Derecho a la salud y tabaquismo

Esta semana, el lunes 31 de mayo, comenzó con la conmemoración del Día Mundial sin Tabaco, establecido por la Asamblea Mundial de la Salud en 1987, para llamar la atención en todo el orbe hacia la epidemia del tabaquismo y sus efectos letales.

Con esta efeméride, entidades como la OMS, su correspondiente panamericana OPS y entidades nacionales aprovechan a difundir los riegos que supone el consumo del tabaco, las prácticas comerciales de las empresas tabacaleras, las actividades y programas existentes para contrarrestar dicha adicción y puntualizar que todas las personas deben reivindicar su derecho a la salud y a una vida sana.

El tabaco causa 8 millones de muertes cada año. Además, en el contexto de la pandemia, estudios han demostrado que los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedad severa con Covid-19 que los no fumadores.

En Chile, se están realizando esfuerzos para alentar el debate respecto de cómo avanzar en políticas públicas de cesación tabáquica, entendiendo que el Estado debe adoptar un rol más protagónico y permanente para que disminuya el consumo del cigarrillo y se desaliente éste en las nuevas generaciones.

Chile ha adherido al convenio marco de salud pública mundial promulgando diversas leyes, que han permitido crear los espacios libres de tabaco, advertencias en las cajetillas y eliminación de la publicidad, entre otras acciones. Pero, hay una deuda que se relaciona con implementar el programa de cesación en los centros de salud primaria, lo que ha imposibilitado que quienes quieren dejar de fumar puedan acceder a un tratamiento integral.

Los beneficios para la salud son inmediatos. Para dimensionar esto, hay que recordar que más de 16 mil personas mueren al año en nuestro país a causa del tabaquismo, cantidad que, en promedio diario, es similar a la gente que fallece producto del coronavirus.

También los números son claros respecto del impacto en ahorro para el Estado. En Chile, los costos en salud se elevan a 2,5 billones de pesos anuales a causa del tabaco, ya sea por enfermedades asociadas a esta adicción, por muerte prematura.

El país y la región, en particular, sólo obtendrán ganancias si se implementa tal programa y se habilitan los espacios requeridos para proporcionar los tratamientos integrales que una persona adicta requiere.

El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.