Chile, ni tampoco en redes democráticas comparables, con lo que hemos tenido en los últimos años. Bachelet, Piñera, Bachelet, Piñera, Boric y eventualmente Kast. O sea, no solamente que no puedas pasar el mando a alguien de tu coalición, sino que se la entregas a tu mayor adversario. Por lo tanto, eso es una muestra de lo voluble y cambiante que ha estado el electorado chileno (…). Creo que sólo te puedes asegurar eso si respondes a las expectativas que tienen los chilenos hoy, que creo que son fundamentalmente de naturaleza económica y seguridad, y si haces un trabajo muy responsable desde La Moneda, intentando solucionar esos problemas y otros problemas sociales que afectan a los chilenos, como vivienda, educación, etc. Y también, manteniendo una coalición muy unida”.

—¿Cuáles son los errores que cometió Chile Vamos en el camino que lo tienen en la posición en la que está?

—“Puedo hablar de Chile Vamos porque lo hago con cariño y habiendo formado parte en muchas de las elecciones de Chile Vamos. Dicho eso, es evidente que ha cometido muchos errores. Salió quinto esta vez, pero salió cuarto hace cuatro años, cuando venía saliendo el gobierno. Y al mismo tiempo, entre medio, tuvo un muy mal resultado en los dos procesos constituyentes como Chile Vamos. Me parece equivocado tanto aquello de que hay que matar Chile Vamos como aquello de que había que mantenerlo vivo sin problema, o como aquellos que casi dicen que había que resucitarlo. No, primero lo que tiene que hacer Chile Vamos es una profunda, profunda autocrítica.

“Creo que el principal error fue un error de diagnóstico político y de confianza política hacia la ciudadanía. Se equivocaron en el análisis de lo que estaban esperando los chilenos para el próximo gobierno. La insistencia, por ejemplo, de que eran los únicos que tenían equipos, por una parte, o por otra, que eran los únicos que sabían y querían llegar a acuerdos, no fue entendida ni bien recibida por la inmensa mayoría de la ciudadanía. Por eso terminaron saliendo quintos y con un resultado parlamentario muy inadecuado. Por otro lado, también una mala campaña. Nunca tuvieron una posición estratégica clara de lo que querían”.

—¿Chile Vamos quedó descabezado sin el liderazgo del Presidente Piñera?

—“Lamentando profundamente la muerte del Presidente, con quien me unía un afecto y trabajo conjunto. A mí no me gustan las coaliciones que se basan tanto en un solo líder o en un solo personaje. Nunca me ha gustado aludir a ningún ‘ismo’ relacionado con una persona. Al contrario, yo soy partidario de las ideas y de las coaliciones. Entonces sí, sin duda alguna fue un efecto muy duro para Chile Vamos la ausencia del Presidente Piñera, pero hay que recordar que la candidata Matthei durante más de dos años encabezó las encuestas. Entonces el problema no está en los liderazgos o en la existencia de un nuevo candidato. Yo creo que el problema, como te dije hace un rato, fue de análisis político de la realidad y falta de autocrítica de lo que había sido su gobierno anterior”.

—Dice usted que no le gustan los proyectos que tienen un solo líder. ¿Qué pasa con el Partido Republicano y José Antonio Kast? Ya es la tercera elección en la que está él.

—“Yo separo las naturales experiencias electorales donde evidentemente siempre hay un líder, y ese líder puede ser José Antonio Kast, puede ser Sebastián Piñera o Joaquín Lavín, que intentó tres veces ser presidente de Chile, y en otros campos el Presidente Allende en su momento. Yo entiendo los liderazgos presidenciales. A lo que me refiero es que a mí no me gusta asociar la doctrina, el pensamiento a una persona. No tengo problemas con que el Presidente Piñera haya sido varias veces candidato. Lo que no me gusta es aludir, como te decía, al piñerismo, al allendismo, al freísmo, al laguismo, al longueirismo. No, no me gusta asociar la visión política de una coalición solo al pensamiento o personalidad de un líder. Entiendo plenamente que sí, los líderes más importantes van a ser probablemente candidatos varias veces”.

Al ser consultado sobre si Chile Vamos y Republicanos podrían vivir un fenómeno similar al ocurrido entre el Socialismo Democrático y el Frente Amplio, con la existencia de dos almas en el gobierno, Rodrigo Álvarez enfatizó que para evitar choques se requiere “un adecuado actuar político”, reconociendo que son grupos distintos pero con participación real en el gobierno. Sostiene que un programa de trabajo sólido será el eje unificador y que la clave para superar diferencias es mantener la unidad, entendiendo que un electorado cambiante sólo respaldará a un gobierno que funcione bien.

La derecha en Magallanes

—Pasando a Magallanes, ¿cuál es el diagnóstico que hace sobre lo que pasó con la derecha en Magallanes una vez que usted se retiró de la política por ahí por el 2012? Sin contar el regreso que tuvo como convencional.

—“Al menos en mi caso, durante un largo periodo de tiempo y con tres elecciones me tocó liderar un espacio político de la centroderecha en Magallanes. Lamentablemente eso no se ha logrado consolidar con otros nombres posteriores, lo que lamento. El resultado, así como el resultado de Chile Vamos a nivel nacional, fue malo. En Magallanes fue especialmente malo, al perder también al diputado en ejercicio. Espero que haya una reconstrucción de las visiones y del trabajo de la centroderecha en Magallanes. Somos una región que requiere muchísimo trabajo, así que le deseo lo mejor a Alejandro Riquelme y espero que logre retomar un trabajo de centroderecha, que si usted se fija también ha producido este espacio en que hemos tenido candidatos que han ganado una sola vez o que no han logrado su reelección, como en el caso actual. Mi receta para ello es mucho trabajo y por supuesto muchas convicciones que permiten que la gente confíe en ti y te vuelva a votar”.

