Microbasurales y respeto mutuo
Un problema que, a ratos, parece controlarse, pero que, lamentablemente, resurge con fuerza de tanto en tanto. Se trata de la pésima costumbre que mantiene un grupo de habitantes de la ciudad de usar algunos espacios periurbanos o sitios baldíos dentro del radio urbano para botar todo tipo de desperdicios.
El servicio de recolección de basura domiciliaria y comercial funciona cabalmente y a esto se ha agregado un programa municipal de retiro de chatarras y de cachureos y de diversas cosas en desuso, como electrodomésticos, colchones, estufas, sanitarios, bicicletas y restos de demoliciones que habitualmente se almacenan en galpones o, simplemente, se arrumban en los patios de las casas.
También una empresa privada instaló fuera de la ciudad un centro de acopio de neumáticos usados.
Pese a esto, un reciente reportaje gráfico publicado en nuestras páginas dio cuenta de la proliferación de microbasurales clandestinos, donde la basura está a vista y paciencia de los vecinos.
Sobre todo en la zona sur, las áreas de prolongación de arterias centrales de la ciudad, caminos periurbanos aledaños a los cerros y algunos paños de terreno que colindan con plazas o poblaciones se siguen usando para depositar estos desperdicios, generando focos de insalubridad y contaminación.
Como se ha destacado en reiteradas oportunidades, la actual administración municipal ha hecho un gran esfuerzo por mantener ordenada y limpia la ciudad, programando en forma continua los referidos operativos para ayudar a los pobladores a tener sus casas, patios y áreas públicas compartidas sin escombros ni basura.
Pero, este esfuerzo siempre será insuficiente si los vecinos no aportan manteniendo su entorno libre de desperdicios y mugre y si no se erradican las repudiables prácticas que resultan antisociales y que vulneran el derecho que tienen todos los habitantes de Punta Arenas de vivir en una ciudad libre de basura y con áreas verdes y espacios públicos para departir sanamente.
