Magallanes: la fragilidad del centralismo y el voto por el cambio

Los recientes resultados de la segunda vuelta presidencial dibujan un panorama en el que la derecha se impuso mayoritariamente en regiones y gran parte de las comunas del país. Si bien la izquierda mantuvo su fuerza en las comunas populares urbanas de las regiones Metropolitana y de Valparaíso, el mundo rural y las ciudades intermedias optaron por la alternativa de derecha. Al analizar la Región de Magallanes, se observa que esta tendencia es el resultado de una compleja combinación de factores nacionales y locales.

Uno de los pilares de este resultado es la profunda percepción de centralismo que opera en la región. Se trata de un fenómeno vivido por los habitantes de Magallanes como subordinación, instrumentalización y, en ocasiones, como un franco abandono por parte del Estado. Este sentimiento ha sido capitalizado por la narrativa de la ineficiencia estatal, encontrando eco directo en el electorado magallánico.

A esto se suman dos elementos. Primero, al ser la región cuna del Presidente Boric, Magallanes partió con altas expectativas iniciales respecto de su gobierno, lo cual pudo amplificar la sensación final de desencanto. Segundo, la situación de dualidad de poderes entre gobernador regional y delegado presidencial ha contribuido a la confusión ciudadana a la hora de atribuir responsabilidades en el manejo de las políticas públicas de la zona.

Lo anterior se ve reforzado por una suerte de paradoja económica. Aunque la región ha experimentado un crecimiento promedio anual del 4% entre 2022 y 2025, esta expansión solo ha servido para recuperar los niveles previos a 2020, y sus beneficios aún no se perciben en la mesa de todos los habitantes. De este modo, la ciudadanía observa cómo los sectores productivos históricamente anclados en la región (ganadería, agricultura, pesca) continúan su retroceso, mientras que los sectores emergentes (salmonicultura, energías renovables, turismo) no logran la consolidación prometida.

Desde la Unidad de Estudios Regionales de la Umag, hemos identificado que la principal inquietud de los magallánicos radica en compatibilizar crecimiento económico y desarrollo de infraestructura y servicios básicos con protección medioambiental. Desafortunadamente, esta combinación de objetivos vitales para la región no ha logrado cuajar de manera efectiva en la política pública.

Además de los factores económicos y estructurales, jugaron un rol determinante las variables de confianza y de percepción de seguridad. Según datos del Barómetro Regional Magallanes 2024, Magallanes ostenta índices de confianza interpersonal y de valoración de la democracia significativamente más altos, mientras que las dinámicas regionales de seguridad pública siguen siendo distintas al resto del país. Sin embargo, la prensa ha contribuido a instalar una percepción de desborde que se alinea con el discurso del miedo que ha dominado la agenda en esta elección.

En síntesis, los resultados electorales en Magallanes deben interpretarse como una opción mayoritaria por cambios significativos más que una adhesión programática a la alternativa vencedora. El voto fue un llamado de atención ante el estancamiento económico, el centralismo persistente y la ineficiencia percibida, algo que refleja el modo en que las regiones responden al desgaste de las políticas públicas que no logran integrar el desarrollo con la identidad y las prioridades locales.