Centro Diurno de Adultos Mayores: entre la alfabetización digital y la atención en salud
Con el uso de las redes sociales y de las tecnologías de la información, el Centro Diurno Referencial de los Adultos Mayores ha logrado mantener la atención en medio de la pandemia y del confinamiento, ello a pesar de las brechas existentes en alfabetización digital. En la actualidad son 87 las personas que participan de la iniciativa de la Universidad de Magallanes, quienes se han mantenido activos mediante talleres virtuales y atenciones remotas. El sistema se mantendrá hasta que la comuna avance a la Fase 4 (Apertura Inicial) del Plan Paso a Paso.
Su directora, Paola Fernández Gálvez, indicó que la evaluación que existe de la atención remota es muy positiva y ha permitido la participación activa de la familia, que en muchos casos acompaña en la pantalla y uso de las plataformas. Sin embargo advierte que por la brecha digital que existe en este segmento etário aún es insuficiente y nada reemplaza el contacto que nos permite la intervención presencial.
Explicó que se han implementado talleres sincrónicos, guiados por los profesionales a cargo, esto vinculado a los planes individuales de atención que se han diseñado para cada usuario, por tanto, existe un consenso con la persona mayor, y su aceptación a estas actividades, que dan cuenta de sus necesidades e intereses. Para quienes no pueden conectarse se elabora material que es enviado a sus hogares, y se hace seguimiento de manera remota a través de contacto telefónico. “Esto ha permitido llegar a todos los usuarios del Centro, ya que el contacto, es semanal y nos permite conocer su situación, atender sus necesidades y promover potencialidades, teniendo claridad sobre su estado general y abordando la interacción desde las áreas biomédica, social, cognitiva y funcional”, manifestó Fernández.
Añadió que los profesionales del Centro Diurno han debido generar nuevas formas de realizar las intervenciones, que primero decían relación con mantener el contacto, realizar contención emocional, preocuparse de la situación de salud, económica y de aislamiento, para luego retomar las intervenciones en las demás áreas. El adaptarse significó modificar las acciones que se vinculan a los planes de atención, generar nuevos protocolos, y llevar todo el registro de las actividades al plano digital.
“El prolongado confinamiento al que han estado expuestos los mayores han tenido efectos negativos en un grupo, como el deterioro de la salud, desmedro en la funcionalidad y del estado emocional al no tener actividades sociales o familiares habituales. Frente a esto hemos implementado para los más frágiles visitas e intervención en el domicilio, sumado a las actividades remotas”, dijo, añadiendo que es en este contexto que hay 15 usuarios que asisten a terapias especializadas al Cadi-Umag.
La directora concluyó que el desafío es aumentar la alfabetización digital, la adquisición de teléfonos inteligentes para su entrega a los usuarios, para así acortar esta brecha, en aquellos que han manifestado su interés en aprender.