Volvieron los funerales masivos al Cementerio Municipal y deudos ya pueden cerrar el duelo
“Ver la impotencia de la gente que no podía ingresar será algo difícil de olvidar”, dijo el panteonero Enérico Nonque Paredes.
Una de las angustias más grandes que sufrieron miles de familias que en pandemia perdieron un ser querido, fue no poder acompañarlos a su última morada.
El aforo lo impedía. En el Cementerio Municipal la urna pasaba del carro funerario a la cureña. Acorde a las creencias de cada quien, en las puertas de acceso principal, por Avenida Bulnes, un sacerdote, diácono o pastor entregaba un breve y tranquilizador mensaje espiritual. Y de ahí tomaba la palabra algún familiar o amigo del deudo.
Todo se hacía rápido y evitando las aglomeraciones. Esto último fue lo que más costó hacer respetar, porque es prácticamente imposible impedirle a una persona que vaya al cementerio, al último adiós.
Felicidades
Enérico Nonque Paredes, panteonero con 22 años de trabajo en el camposanto, comparte el cambio que vino “al retomarse los funerales a la antigua”.
La experiencia para él y sus compañeros en pandemia fue durísima. “Ver la impotencia de la gente que no podía ingresar al cementerio será algo difícil de olvidar”.
No era una barrera que impusieran ellos, eran normas dispuestas por la autoridad sanitaria, que se tienen que cumplir.
Tuvieron que establecer sistemas de turno. Al comienzo, entre abril y mayo, no eran más que cuatro los que se encargaban de atender el funeral y la sepultura.
Vivir la etapa actual es otra cosa. Si bien el público llega con una carga emocional muy fuerte, porque despedir a un cercano nunca será fácil, últimamente la gente del cementerio nota un cambio de actitud.
“La gente me dice cuando vamos caminando al nicho o sepultura, que a pesar del dolor es un alivio tremendo poder entrar al cementerio. Además porque ya pueden velar al ser querido y acompañarlo a su última morada”, comentó Nonque.
Otro símbolo y gesto importante para muchos es el tener ahora la posibilidad de llevar una flor y dejarla en el lugar donde descansará por siempre la persona fallecida. “Esta apertura de ahora no sólo alivia a la gente que viene por un funeral sino que a nosotros mismos como trabajadores. Ya no tenemos que cerrar la puerta y pedir a todos que se quedaran afuera. Al menos eso ya pasó, gracias a Dios”.
Hasta 2.500 personas
Al estar en Fase 4, y dado el espacio físico del Cementerio Municipal, pueden ingresar hasta 2.500 personas. Así que por el momento no hay restricciones, pero sí deben mantenerse las medidas de autocuidado.
César Gallardo Barría, encargado del camposanto, coincidió en destacar el cambio que produjo el retorno de los funerales tradicionales.
Siempre el horario es de tarde, y en promedio son dos al día, aunque han tenido jornadas con seis y siete servicios.
La atención de público comienza a las 8 de la mañana y los trabajos al interior del camposanto se mantienen, incluso igual se realizaron en fase 1, 2 y 3, pero con las restricciones de ese momento.
En cuanto al desplazamiento, por ahora los cortejos fúnebres se siguen haciendo en vehículo. Más adelante podría retomarse la modalidad a pie.