Necrológicas

El dominio De Kosten

Por Alfredo Soto Martes 9 de Marzo del 2021

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”Dicen los viejos lobos de mar, que por debajo de los 40 grados de latitud Sur, no existe Ley, pero que, debajo de los 50 grados, ni si quiera hay Dios”…

Por suerte tenemos opción on line de informarnos y con estos vendavales, menos matutinos y diarios se volarían por las intensidades de estos 40 rugientes, 50 aullantes o 60 bramadores o, como lo denominaban los Tehuelches, Kosten o Joshen. Es verdad y quienes vivimos en estas tierras sabemos que mencionar Patagonia es referirse al viento principalmente, reconocido como los más fuertes y constantes, es persistente. Los expertos en energía eólica, indican que estos vientos desde la latitud 40 Sur son los mejores del mundo, es el típico viento austral y que, según la intensidad éstos, eran llamados como mencionamos anteriormente. Su origen fundamentalmente vienen desde el Sudoeste, aunque también algunos prevalecen directamente desde el Oeste y se precipitan y escurren velozmente por el mar, casi se podría decir sin frenos hasta la angosta faja que significa esta prolongación austral del continente sudamericano.

Estos vientos y que, según cómo nos envuelva, nos obliga a forzar nuestra marcha como así, en sentido contrario, frenar nuestro caminar, nos da una particularidad a los hijos nativos de esta hermosa tierra.

En nuestro hemisferio, el Sur, el aire frío y denso provoca estos vientos mucho más intensos que en otras regiones del planeta, cuya intensidad se debe principalmente al desplazamiento de masas de aire desde el Ecuador y hacia los Polos, tanto hacia el Polo Norte como hacia el Polo Sur. Es más fuerte en nuestra zona austral debido a la inexistencia de zonas terrestres abundantes que puedan frenar esta fuerza que ya la viene impulsando desde el océano; en cambio en el hemisferio norte, existe mayor presencia de masas continentales, las de Europa, Asia y América del Norte, pasando a reconocer al hemisferio como Hemisferio terrestre, en cambio nuestro hemisferio prevalece la presencia de masas de agua de los océanos Pacífico y Atlántico y menor cantidad de masas terrestres, de ahí la denominación como Hemisferio Marítimo.

Ahora en nuestra latitud, los 50º Sur, podemos decir que nos corresponde a los vientos más intensos denominados por los navegantes ingleses como los 50 aullantes y que se generan entre las latitudes 50º y 60º, es decir, hasta la misma Antártica. Por ende y en ese espacio abierto que conforma el Paso de Drake, es donde se reconocen las tormentas más violentas del globo, persistentes por sus vientos huracanados que dan categoría a los navegantes que los cruzan y salen airosos. Muchas veces y es frecuente escuchar reclamos e improperios de tener que salir a la intemperie enfrentando el viento, sin saber quizás que es un elemento meteorológico de nuestra ciudad y región y que hay que aprender a vivir con el, así  también a la importancia de conocer desde la orilla científica cuán importante es y que nos permitirá incluso destacarnos a nivel mundial en cuanto sepamos y vivenciemos, ojalá pronto, que nuestro viento nos permitirá tener un podio principal en la generación de energías renovables, primero eólica y después, a partir de allí, obtener el hidrógeno verde que nos permitirá un desarrollo sumamente importante para nuestra sociedad desde insospechables oportunidades que se nos presentaran, pero cuidado también, que este, nuestro viento figura como peligro potencial frente a los cambios referidos al clima, ya que -como siempre lo hemos dicho- su presencia es justamente más intensa en los meses de primavera y verano. Pero, el régimen general de los vientos ha cambiado y fácilmente podemos darnos cuenta que esta intensidad también se ha corrido para los meses invernales, que por un lado nos favorece, pero también debemos estar atentos al transformarse dentro de lo que se considera en el rango de los riesgos climáticos un peligro objetivo climático. Por lo tanto, habrá que poner atención a tener esta mirada de resiliencia a tener nuevas y buenas capacidades de adaptación, controlando así de alguna manera nuestra exposición al mayor y potente espíritu envolvente de KOSTEN.