—Si a usted lo llama un gobierno de Kast para ocupar algún cargo político, ¿usted aceptaría?

—“Creo que estamos en época de campaña. Hay que terminar esa campaña y hay que ganar el próximo 14. Creo que el Presidente tiene total libertad para elegir su equipo y, por tanto, no voy a adelantarme yo a eso. Lo que sí te puedo asegurar es que voy a estar disponible para colaborar con ese eventual gobierno. Creo que es muy importante que sea exitoso, pero no sé para nada si desde un cargo o sencillamente desde el apoyo con ideas o ayudando a los equipos de trabajo. No está definido”.

Fracaso constitucional

—Se ha transparentado en la campaña de José Antonio Kast esta idea de reunificar a quienes fueron por el Rechazo en 2022 y volver a alcanzar ese 62%. En la narrativa se habla mucho de que Jara representa ese 38% que aprobó. Sin duda que el fracaso de la primera Convención fue estrepitoso, pero ¿por qué a la izquierda le pesa más ese primer fracaso de lo que le pesa a la derecha el segundo fracaso?

—“Primero, el primer fracaso es estrepitoso por las expectativas que tenía la ciudadanía, por las esperanzas que tenía la ciudadanía. Tú haces una pregunta sumamente correcta e inteligente porque casi nadie habla del segundo proceso hasta el día de hoy. El primero queda marcado en la historia del país por las expectativas que había, por las esperanzas que tenía y por lo desmedido que fue. Le pesa más a la izquierda porque fue realmente catastrófico y radical desde el punto de vista de las ideas. El segundo proceso yo creo que marca menos porque la gente tuvo mucha menos atención. Además, los resultados fueron un poco más cercanos que el 62-38; fueron más cercanos a una elección normal”.

Al ser consultado sobre si el pinochetismo sigue siendo un tema para la derecha, aseguró que “no, para nada. Creo que, sin lugar a dudas, fue durante muchos años un tema, pero hoy día para nada”. Explicó que gran parte de los chilenos no vivieron el Golpe de Estado, aunque precisó que se debe seguir haciendo una reflexión “por los procesos históricos, a mi modo de ver, me parece importantísima desde todos los sectores”.

—Recientemente vandalizaron el mural en la Umag que recuerda a Silvio Francisco Bettancourt, el único detenido desaparecido de Magallanes. ¿No le preocupa que los discursos pinochetistas y negacionistas puedan proliferar con la revitalización de esta derecha que, en su momento, apoyó a Pinochet?

—“Primero, creo que tanto Pinochet como las gravísimas situaciones en materia de derechos humanos están permanentemente en el recuerdo y en la presencia política más por la izquierda que por la derecha. Por tanto, creo que quienes fundamentalmente lideran que ese debate siga abierto es la izquierda, así que no es que personas que hayan podido votar por el Sí ahora reaviven un debate. Creo que, al contrario, los que han tenido vivo ese debate en gran parte son los sectores de izquierda. Segundo, yo no solo me lamento, sino que condeno totalmente ese tipo de acciones, como la vandalización del mural, por lo que le decía: porque creo que es muy importante la reflexión pausada de todos sobre lo que ocurrió entre 1970 y 1990, de todo y de todos”.

 

Ajuste fiscal de $6 mil millones de dólares:
“Debió haber sido mejor explicado”

En su análisis sobre el desempeño de la candidatura de José Antonio Kast, Rodrigo Álvarez asegura que, en su experiencia en múltiples cruzadas presidenciales y parlamentarias, esta “ha sido una de las mejores campañas” que ha visto. Señala que no identifica fallas relevantes y que los errores, cuando existen, son marginales. “Si tú me dices cuál es el gran —y subrayo eso— el gran desafío, más que la campaña, yo creo que es gobernar”.

Consultado por las controversias programáticas —especialmente el anuncio de recortar 6.000 millones de dólares del gasto fiscal y las propuestas migratorias—, Álvarez reconoce que ambas materias requieren mejor comunicación.

Sobre el ajuste fiscal, admite que “probablemente debió haber sido mejor explicado”, aunque defiende completamente su sentido. Argumenta que “tenemos un grave problema de déficit” y que la discusión económica de esta elección se ha centrado, inusualmente, en quién es capaz de ahorrar más y no de gastar más. Lo atribuye a una necesidad macroeconómica ineludible. “Es exactamente igual que si volviéramos al presupuesto del año 2023”. Por ello, descarta dramatismos y sostiene que el plan es “necesario” y “alcanzable”.

Explica que la propuesta se divide en dos fases: “un esfuerzo de ahorro fiscal de 3.000 millones de dólares” mediante eficiencia, austeridad y reducción de abusos; y otros 3.000 millones que deberán discutirse en el Congreso durante la siguiente Ley de Presupuesto. En su opinión, si esa estructura —mitad administrativa, mitad legal— se hubiera detallado desde el inicio, “quizás se habrían evitado algunas de las críticas”.

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