Trata de personas
La trata de personas es un delito que tiene lugar en todas las regiones del mundo y, lejos de ser un ilícito de los tiempos pasados, está demasiado vigente en nuestros días. No en vano es considerada la esclavitud moderna.
Hace algunos días el subsecretario de Interior, Juan Francisco Galli, al exponer ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, sobre la creciente ola de migración irregular en la zona norte de Chile, alertó sobre un incipiente aumento de casos de tráfico de migrantes y trata de personas.
Este delito constituye una grave violación a los derechos humanos y tiene a la población migrante entre sus principales víctimas, siendo personas que por necesidad económica o por situaciones adversas como guerras o persecuciones de todo tipo deciden o son forzados a abandonar sus hogares e ir a otra zona o país.
Chile ha vivido una fuerte corriente migratoria en los últimos años. Magallanes también ha visto cómo –previo al estallido social- muchos extranjeros llegaron hasta estas tierras en busca de un mejor destino.
Siempre resulta preocupante que muchos de estos migrantes hayan llegado engañados por inescrupulosos que los sometan a todo tipo de vejámenes y labores indignas, quitándoles su libertad.
Trabajos forzosos, explotación sexual, mendicidad obligada y servidumbre doméstica son sólo algunas expresiones de este delito.
La ilegalidad en que algunos se pueden encontrar también se presenta como un factor que puede inhibirlos al momento de tener que denunciar situaciones que resultan violentas en todos los sentidos de dicha palabra. Se sentirán incapaces de buscar ayuda de las autoridades para escapar de un ciclo de explotación.
La desigualdad respecto de las normas de género y la violencia sexual también subyacen como factores que propician la trata de personas.
Como comunidad, debemos estar alerta respecto de situaciones que pueden ser constitutivas de una trata de personas y optar por denunciarlas, con el fin de proteger y apoyar a las víctimas.