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Dueño de hostal debió reinventarse y derivó a la venta de pollo a las brasas

Domingo 6 de Diciembre del 2020

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Hace cinco años Arturo Mansilla y familia, con muchas ilusiones, abrió las puertas de su hostal Fernao de Magalhaes en calle Patagona, entre avenida Independencia y Balmaceda, pero la pandemia del coronavirus echó por tierra la actividad turística y, desde marzo, su establecimiento para acoger a 22 pasajeros fue cerrado.

Señala que con dolor debió despedir a las cuatro mucamas que se desempeñaban en el establecimiento, que normalmente en esta época ya estaba full reservas contratadas con mucha antelación.

“La situación se hizo insostenible. Ya no dábamos más, pero por suerte se vino la posibilidad de sacar el 10% de la AFP y pensé que algo debía hacer con esos dineros. Así me reinventé y nació el Fogón de Fernao”, relata Arturo Mansilla.

Para ello en su misma casa donde funcionaba su hostal, se preocupó de arreglar el quincho que normalmente lo usaba solamente para encuentros familiares y decidió convertirlo en su principal fuente laboral.

“Con un maestro nos dimos la tarea de emular un asador peruano con seis espadas y así tenemos capacidad para colocar 24 pollos que asamos a las brasas totalmente”, describe.

Los pollos los somete a una cocción de tres horas y media con un fuego en base a pura leña y aclara que para nada se usa gas natural en el fogón.

No imaginó la rápida aceptación de su emprendimiento. Y actualmente agregó para los domingo costillar de cerdo que ofrece acompañado de papas naturales en porciones de 250 gramos o de medio kilo. El pollo a las brasas lo ofrece con porciones de papas fritas.

“A fines de este mes iniciaremos otro proyecto que será ofrecer asado de cordero al palo, para lo cual ya estamos trabajando en la preparación del fogón. Queremos ofrecerle a nuestra clientela la opción de comprar asado de cordero de temporada. Vamos lentamente en esto y nos estamos haciendo conocidos de a poco”, afirma Arturo Mansilla.

Señala que como él desconoce el manejo de las redes sociales fueron sus hijos que le armaron una página en Facebook (Parrilla Las Brasas de Don Fernao) para que por esta vía difunda su emprendimiento. Reconoce que muchos de sus clientes han llegado a conocer el negocio por esta vía.

Por ahora comercializa sus productos los viernes, sábado y domingos, ya que el día lunes se dedica a realizar una limpieza general y sanitización del quincho, como también del área de recepción de su hostal que es el lugar donde se entregan los pedidos.

También han sumado el servicio de delivery para dejar el producto a clientes que no pueden llegar hasta calle Patagona.

“En general, veo que en este tiempo de cuarentena ha habido una buena demanda por comprar comida en todos los locales que están dedicados a esto. He visto que a la gente le gusta comprar pollos a las brasas, aunque igual requiere de mucha dedicación”, dice Arturo Mansilla.

Recuerda que cuando funcionaba el hostal sabía que al recibir al pasajero debía entregarle un espacio confortable, limpio, pero ahora al vender comida debe adoptar muchas precauciones sanitarias.

“Tuvimos que hacer ampliación de giro comercial porque a nuestro emprendimiento le agregamos elaboración de comida rápida. Esto nos permite por ahora sobrevivir y ojalá podamos continuar en el futuro retomando la actividad turística”, señala este micro empresario del turismo que enfrenta la crisis reinventándose como muchos.