Acuerdo en Torres del Paine: un paso necesario, pero no suficiente
El reciente acuerdo que permitió deponer la movilización de los guardaparques en Torres del Paine es, sin duda, una noticia positiva. Tras días de tensión y preocupación por la seguridad de visitantes y personal, la mesa de trabajo entre Conaf y los representantes sindicales logró establecer medidas concretas: refuerzo de la dotación de personal, contratación de técnicos adicionales, implementación de protocolos de seguridad y cierre temporal del circuito Macizo Paine para garantizar condiciones adecuadas.
Sin embargo, más allá del alivio inmediato que genera la resolución hasta fin de año, este acuerdo no puede ser un punto final. La crisis que llevó a la paralización evidencia problemas estructurales que se repiten temporada tras temporada: insuficiente personal, condiciones laborales que no siempre aseguran la seguridad de los guardaparques y de los visitantes, y falta de inversión sostenida en equipamiento y protocolos de operación. Cada verano, los turistas y los trabajadores enfrentan un escenario de incertidumbre que debería evitarse con planificación estratégica y recursos adecuados.
Por eso, el diálogo alcanzado debe transformarse en un mecanismo permanente, que integre a todos los actores del turismo en el Paine, entre ellos guardaparques, operadores turísticos, autoridades regionales y municipales, y la propia comunidad local. Solo a través de una coordinación continua se podrán diseñar políticas que fortalezcan la seguridad, la experiencia turística y la conservación del parque.
Además, se requiere un plan de inversión real y sostenido que mejore las condiciones laborales de quienes protegen la reserva y asegure la disponibilidad de infraestructura y equipamiento durante toda la temporada. No puede volver a suceder que cada año, en plena temporada alta, surjan tensiones que amenacen la operatividad del parque y la tranquilidad de quienes lo visitan.
El acuerdo alcanzado es un paso en la dirección correcta, pero su verdadero valor se medirá en la capacidad de las autoridades y de los actores involucrados para mantener un diálogo constante, institucionalizar la prevención y garantizar que Torres del Paine funcione como un ejemplo de turismo seguro, sostenible y respetuoso del trabajo de sus guardianes.




