José Aguilante en su adiós del municipio: “Todos los alcaldes llegan con la mejor intención, pero terminan siendo señores feudales con superpoderes”
La decisión la había tomado y comunicado mucho antes de junio cuando se ratificaron los límites para la reelección de alcaldes y concejales, más allá de los fracasados proyectos que buscaron -hasta hace algunos días- levantar las inhabilidades.
“Es bueno recordarlo y aclararlo”, señala José Aguilante, quien decidió poner fin a 12 años de gestión como edil del municipio de Punta Arenas y comenzar a mirar hacia un eventual lugar en el Consejo Regional. Y, como él mismo señala, hoy aquello es una intención “porque aún puede pasar mucha agua bajo el puente. Hay un tema de salud que mantengo controlado y también hay decisiones que se deben tomar a nivel de partido y, seguramente, en base al respaldo de la gente”.
Por ahora confiesa estar inmerso en un proceso de balance interno, de cerrar una etapa que califica de “hermosa, de crecimiento y enriquecedora”, pero que también lo lleva a la inexorable autoevaluación.
– ¿Qué sabor le deja esta partida anticipada del municipio?
– “De satisfacción, de haber cumplido una larga tarea que me hizo muy pleno como persona y servidor público. Una labor que me hizo feliz, que me permitió, tal como lo he hecho como comunicador, estar cerca de la gente, de ser un nexo, voz, y de poder brindar un espacio a quienes lo quieren, no lo tienen y lo necesitan. Pero también me deja el orgullo de haber cumplido la tarea fiscalizadora que se le encomienda a un concejal y que creo fue la impronta de mi gestión. También me voy con la experiencia de haber presidido el Capítulo Regional de Concejales, donde pude representar a 62 ediles de las 10 comunas, y de haber formado parte del directorio de la Asociación Chilena de Municipalidades como el único concejal magallánico en asumir dicha representatividad”.
Señores feudales
– ¿Algún alcalde que recuerde de manera especial?
– “Vladimiro Mimica. Con él desarrollamos un trabajo estrecho, de bastante afinidad, pero que no estuvo exento de críticas sobre todo en el tema de fiscalización. Y aquí, como en todos los periodos, surge el tema de la Corporación Municipal, en este caso con la adquisición de los buses escolares. Siento que es una buena oportunidad para destacar que los alcaldes, todos, han tratado de hacer su mejor trabajo, pero también han reaccionado de manera distinta al encontrarse con tantas facultades que a veces los alejan de la realidad”.
– Puede ser más preciso.
– “Aquí hay un problema que siempre mencioné como concejal y directivo, que son las muchas atribuciones del jefe comunal muy por sobre los concejales. Ellos están dotados de facultades que hacen que la gestión sea de excesiva alcaldización, con ventajas y toma de decisiones que también se traducen en el ocultamiento de información a un Concejo que tiene la misión de fiscalizar, incluso con situaciones que los ediles terminan enterándose a través de la prensa. Al final, tras llegar con las mejores intenciones al municipio, los alcaldes terminan siendo como señores feudales con superpoderes, que generan una gestión que los alejan de la realidad, del contacto con la ciudadanía y donde terminan convencidos que basta con dirigir desde su oficina para dar una respuesta efectiva a a la gente”.
La Corporación
Municipal
– Mencionó a la Corporación Municipal. ¿Comparte eso que alguien dijo por ahí de que es la gran piedra que tiene el municipio?
“Es una carga pesada, que también ha servido para la contratación excesiva de personal como pago de favores políticos o para ayudar a las amistades, algo que también ha tenido que ver con una deficiente administración de los alcaldes como presidentes del directorio. Todos llegan diciendo que aquello no va a ocurrir, pero terminan con contrataciones por amistad o por política, una práctica que de una buena vez se debe desterrar”.
– ¿Qué queda de aquel joven locutor de Radio Presidente Ibáñez que fue parte de un equipo que luchó por la democracia? ¿Aquel riesgo valió la pena?
– “Eramos jóvenes con muchos ideales y sueños, pero de ese impulso todavía algo queda. La energía puede no ser la misma, porque el tiempo se encarga de poner el freno, pero la aspiración de lucha que tuvimos y ese riesgo que enfrentamos con tanta fuerza y ganas para cambiar la historia y recuperar la democracia ha sido la fuente de energía que me ha permitido asumir este trabajo durante 12 años. Fue una oportunidad maravillosa para cambiar toda una situación de injusticia social que se venía dando por mucho tiempo. Hoy esto se repite, a lo mejor porque nuestra generación no tomó las mejores decisiones y seguimos por un camino de neoliberalismo que le ha hecho mucho daño al país. Por eso hoy entendemos el repudio a los políticos, pero aún creo que hay personas honestas que siguen siendo las mismas, movidas por el deseo de un cambio interior y el convencimiento de que aún podemos lograr el cambio exterior”.