Necrológicas

Ñublense Campeón…!!!

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 17 de Enero del 2021

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El Ñublense es de esos equipos entrañables, con olor a sacrificio, con sabor a esfuerzo, con esas desesperanzadas ilusiones de un minuto de gloria que vale por años de frustraciones. El nombre del elenco es el gentilicio de quienes pertenecen a la Región de Ñuble (en mapudungún, “río de corriente angosta y obstaculizada”) a la cual representa.

Ñublense está enclavado en el alma popular, especialmente en la de los habitantes de la ciudad de Chillán (“Silla del sol”) y vaya como abraza el astro rey en esos veranos y como azota la lluvia y el frío en invierno. Es la ciudad de las longanizas y las sustancias, por donde más de una vez pasamos en esos trenes de los años juveniles y recorrimos Chillán Viejo y Chillán Nuevo, el Mercado, la Catedral, sus avenidas, y contemplamos también los murales de los artistas mexicanos que estuvieron allí en la década de 1940: David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero.

Se dice que Chillán es cuna de hombres y mujeres ilustres, en sus contornos y alrededores nacieron Bernardo O’Higgins Riquelme, Arturo Prat Chacón, Claudio Arrau, Marta Brunet, Marta Colvin Andrade, Víctor Jara, Arturo Pacheco Altamirano, Nicanor Parra, Volodia Teitelboim, Ramón Vinay o Violeta Parra, entre otros.

El Club se fundó el 20 de agosto de 1916 (fecha coincidente con el natalicio de Bernardo O’Higgins) como Liceo Football Club, luego cambió el nombre a Liceo-Ñublense y finalmente Club de Deportes Ñublense. Hasta 1959, año que se incorpora al profesionalismo en segunda división, jugó en competencias locales e interprovinciales. Desde esa fecha ha tenido 13 temporadas en Primera División, 44 en Segunda y 7 en Tercera. Ha ganado tres títulos de Segunda División y dos en Tercera. En 2008 participó en la Copa Sudamericana.

En su larga historia pasaron por sus filas jugadores como Humberto “Chita” Cruz, Humberto “Chupete” Suazo, Julio Alberto Barroso, Mariano Puyol, Reinaldo “Choro” Navia, Juan Carlos Gangas, Carlos Sintas, Orlando Aravena, Mathías Vidangossy, Juan “Candonga” Carreño o Hugo Solís.

De su nutrida lista de entrenadores, entre otros, Pedro Morales, Isaac Carrasco, Enrique “Cuá-Cuá” Hormazábal, Hernán “Clavito” Godoy, Manuel Rodríguez Vega, Juan Rodríguez Vega, Esaú Bravo, Humberto “Chita” Cruz, Eduardo Cortázar, Jaime “Pillo” Vera o Luis Marcoleta, siempre tendrá un lugar destacado Nelson “Consomé” Oyarzún. Nacido en Valparaíso en 1943, estudió Preparación Física en Alemania entre 1971 y 1972. Se inició como entrenador en Lota Schwager, luego dirigió a Universidad de Chile, Deportes Concepción, O’Higgins de Rancagua y nuevamente Universidad de Chile, club del cual es despedido. Llegó a Ñublense para la temporada de 1978, enfermo de cáncer falleció en septiembre de ese año y sus últimos partidos los dirigió al borde de la cancha en silla de ruedas abrigado con una manta, una bufanda y su fiel jockey. La tarde de su muerte, Oyarzún envió un mensaje a sus dirigidos desde el Hospital de Chillán; los “Diablos Rojos” vencieron 2-1 a Colo-Colo, sin saber aún que el técnico que les recetaba consomé al final de los entrenamientos ya había fallecido. Sus restos yacen en el cementerio local y el estadio de Chillán lleva su nombre, podríamos decir que el porteño se ha transformado en el gran símbolo de Ñublense.

Hemos visto jugar al Ñublense más de una ocasión; en Talcahuano contra el Naval en la cancha de “El Morro” o Huachipato en “Las Higueras”, enfrentando a Santiago Wanderers en el “Playa Ancha” de Valparaíso, o de local en el estadio “Nelson Oyarzún”, su inexpugnable reducto, siempre acompañado de su histórica y fiel barra, la de “Los Diablos Rojos” -apelativo con el cual se designa también al cuadro- y que tiene, en los hinchas de Curicó Unido, a sus rivales históricos.

Siempre ha sido un espectáculo ver a estos hinchas seguir a su equipo, encaramados en trenes de tercera o destartalados micros llegan a destino, con el corazón puesto el club de sus amores. Similar revuelo se genera en Chillán en días previos a partidos como local, una ciudad prácticamente embanderada, con letreros artesanales en las esquinas anunciando el próximo evento y vehículos con altoparlantes recorriendo el centro y los barrios promocionando el partido. Todo en Ñublense es pueblo y sentimiento genuino, hecho a pulso; una muestra de ellos son los auspiciadores tradicionales del club, entre los cuales podemos citar a Super Pollo, Casas Cav, Cecinas Chillán, la fábrica de bebidas y cervezas Piri o el Hogar de Cristo.

Este inicio de 2021, sorprende a la región de Ñuble con su equipo ascendiendo a la Primera División del fútbol chileno (“Primera A”, estrictamente) con la dirección de Jaime García. Un justo premio, estimamos, a los esfuerzos y a los cariños del pueblo después de tres años en Primera B. Seguramente quienes obtuvieron este logro -jugadores, cuerpo técnico y dirigentes- engrosarán la galería de los ilustres de la zona.