Necrológicas

– Patricio Ernesto Calderón Oyarzún

Historias de “Ases del Volante”: ¡¡¡MI CARPA, MI CARPA!!!

Domingo 17 de Enero del 2021

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Se vivían los años de 1967 al ‘69, había dado mi bachillerato he ingresado a la Universidad Técnica del Estado en Santiago. Casi al mismo tiempo se inauguraban los Cursos Universitarios de la UTE en Punta Arenas, por lo que me dieron pase de inmediato para venir a estudiar Mecánica Industrial acá en mi tierra, Punta Arenas, y me vine con unos pesos de mis ahorros en movilización y lavado de ropa.

Con entusiasmo e imaginación compré un chasis viejo y un motor Ford T y con mi curso -formado por futuros técnicos e ingenieros mecánicos, el segundo curso histórico de la UTE, hoy Umag- más el apoyo de algunos profesores como Víctor Pinto y Anselmo Pezolla, llevamos nuestro chasis al patio del Liceo Industrial donde efectuábamos los laboratorios de mecánica correspondientes.

Ahí comencé a trabajar en mi chasis y se me fueron acercando compañeros de curso, tanto mecánicos como eléctricos (los ramos generales eran comunes pero los de la especialidad eran separados), donde estaban Sáez, Saavedra, Sekulovic, Rasmussen, Oyarzo (quien es el actual Rector) y (Francisco) “Pancho” Soto, presidente del Centro de Alumnos.

A estos alumnos de primer año había que agregarle a Eduardo Chesary, activo participante, amigo mío, entusiasta para acompañar y dar siempre su opinión y colaboración de palabra, si bien tenía la especialidad eléctrica. Eduardo vestía casi siempre una parka que usaba abierta y con las manos en los bolsillos.

¡Con qué entusiasmo trabajaron y me ayudaron hasta tarde, muy tarde incluyendo sábados y domingos!

PRIMER AUTO
DE LA UMAG

Despues llevamos el auto a mi casa en Waldo Seguel para terminarlo. Ese fue el primer y único automóvil que se construyó en la universidad y lo usábamos con Chesary para ir a la universidad, pero no tenía guardabarros por lo que cuando llovía y había barro, al girar las ruedas nos saltaba un chiquete de agua y barro en la cara, mientras que las ruedas traseras lo hacían en la nuca y chorreaba por la espalda. Pobres nuestras madres, pero con una sonrisa de oreja a oreja de movilizarnos en nuestro propio auto hecho por nuestras manos.

Al frente de la casa de Chesary (actual casino de Sub Oficiales navales) funcionó por muchos años la agencia “Studebaker” (vehículos de origen estadounidense), instalaciones que luego arrendaría Lorenzo Alasevic.

Ahí, viejos y olvidados, en ese tiempo habían repuestos de “Studebaker – Packard”, suspensiones, resortes, frenos, bombas, magnetos, radiadores viejos y algunos  nuevos que nos regalaron y otros que sacamos rescatándolos de la basura, ya que la marca había desaparecido del mercado mundial.

Para cuando lo hicimos andar por primera vez el auto estaba en mi casa (garaje de Waldo Seguel 443 interior, actualmente “La Fortaleza”), era como las cinco y media de la madrugada de un domingo, combustible y magneto a punto, refrigerante. No podía fallar, tenía que andar.

Lo sacamos para deslizarlo por Waldo Seguel hacia abajo para que partiera ya que no tenía motor de arranque. Estábamos Sekulovic y Eduardo Chesary, con su parka abierta y sus manos en los bolsillos mirando y opinando.

EMPUJANDO

Me subí al auto como chofer y solo quedo Sekulovic para empujar, por lo que Chesary tuvo que sacar las manos del bolsillo para ayudar. Así lo hicieron, empujaron el auto que tenia ruedas traseras de rayos de 21 pulgadas y éste dio sus primeras explosiones y partió.

Pero Chesary se tropezó al empujar y los rayos de la rueda trasera izquierda le tomaron la parka abierta y le atrapó el cuerpo contra la rueda.

Apretado y enredado, gritaba asustado y nervioso ¡¡¡mi carpa (por decir parka), mi carpa, mi Carpa!!! Para cuando detuve el auto, el cuerpo de Chesary había dado más de una vuelta, tenía el cuerpo muy apretado contra la rueda, su cuello y cabeza muy torcida y semi estrangulado contra la rueda.

Ya en afonía no paraba de gritar… ¡¡mi carpa, mi carpa!! Pensamos al verlo que estaría muy lastimado, nos costo trabajo sacarlo y desenredar su parka de los rayos de la  rueda pensando en llevarlo al hospital, sin embargo Eduardo se puso de pie, ¡¡miren como quedó mi parka!! exclamó. Por ventura no sufrió ningún daño, salvo gruesas raspaduras en sus manos y cabeza contra el pavimento.

Para el verano del ‘70, creo, el auto o nuestro auto desapareció del patio de Waldo Seguel. Lo busqué y buscamos por todos lados, no estaba, no tenía ni fotos de él.

ESCANDALO

Mi mamá, cansada de verme siempre sucio, embarrado y engrasado, convenció a mi papá para que vendiera el auto a escondidas y por poca plata. Cuando me enteré armé un escándalo y en compensación, gracias a la intervención de mi mamá me dijo “bueno hijo quédate con el furgón Opel, con el que llevo la mercadería”, era uno verde que pinté de blanco y con el que corrí mi primera carrera automovilística (cuando era de mi papá) en el circuito “Arturo Prat” de Punta Arenas, el mismo día en que Esteban “Carita Sucia” Capkovic corrió también por primera vez con su (Jeep) Cherokee, telón de fondo la categoría T.C. 5.000 c.c. con el maestro Boris Garafulic y su Volvo especial, y el campeón nacional (Raúl) “Papín” Jara, en la gran victoria de Godfrey Finlayson.

Ese día, como yo corría, le presté el Ford T a Castañón, colaborador también, para que diera una vuelta olímpica de reconocimiento mostrando al público la creación que habíamos hecho en la universidad, dio una vuelta, saludo y reconocimiento de lo cual no tenemos  ninguna foto. Si alguien tiene sería bueno tener ese recuerdo en el Departamento de Mecánica de la Umag.

Recuerdos añosos de una generación de jóvenes estudiantes, ejemplo de pasión por la mecánica “tuerca”, Castañón, Saavedra (el buzo), Eduardo Chesary y Sekulovic están dirigiendo la mecánica allá en el cielo, Eduardo con la manos en el bolsillo dándole instrucciones a San Pedro.

Leopoldo Turina, campeón y fundador de la categoría T.C. 2.000 c.c. Académico de motores Umag.