Necrológicas

Afp’s, la propiedad de mentira (por Arturo M. Castillo)

Por La Prensa Austral Domingo 20 de Diciembre del 2020

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La derecha, en general, y los defensores del sistema, en particular, nos han dicho hasta la majadería su monserga de que los dineros que obligatoriamente aportamos a las AFP’s son de nuestra propiedad, lo que constituiría una ventaja imbatible sobre cualquier otro sistema. El hecho es que después de las aproximadamente 40 leyes y decretos que han alterado al original DL 3.500, con el gentil auspicio de conservadores y progresistas, el sistema resulta de una perversidad para los usuarios, que ni el propio José Piñera se atrevió a implementar.

Entre las gracias que nuestros benefactores han incorporado al sistema, podemos nombrar el que se cambiará la forma de medir los resultados, de modo que resulta casi imposible que existan pérdidas (la “rentabilidad negativa” que le dicen) por las cuales el sistema -las AFP’s- deban responder. Tampoco es responsabilidad de ellas la adecuada inversión, ya que los “multifondos” traspasan al usuario la responsabilidad de conocer el mercado y elegir en cuál de los cinco pone su plata; si no le achunta, no importa, su comisión la paga igual por una administración mediocre. Y para no perder la posibilidad de llegar a lo que quiero decir no pondré otros ejemplos que abundan, gracias a nuestra clase política que ha legislado para dejarnos en la más absoluta indefensión.

Por estos días, el hermano de José Piñera, nuestro presidente de la república, vuelve por tercera o cuarta vez, a intentar darle la estocada final, a lo que nos va quedando del supuesto derecho de propiedad sobre nuestro dinero, con un proyecto que, con pequeñas variaciones cosméticas, pretende como los anteriores, limitar nuestro derecho a manejarlo. En efecto, la famosa propiedad de la que nos hablan siempre, consiste según nuestro Código Civil -en términos muy simples- en un derecho para gozar y disponer arbitrariamente de nuestros bienes, salvo que ello sea contra la ley o derechos ajenos.  En general, esto último nunca se nos decía respecto de nuestra plata en las AFP’s, salvo esta semana, en que nuestro inefable ministro de economía Sr. Briones, en un rapto de sinceridad, nos notificó de que la propiedad podía estar -como dije antes- limitada por la ley… ¡y qué tanto!

Pero hay varios detalles en esto, veamos:

Una propiedad que tiene alrededor de 40 leyes que la afecta de una u otra forma, en realidad, va siendo muy poca propiedad. Tal vez sería tiempo de que digan la verdad y es que los afiliados al sistema no tenemos derecho de propiedad, que es un derecho real, es decir, que no depende de nadie, sino que tenemos sólo un derecho personal o crédito, que consiste en reclamarle a la AFP que cautiva nuestro dinero, que nos pague una pensión cuando llegue el momento. Salvo por los dos retiros excepcionales hechos recientemente, no tenemos sobre esa supuesta propiedad, ninguna posibilidad de “gozar y disponer arbitrariamente” de esa plata. Es decir, es mentira que la plata sea nuestra.

Se pretende agregar aún más indefensión, por la vía de limitar una de las pocas cosas que podemos hacer con “nuestro” dinero, que es decidir en cuáles dos de los cinco fondos disponibles lo invertimos. Este gobierno tan económicamente liberal y preocupado de las libertades económicas individuales pretende que los cambios tengan fuertes restricciones, tanto en número de veces, como en los fondos a elegir. ¡Al diablo el derecho de propiedad, y la libertad de elección, propias del sistema de mercado!

Se pretende, además, que los afiliados no tengan la posibilidad de contratar a nadie experto o de su confianza, para que le guíe en la elección de esos limitados fondos de inversión; ‘No, señor, arrégleselas solito, lo hacemos por su bien, lo protegemos de inescrupulosos que lo engañan’, nos dicen. Esto tiene una arista política bien curiosa: Los afiliados tenemos la inteligencia y libertad suficiente para elegir a los sinvergüenzas que han legislado y gobernado para dejarnos en la indefensión, pero somos unos tontos que nos dejamos engañar a la hora de pedir asesoría financiera.

Así las cosas, y en aras de la igualdad y libertad tan cacareadas por este y otros gobiernos, lo que corresponde es que tanto el especulador Sr. Sebastián Piñera, como todos sus amigos dedicados a amasar grandes fortunas en el juego especulativo de la bolsa, tengan las mismas limitaciones: aunque vean como se hunde la empresa de la cual son accionistas, si ya hicieron dos ventas en el año, no podrán vender y, si compran, no pueden comprar si no que acciones de empresas similares o cercanas a lo que estén vendiendo. Tampoco podrán montar “family offices” ni contratar por sueldos millonarios, a consejeros de inversión, tal como la gente común no podrá contratar consejeros por dos lucas mensuales.

O bien, sinceremos las cosas: un sistema de inversión que no puede sostenerse bajo las mismas reglas para todos, que además se basa en tener clientes cautivos por ley, sin derechos de ningún tipo, es un sistema mentiroso, que sólo existe para beneficiar a los grandes jugadores capitalistas, que son los mismos que desde los poderes del Estado, toman medidas que nos venden como si fuesen  en beneficio nuestro, cuando en realidad, lo único que buscan, es proteger su propio sistema, el bursátil al que acceden sin limitación alguna, y hasta sin pagar impuestos por las utilidades que las “pasadas” les generan. Tampoco es un detalle para pasar por alto, el que el insistente impulsor de las medidas, sea alguien que ha sido multado por lucrar en el mercado financiero, haciendo uso de información privilegiada.

 

Arturo M. Castillo