Investigadores registran inusuales rachas de viento en el canal Beagle
La pandemia del Covid-19 retrasó gran parte de las investigaciones científicas en la región. Esta ausencia de las visitas a terrenos, sobre todo tomando en cuenta la vastedad del territorio magallánico llevó a que durante estos dos años no se obtuvieran datos periódicos acerca del estado de los ecosistemas marinos de la zona subantártica. Es por ello que un equipo de investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral de Chile, logró instalar distintos sensores en el sector de bahía Yendegaia, tras una expedición de diez días por los canales australes. Una expedición que no estuvo exenta de problemas, ya que el buque Marypaz II tuvo que resguardarse en el sector de Cabo Froward durante unos días debido al mal tiempo que aquejó a la región a mediados de agosto.
La expedición comenzó en Punta Arenas y recorrió el canal Beagle hasta llegar al sector de bahía Yendegaia donde se instaló un anclaje que contiene una trampa de sedimento y tres sensores biogeoquímicos a diferentes profundidades, los que entregarán datos continuos sobre presión, temperatura y salinidad.
Además, se recuperó una gran cantidad de datos entregados por la estación meteorológica ubicada en la parte norte de isla Hoste, cercano a isla Navarino y muy próximo al sitio del anclaje. Esta estación es una de las más australes de Sudamérica, y de la que se pudo rescatar información desde mayo del 2019 hasta la fecha, la cual arrojó valores inusuales.
“Los datos de la estación meteorológica revelaron ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora, evento que no habíamos observado en esas zonas. Uno esperaría ese tipo de rachas en lugares más cercanos al océano, ya que en los canales se está menos expuesto”, reconoció el investigador del Centro Ideal, académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la UACh y jefe del equipo científico, doctor José Garcés.
Respecto de las causas de este fenómeno, el investigador recordó que “el episodio máximo de ráfaga de viento sucedió el 10 de octubre de 2019, por lo que es probable que haya sido influencia del Modo Anular del Sur u Oscilación Antártica. Este evento, cuando indica un valor negativo en los registros, hace que los vientos del oeste disminuyan, pero tiene una mayor influencia hacia la parte sur de Sudamérica”.
A futuro, uno de los trabajos será comparar estos parámetros con lugares como Puerto Williams, para saber a ciencia cierta si este fenómeno está al alza en aquellas zonas. Además, permitirá saber cómo influyen las variables meteorológicas sobre los sedimentos recogidos por la trampa y la variabilidad de la temperatura y salinidad en Yendegaia.
Ahora que la situación de la emergencia por el Covid-19 está bastante controlada, la expectativa en el Centro Ideal es que las expediciones oceanográficas comiencen a retomar su calendarización habitual, considerando la importancia que significa conocer los efectos del cambio climático en los mares del sur. Durante el mes de febrero, se confía que los investigadores puedan recuperar la trampa de sedimentos y los sensores instalados para poder rescatan la información.