Necrológicas
Semi serio de la política regional

De Adriana Barrientos y otras habas electorales

Domingo 17 de Enero del 2021

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Confiando en que uno de los asesores más estrechos de uno de los alcaldes más influyentes de la centro-derecha criolla tenía que saber, le preguntamos: “¿Sabes de qué partido son los candidatos XXX y ZZZ que aparecen en la lista de constituyentes?”.

Para nuestro asombro, la fuente consultada nos retruca: “¿Quiénes son esos? Deja preguntar”… Luego de unos minutos, escribe con una franqueza desgarradora: “¡No sé quiénes son esos cristianos!”.

La situación no es nueva. Pasa en cada proceso de negociación de cierre de listas. Algunos están en la nómina enviada a Santiago y, por arte de magia, desaparecen, ingresando, a última hora, otros señores y señoras poco o nada conocidos.

Pero, lo peor es que cuando estos candidatos furtivos son muy conocidos la polémica es mayor. Sino pregúntenle a Chile Vamos por Tere Marinovic y al Frente Amplio y al PC por la candidata a constituyente de la Federación Regionalista Verde Social, la modelo Adriana Barrientos.

En todas partes se cuecen habas y no se requiere ir a Santiago para aquello. Sólo hay que preguntarle a un candidato a gobernador regional levantado por el mismo FRVS en nuestra zona, en virtud de un pacto electoral sellado en la capital y que, en principio, fue desconocido a nivel local. Ante el portazo comunista, el mismo aspirante buscó restar dramatismo, apostando a que todo era “una noticia en desarrollo”. El problema para este hombre fue que, finalmente, la noticia se desarrolló, pero no a favor de él: lo terminaron bajando, sin más, en función de intereses electorales ulteriores que miran, más que por el futuro gobierno regional, por una alcaldía que está ligada a la familia Montes.

En todas partes se cuecen habas. Cabe preguntarle por eso a una fiel militante de un referente de derecha donde hay varios apellidos vinosos -al menos en Santiago-, quien buscaba integrar la Convención Constitucional y que el partido de sus amores honrara su acuerdo de apoyar a una candidatura independiente a gobernador regional de un joven magallánico que regresó para entregar lo mejor de sí, sólo en procura del desarrollo de nuestra región.

Tras puros boicots, decidió sumarse “a la gran mayoría de los magallánicos que nos cansamos de los caciques chumangos y chumangos con aspiración cacicales”.

La pregunta es: ¿A quién le cayó el sayo?

Ante tan fuertes recriminaciones, muchos prefirieron mirar al cielo y seguir silbando.

La encuesta

Y si de aspiraciones a gobernador regional se trata, los líos atravesaron y tensionaron a todas las tiendas políticas.

Cuando todo el mundo sólo esperaba el término del fatídico 2020, por los mentideros virtuales –porque ahora no se puede tomar café en forma presencial-, se corrió la voz: “Están haciendo una encuesta”.

Comenzaron a filtrarse los nombres de los incorporados en el sondeo, donde reinaban los ex, pero no precisamente los X-men, sino que ex intendentes, un ex seremi, un ex gobernador, una ex candidata a…

Finalmente y sin que nadie lo solicitara, por las benditas redes sociales llegó a nuestra manos un estudio de opinión pública, realizado en diciembre pasado. La coincidencia era demasiada. ¿Sería el mismo de los no X-Men?

La curiosidad mata al gato y no pudimos resistir la tentación de descargar el documento, en cuya ficha técnica se leía:

Tipo de Encuesta: estudio cuantitativo con aplicación de encuestas telefónicas, con operadoras en vivo.

Muestra: 791 casos. Encuestas realizadas a población mayor de 18 años, en la región de Magallanes a residentes de comunas de Punta Arenas, Natales y Porvenir, alcanzando una cobertura del 93,69% del padrón….

Margen de error asociado al estudio: 3,4%.

Nivel de confianza: 95%.

¡Mejor que la encuesta del Centro de Estudios Públicos (Cep) en su mejor momento, mucho antes de su estrepitoso descrédito!

Según este sondeo, al candidato de la ahora ex militante, sólo lo conocía el 5% de los encuestados y su evaluación negativa llegaba al 75% (¡ni que fuera Piñera!). A la misma ex militante la conocía sólo el 34%, pese a ser magallánica de tomo y lomo, pero a su favor tenía que su evaluación era positiva (64%).

El 25% conocía a no de los señores feudales que puso sus ojos y su humanidad en tierras timaukelinas, pero su percepción de él era negativa (87%).

Un ex intendente, más bien larguirucho, presentó guarismos balanceados, mientras que a otro ex jefe regional lo conocía el 28% de los encuestados, los que tenían de él una imagen positiva (73%).

Al que rajaron derechamente fue a un ex seremi, señalando que sólo lo conocía el 12% y que el 83% tenía una evaluación negativa.

La lista la cerraba un ex gobernador, cuya popularidad arrasaba (¡58% de la gente lo conocía!) y su imagen era 48% positiva y 52% negativa.

En otra pregunta, donde todos competían contra todos, la mayor votación la sacó un ex intendente que fue echado a poco andar de su gestión y que acusó artimañas (la consabida ‘mano mora’).

Le seguía el ex gobernador que fue la única carta que fue medida, luego, en tres escenarios, sacando más votos que sus contrincantes en dos de tres de éstos, siendo sólo superado por el independiente de origen escocés.

¿Cuánto habrá servido esta encuesta para que la centro-derecha determinara a su candidato a gobernador regional? No lo sabemos. Pero, finalmente, el conglomerado prefirió rendirse ante alguien que ostenta un linaje principesco.

¿Y quiénes eran?

Dejemos las encuestas atrás porque están harto desacreditadas y volvamos a la cuestión de los candidatos que no los conocía nadie.

Y llegó el día de las inscripciones y, cual Illapu, preguntamos: ¿Qué hacen aquí estas palomas?

Recordemos que, ante nuestro primer intento por desentrañar esta incógnita, la respuesta recibida fue: “¡No sé quiénes son esos cristianos!”

Pero, más que cristianos, parece que los candidatos eran más bien ‘moros’, término usado mucho para referirse a los niños que aún no recibían el bautismo católico, muy ad hoc porque se trataba de integrante de una lista del oficialismo.

Con la duda no resuelta, fuimos más alto –figurativamente hablando- e irrumpimos en el whatsapp de uno de los timoneles de los partidos de la derecha.

“¿Sabes de qué partido son los candidatos XXX y ZZZ que aparecen en la lista de constituyentes?”, preguntamos.

Silencio en el whatsapp… No aparece ni siquiera la esperanzadora alerta de ‘escribiendo…’.

Corren los minutos.

Por fin entra el mensaje con la esperada respuesta: “ ZZZ es de Republicanos”. Un acuerdo nacional lo dejó –como diría Illapu- “tan lejos del mar”, porque dicho partido no está constituido en Magallanes.

“¿Y XXX de qué partido?”, atacamos nuevamente.

Tres minutos después recibimos la respuesta: “No sé. Lo vieron en Santiago directo”.