Jefe de operación social de Hogar de Cristo en Magallanes, Alvaro Rondón, tras anunciado cierre de su residencia: “Lamentablemente tenemos que ser responsables y decir que no podemos hacernos cargo de esto”
Manifestó que “necesitamos ser una Fundación más liviana que se adapte a los nuevos tiempos y que pueda proyectarse a través de los otros dispositivos. Esta situación por dolorosa que sea, es necesaria”.
Silvia Leiva
El jefe de operación social del Hogar de Cristo en Magallanes, Alvaro Rondón, dijo que es un acto de responsabilidad al justificar -por razones financieras- el cierre de la Residencia de Adultos Mayores Juan Pablo II en calle Balmaceda, en la ciudad de Punta Arenas. También abordó al trabajo de reubicación de los abuelos y a la grave situación financiera en que se encuentra la Fundación. No obstante ello, remarca que es el Estado el que debe hacerse cargo de garantizar los derechos de las personas y particularmente de las más vulnerables, por lo tanto la existencia de residencias con infraestructura y personal de salud, no les corresponde como Hogar de Cristo.
– ¿Cuál es la razón de este cierre?
– “La baja sostenida en los ingresos que hemos vivido este año, así como la poca captación de socios y la reducción de la recaudación domiciliara, sumado a la compra de elementos de protección personal, nos ha llevado a una situación que ha puesto en riesgo la continuidad de la organización, por lo que nos vimos obligados a informar los cierres. El cierre de la Residencia Juan Pablo II es una situación muy dolorosa. En la actualidad tenemos 28 adultos mayores que van a ser reubicados en distintos programas o dispositivos”.
– ¿Qué pasa con aquellos residentes que no tienen redes familiares?
– “Se va a hacer un análisis de cada caso. En nuestros 28 usuarios, hay adultos mayores con distintos niveles de dependencia, hay algunos que tienen dependencia severa y no tienen dispositivos de apoyo, por lo que a ellos esperamos reubicarlos en otros establecimientos dentro de la comuna. Hay nueve que son autovalentes y tienen autonomía por lo que ellos podrían ingresar a otros tipos de dispositivos. Nuestro compromiso es que ninguno va a quedar sin una vinculación directa a un programa”.
– ¿En qué pie queda el proyecto de construcción de una nueva residencia, para lo cual el gobierno les había cedido un terreno?
– “En las actuales circunstancias el Hogar de Cristo no está en condiciones de levantar el proyecto, no sólo por la infraestructura, sino que por la incapacidad de operarlo. El gasto operacional de contar con una residencia de estas características es un gasto que ya no podemos solventar y es por eso que lo que estamos diciendo, es proyectar programas más livianos y ya no vamos a trabajar en programas de tipo residencial porque no tenemos la capacidad. Creemos que es el Estado el que debe hacerse cargo de garantizar los derechos de las personas y particularmente de los que son más vulnerables, por lo tanto la existencia de residencias con equipamiento, infraestructura y personal de salud especializado, no nos corresponde como Hogar de Cristo y es algo que no podemos garantizar en la actualidad”.
– ¿Y cuál será el destino del terreno fiscal?
– “Probablemente se va a devolver, ya que fue entregado en comodato. Fue un comodato corto a cinco años, que tiene la condicionante que era exclusivamente para este tipo de proyecto. No es algo que estemos viendo ahora, pero lo más probable es que el comodato se disuelva prontamente”.
Nota: Se cedió un terreno de 2 mil metros cuadrados al final de la villa Cardenal Raúl Silva Henríquez, al norponiente de la ciudad, para la construcción de la Residencia de Adultos Mayores que se financiaría con fondos del gobierno regional.
– ¿Cómo toma las críticas del voluntariado y los funcionarios?
– “Esta es una situación muy dolorosa, el cierre de un programa con la tradición que tiene la residencia en Punta Arenas, es una decisión muy difícil por lo que las muestras de dolor, rabia e incomprensión eran razonable, logro empatizar con los trabajadores que no tienen la tranquilidad necesaria para entender este proceso porque les afecta directamente. Nos ha golpeado muy duro y a ellos que están impregnados del acompañamiento diario de los residentes es muy duro. No nos queda más que acoger y acompañarlos en este proceso”.
“Lamentablemente tenemos que ser responsables y decir que no podemos hacernos cargo de esto. Por ello, necesitamos ser una Fundación más liviana que se adapte a los nuevos tiempos y que pueda proyectarse a través de los otros dispositivos. Esta situación por dolorosa que sea, es necesaria”.
– ¿A cuánto asciende el costo operacional de la residencia?
– “Por los estándares que tenemos que cumplir, nuestro percápita es de un millón de pesos por adulto mayor. Hay atenciones profesionales y de personal de salud las 24 horas, por lo tanto son programas que están más cercanos a salud y por lo tanto les corresponden al Estado de Chile entregarlas”.
“A julio se gastaron más de 1.400 millones de pesos a nivel nacional en la entrega de elementos de protección personal, que no estaban considerados y que van a permanecer. Para este año el déficit es del 5% sólo con las medidas sanitarias y sin considerar la baja en las donaciones. Responsablemente, no es posible enfrentar el 2021 sin tener los gastos garantizados. El 45% del presupuesto para funcionar es mediante aportes de la comunidad que han ido bajando con la pandemia y la crisis económica”.