Semana histórica para Magallanes y Chile
Mientras comienzo en la redacción de esta columna de día lunes, pienso en la concentración de hitos históricos que vivirá nuestra región y país durante la semana que comienza. De hecho, mientras escribo, se conmemora el legendario “18 de octubre de 2019”, como la fecha que generó tal nivel de conmoción, que permitió caminar a la realización del próximo plebiscito para que los chilenos decidamos, si Aprobamos o Rechazamos una Nueva Constitución para Chile.
No me referiré nuevamente a mi opción por el Apruebo, sino que quiero indicar, que lo que ocurra, el civismo que pongamos, el qué hacemos, decimos y cómo nos comportemos, será vital en el camino que habrá que recorrer. El largo camino, luego de la votación del próximo domingo 25 de octubre, será tan importante, como la meta a la que queremos o quisiésemos llegar.
Este es un proceso, que a la fuerza (por el estallido social y luego el acuerdo político del 25 de noviembre), resulta inédito en el mundo. Claramente las democracias más consolidadas construyeron sus Constituciones en esquemas más centralizados y en muchos casos en sus gritos de Independencia. Este, es un tremendo desafío que pondrá a prueba la madurez de los chilenos. La oportunidad que no hay que dilapidar, la conciencia de que las expectativas se construyen día a día, la oportunidad del encuentro de los chilenos, la superación progresiva de las barreras y las separaciones que por años hemos recibido y también hemos perpetuado. Dos Chiles que deben encontrarse a pesar de sus notables diferencias. El Chile de los privilegios, de la cuna y del asegurado porvenir, versus el Chile de los marginados y postergados. También, el de un grueso de chilenos, los que no califican aquí, ni allá y que son los estratos medios, que a ratos más parecen endeudados consumidores, que chilenos sujetos de derechos y deberes.
El largo camino de aproximadamente dos años, lapso en el cual debiera estar redactada la nueva Constitución, está en la cuenta regresiva desde esta crucial semana de octubre de 2020. Sin duda este año, que será tristemente recordado por el dolor provocado por la pandemia del coronavirus, será también el año, en que se ha dado inicio a un proceso que puede (y debe) generar mejores chilenos y un mejor Chile donde vivir. Un Chile más justo y menos mal agradecido por ejemplo con los mayores. Un Chile donde se destierre para siempre el triste chilenismo “El pago de Chile”. Es decir, un Chile justo con quienes entregaron una vida, a sus vidas y al aporte a Chile.
Pero además, esta semana, trae para Magallanes, la conmemoración de los 500 años del descubrimiento del Estrecho y con ello del descubrimiento de Chile. Esta fecha, que es un convencionalismo (porque se pueden conmemorar los 499 o los 501 de igual manera), nos reporta y nos pone, con sus letras doradas, pero también, con sus letras rojas, por un momento en los ojos de Chile y el Mundo.
Las letras doradas responden a una hazaña náutica de índole universal, al certificarse o comprobarse con esta navegación, que zarpó desde Europa pasando por Africa, Asia y Oceanía, llegando a América y descubriendo el anhelado paso oceánico (Estrecho de Magallanes o de Todos los Santos) y con esto comprobando la redondez de la Tierra. Esta audaz aventura, que demora casi tres años desde su inicio en 1519 y su término en 1522, trae conocimiento al ser humano, certeza del tamaño del mundo y una serie de adelantos en materia de navegación.
En su contraparte, es el inicio, junto con el descubrimiento de América (28 años antes), de la conquista, el saqueo y el exterminio de razas y pueblos que habitaban este maravilloso Continente. En Magallanes y su historia más reciente, significa, en su lado oscuro, el exterminio de las razas y etnias, que por miles de años, habitaban estas tierras. Pareciera es el “sino del Hombre”, la aventura, la conquista, la codicia, el doblegamiento y el exterminio.
Sin duda, estas realidades y verdades, deben ser un aliciente, para la plena conciencia de lo que somos, y de la necesidad perentoria de lograr un mejor lugar donde vivir. Magallanes, “tiene la oportunidad de leer su historia más reciente”, y sin una visión flagelante, crecer reconociendo su historia para lograr un mejor presente y un promisorio futuro. Las presiones que vendrán dentro de unas pocas décadas por los recursos que hay en esta parte del mundo, deben hacernos tomar plena conciencia, de dónde venimos, qué somos y cómo en nuestra relativa pequeñez, nos mostramos a Chile y al mundo.
Por otra parte, Chile tiene la oportunidad histórica de “encontrar a los chilenos” y construir las bases que reorienten el desarrollo armónico de Chile y los chilenos. A generar un Chile mejor repartido y que reconozca la diversidad cultural y la diversidad de su larga y angosta geografía. Todos a poner sus granos de arena para una mejor convivencia a pesar de las legítimas diferencias. No nos queda otra.