Necrológicas

Incendio en estatua del general Baquedano revive diferentes visiones históricas

Domingo 7 de Marzo del 2021

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– Mientras que para el Ejército los autores son “antichilenos” y el diputado Boric aseguró que no deben deliberar en estos temas, el intendente metropolitano Felipe Guevara opinó que los autores desconocen la Historia. Sin embargo, el historiador Sergio Grez estima que se trató de un cuestionamiento hacia las historias oficiales hegemónicas.

La jornada de protesta el viernes, en la Plaza Baquedano, rebautizada desde el 18 de octubre de 2019 como Plaza Dignidad, finalizó con el incendio a la estatua de Manuel Baquedano, que generó encendidos debates a nivel nacional. Mientras desde el oficialismo condenaron el acto, otros sectores apuntan a una señal que entrega la ciudadanía hacia ciertos símbolos.

Desde el Ejército repudiaron con fuerza el incidente, como no lo habían hecho antes. A través de un comunicado, la institución se refirió al hecho como un “deleznable atentado, esta vez incendiario, al monumento ecuestre que el Estado y el Pueblo de Chile erigieron en homenaje al victorioso general Manuel Baquedano González por su proeza en la Guerra del Pacífico”.

“Los cobardes y desadaptados que cometieron este acto indignante y repudiable para todos nuestros compatriotas son antichilenos, porque desconocen la historia, y en su ignorancia son incapaces de descubrir el extraordinario aporte que el General Baquedano junto a miles de soldados chilenos le entregaron al país, al integrar los extensos y valiosos territorios del norte, que hoy nos enorgullecen y son muy importantes para Chile”, sostuvieron.

El brazo de las Fuerzas Armadas, insistió en que los daños continuos a la escultura, vienen de la mano de “antisociales” que además “ignoran que a sus pies reposa la tumba de un soldado chileno” que no pudo ser identificado”, pero que “representa a miles de compatriotas que murieron anónimamente por la patria”.

En esa línea, el intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara se cuadró con el Ejército, manifestando: “Lo de ayer (viernes) no fue una manifestación, fue una combinación de manifestantes con delincuentes, con violentistas. Yo no creo que estos vándalos tengan noción de nuestra historia, que tengan alguna información de lo que ha sido transcurrir de la historia de Chile, ni de la participación de Baquedano”, sostuvo.

Guevara insistió en que “no es Baquedano el que produce el problema, porque también se quemaron las iglesias, se quemaron los supermercados, se saquearon los almacenes y también se destruyó el Museo de Violeta Parra”.

Del mismo modo, ayer en la mañana, el ministro de Defensa, Baldo Prokurica, concurrió al lugar para depositar una corona de flores a la estatua y la tumba del “soldado desconocido” ubicada debajo del monumento ecuestre.

“Condeno enérgicamente la afrenta a la estatua del general del @Ejercito_Chile, Manuel Baquedano. La violencia y la intolerancia no tienen espacio en una sociedad democrática, y deben ser condenadas y rechazadas con toda la fuerza”, publicó el ministro en su cuenta de Twitter junto a un video de la actividad.

Sin embargo, no todos piensan igual. El diputado Gabriel Boric escribió a través de su cuenta de Twitter que “el Ejército no debe deliberar ni le corresponde juzgar a otros. Bajo ningún punto de vista esto es aceptable en una democracia. Gobierno debe hacer valer subordinación del ejército a poder civil”.

Visión académica

En una entrevista brindada a Diario Universidad de Chile, el historiador y académico, doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, Sergio Grez Toso puso en relieve al general Baquedano y explicó a qué se debe el encono hacia su figura.

“Manuel Baquedano fue un militar chileno, hijo de una familia con antecedentes militares. Siendo adolescente escapó de la casa materna para ir a combatir a la Guerra contra la Confederación Peruano Boliviana, eso en los años 1836 al 1839. A partir de entonces desarrolló gran parte de su vida adulta en las filas del Ejército: participó en las Guerras Civiles de 1851 y 1859 entre conservadores y liberales, apoyando a los gobiernos de Manuel Bulnes y de su sucesor Manuel Montt, ambos conservadores. Posteriormente participó en la pacificación de La Araucanía, desde fines de 1868 y al año siguiente participó en enfrentamientos contra los mapuche en Malleco y Renaico, y posteriormente, batalló en la Guerra del Pacífico, en la que fue uno de sus principales jefes militares. También fue comandante en jefe del Ejército en campaña por poco más de un año y calidad de tal, encabezó la ocupación chilena en Lima luego de las batallas de Chorrillos y Miraflores. Antes del fin de la Guerra volvió a Chile y luego de un corto periodo presentó su renuncia y se dedicó a administrar el latifundio que tenía en la Laja, cerca de Los Angeles, pero también incursionó en la política. Fue dos veces senador, fue propuesto por el Partido Conservador para una candidatura a la Presidencia de la República, nominación que no aceptó y finalmente falleció a fines del siglo XIX”, expuso.

Para el historiador, “la figura de Baquedano es polémica porque era un militar de pocas luces, bastante rústico y con una táctica militar que consistía sólo en cargar de frente, sin importar el costo humano que ello significara para sus tropas. Era un personaje extremadamente autoritario y ello se puede observar con la orden de detención en la corbeta Abtao contra el periodista Eloy Caviedes de El Mercurio de Valparaíso que había realizado informes críticos de su conducción”.

Respecto del comunicado del Ejército repudiando el atentado al monumento, Sergio Grez reflexionó: “Adjetivos como desadaptados, antichilenos, antisociales no pueden dar cuenta de la complejidad del fenómeno al que hemos estado asistiendo a partir del 18 de octubre de 2019. Más allá de lo específico, lo que hay que entender es que existe un cuestionamiento profundo por parte de importantes sectores de la población de la Guerra del Pacífico y de la pacificación de La Araucanía, como primera lectura. además de las guerras civiles de 1851 y 1859 en una de las que incluso combatió contra su propio padre. Más allá de la participación de Baquedano en estos conflictos civiles, hay un cuestionamiento de la idea y de la historia del Estado Nación de Chile, centralista, homogeneizador, excluyente, con conducción oligárquica la mayor parte del tiempo, y de sus símbolos. Hay un cuestionamiento de las historias oficiales hegemónicas de los textos escolares y los grandes medios de comunicación de masas. Eso es lo que está detrás de las acciones contra el Monumento a Baquedano”, apunta.

En la citada entrevista, el historiador ejemplificó con otros casos similares, ocurridos en el mundo. “Hay una dimensión ritual en las manifestaciones de descontento y protesta popular y eso es algo que viene desde hace mucho tiempo. Cuando cayó Sadam Hussein en Irak, sus estatuas fueron derribadas por la multitud y eso la prensa hegemónica occidental lo presentó como un acto liberador, lo mismo ocurrió en Hungría en 1956 con el levantamiento del pueblo y la caída de estatuas de Stalin y así sucesivamente hacia el pasado. Estos actos son recurrentes y el hecho de quemar una estatua tiene una dimensión simbólica, porque el fuego se supone es un elemento purificador que puede ser utilizado en sentidos distintas y contradictorios, pero puede constituirse como un rito emancipador, liberador”.