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¿Jorge el filósofo?

Por Gloria Vilicic Peña Jueves 25 de Marzo del 2021

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La gente dice que se dedica a la política por descarte de su profesión. La gente dice oyeron que no le queda otra opción, que como médico no tendría mucho futuro y que le faltaría la vocación. Por ahí rumorean algunos que en política se requiere poder para alcanzar las propias metas y, también decisión, para apartar a los que se interponen en la propia recta final para llegar al poder. Son tantas cosas que la gente dice, a veces sólo por hablar, las dices olvidando muchas veces que los insultos deshonran a quienes los infieren, no a quien lo recibe. La gente dice tantas cosas, a veces buscando verdades, otras enunciándolas sin quererlo, las muchas veces sólo por molestar. ¿Qué dicen los filósofos sobre el opinar? “Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices”, recordándonos que callando es como se aprende a oír, escuchando es como se aprende a hablar; después, hablando, se aprende a callar. Tantas veces te admiramos Jorge por tu silencio comprensivo, tu silencio acogedor. ¿Por qué hablaste ahora, si siempre supiste y quisiste callar? “La parlamentaria ya no está en la región, que no está presente” y que ella “está terminando su período parlamentario”, dijiste como diciendo nada y a la vez diciéndolo todo.

Es preferible la compañía de los cuervos a la de los aduladores, pues aquellos devoran a los muertos y estos a los vivos. Como recordará la senadora ahora estas palabras del filósofo, la senadora que en innumerables veces apoyó a Jorge en su gestión. Fueron tantas las palabras de alabanzas, de apoyo público que él pregonaba cuando necesitaba su apoyo para mantenerse en el poder, a la mujer ejemplo de política, digna de admiración. ¿Será que ahora le estorba en su tránsito al poder?
Yo pensaba que era un hombre sabio, que Jorge era un filósofo, pues el sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice. Que buen discípulo de esta doctrina es Jorge y como le permitió sobrevivir cuatro años en el poder. Seguramente siempre lo supo, es como que la humanidad tuviera una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica. ¿Cuándo gobernabas practicabas lo que predicabas y ahora predicas lo que no practicas? ¿O será el revés?
Ah, si hubieras callado, Jorge, habrías sido filósofo. ¡Pero no! El subconsciente salió a flor de piel. ¿Dijiste sin querer lo que piensas? Ahora todos esperan que digas algo ¿O reinará nuevamente el silencio? Y no es broma, creemos tantas cosas como indiscutibles porque nos has convencido de que son verdad. Vivimos creyéndonos informados y no manipulados, decimos todos. El filósofo nos invita entonces a creer que sólo quiere ser gobernador, sólo gobernar en la región, mientras sus palabras apuntan quizá a un objetivo superior.
Ah, si hubieras callado, Jorge, para mí serías un filósofo. El anhelo por el poder es como una calentura. Y aunque nunca digas todo lo que piensas, y siempre pienses todo antes de decirlo, esta vez pareciera que la testosterona te jugó una mala pasada. Déjame recordarte que un hombre de bien nunca muerde la mano de quien le dio de comer. Si hubieras callado, Jorge, habrías sido filósofo. Las mujeres no olvidamos nunca a quienes nos fueron infieles.