Retratos cotidianos captados por una joven fotógrafa
Rayén Ayvlen Andrade Uribe
A sus 17 años Rayén Ayvlen Andrade Uribe busca captar el instante singular, el detalle único, mínimo o llamativo, que emerge de las calles de Punta Arenas, desde una mirada fotográfica. Es el rescate de un Magallanes esencialmente cotidiano al Rayén busca plasmar en medio de la pandemia, las cuarentenas y las restricciones sanitarias. La alumna de tercero medio de la Escuela Pedro Pablo Lemaitre dispara sus instantáneas por las calles de Punta Arenas, transitando por los espacios y micromundos menos visitado de la capital regional. En la pandemia ha ido aprovechando todas las oportunidades artísticas que ofrece la ciudad.
Cuenta que sus inicios en la fotografía comenzaron cuando apenas se empinaba por los 13 años de edad, cuando iba a ver espectáculos de danza contemporánea, en los que comenzó a tomar la cámara y a capturar sus primeras imágenes. Eso al menos con la cámara. Y es que ya desde antes había empezado a hacer fotos con su teléfono, un ¡Iphone 5 que no tenía señal y sólo le funcionaba el Internet, después vino su primera cámara semiprofesional y hoy sueña con un equipo profesional.
“Al principio me gustaba captar pequeñas cosas que no se podían capturar. Eso me emocionó y comencé a hacer más y más fotografías”, explica Rayen Andrade, quien recuerda que cuando su familia vio su gusto por la fotografía le regalaron una cámara que ya no se usaba y así se largó a hacer fotos. Luego, a sugerencia de una de sus amigas, creó un instagram para poder ir almacenando sus fotos, espacio que cumplió con su objetivo, pero además sirvió para que las personas pudieran ver su trabajo y hacer comentarios.
Recordó que en ese tiempo se enteró a través de las noticias que se iba a desarrollar un curso de fotografía, impartido por el Centro Cultural. “Hasta ese instante, para mi la fotografía era sólo un hobbie, un pasatiempo grato, pero con ese primer curso me fui acercando más aún al mundo de la fotografía, así comencé a conocer y a aprender de los aspectos técnicos de este arte, fui anotando lo que tenía que aprender y eso me emocionó mucho, porque además me permitió mejorar la calidad de las fotos que tomaba”, relata Rayén.
El mensaje de una foto
En la actualidad, la joven dice que está participando del curso Fotografía del Alma, que fue organizado por la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Punta Arenas. “A diferencia del primer curso, que se trataba más de la parte técnica de la fotografía, este segundo curso se enfoca más en lo que transmite una imagen, que es lo que la gente siente e interpreta de una foto”, indica.
Rayen ejemplificó señalando que en una oportunidad hizo un foto-montaje con papel film, que roció con agua en spray, para ella la foto era el retrato de no poder salir por el mal tiempo, pero el resto de las personas que opinaron vieron un día lluvioso y la despedida que la niña hacía del ataúd de un ser querido. “La persona que ve una foto tiene una forma de interpretarlo, que es diferente a la visión que tiene otra persona sobre la misma imagen y para todos las fotos les transmite algo diferente. Por eso es impactante escuchar, lo que sienten las personas sobre una misma fotografía, hay quienes ven tranquilidad y otros soledad, eso es lo interesante de este curso y de la fotografía”, describe la joven, que sueña con estudiar en Santiago.
“Me gusta poder trasmitir distintas cosas a través de la fotografía. Se trata de captar el momento preciso, a pesar de que no siempre sabes que va a pasar. Muchas veces me ha pasado que veo la fotografía y pienso: ‘Pucha’, no traje la cámara’… Pero al menos tengo el celular y por eso es que trato de ir siempre con mi mochila”, confiesa entre risas Rayén.
Un momento complejo
La joven admite que en tiempos de pandemia ha sido más complejo hacer fotografía, por el encierro y las medidas sanitarias. Así, recorrer las calles y barrios de Punta Arenas ha sido más difícil y no le gusta planear las fotos. “A veces, no te das cuenta, porque tienes algo al lado y le puedes dar otra mirada, pueden ser flores o incluso cosas de la casa. Cuando hago montajes, por mi cuenta, me gusta probar distintas cosas”, explica Rayen, quien agrega que la modelo de sus fotografías es su hermana Valentina, de 10 años, rol que se ha visto reiterado, ya que en pandemia es más complicado acercarse al resto de las personas, debido a las restricciones y la observancia de la distancia social.
Experimentación y búsqueda
En su incesante búsqueda de lugares, objetos, personas y ambientes para dar forma a sus creaciones, Rayén cuenta que permanentemente trata de agudizar sus sentidos e imaginación y que no teme experimentar en sus emprendimientos artísticos. Así es que en una ocasión Rayen cuenta que tomó papel plástico transparente de cocina y lo roció con spray con agua, contando con ayuda para sostenerlo. El resultado, dice- fue muy bueno y “estoy muy contenta de cómo quedó. Esta foto fue en blanco y negro. Los montajes, a veces resultan y a veces no, pero igual una lo intenta hacer. A veces hace frío o llueve, pero una siempre busca tener la mejor fotografía”, comenta, agregando que hace muchas capturas para elegir dos o tres, también pone la cámara en distintas posiciones, incluso a estado en el piso haciendo fotos.
“Nunca pensé que me fuera a gustar tanto, que iba a tener tantas ganas de tomar fotos y que con el tiempo me iba a gustar tanto. Ahora es una obsesión”, dijo la joven quien muestra su trabajo en el Instagram Photoayvlen.