La historia de los hermanos Lauler
La nota del diario As Chile (ver página 29) también ahondó en la historia de Carlos y su hermano Gonzalo Lauler Godoy, de 32 años, nacido en Osorno y quien defiende actualmente los colores de Deportes Melipilla, club que por estos días da dura batalla para permanecer en el fútbol profesional de Primera “A”. Así lo cuenta el medio nacional:
Hoy ambos son unidos, tienen una relación entrañable, pero hasta hace sólo unos años desconocían que eran hermanos. Así, tal cual.
“Somos hermanos de parte de papá y hay una historia como la del hijo de Maradona que apareció en Italia. Mi padre (Carlos ‘Kiko’ Lauler, ex figura del básquetbol chileno) no sabía de la existencia de Gonzalo y creo que recién como el 2009 ó 2010 se acercó a la mamá de él y lo supo. Mi hermano es de Osorno y recién ahí nos conocimos”, cuenta Carlos desde San Andrés.
“Yo era chico y siempre quise un hermano, se dio que apareció Gonzalo y él ya estaba en camino a ser futbolista. Jugaba en el primer equipo de Osorno y desde que nos conocimos siempre hemos sido muy buenos amigos”, añade.
“SOMOS PARTNERS”
Hoy ambos comparten la pasión por el deporte y son hinchas de la carrera del otro. “Hablamos bastante, en el tema deportivo somos partners, nos acompañamos mucho y ahora estamos muy comunicados porque al estar solo en el extranjero no tienes mucho con quién hablar. Él ha hecho su camino, estoy muy orgulloso. Llegó a Melipilla en Tercera y hoy está en Primera, ojalá logren el objetivo de mantenerse y que él se consolide”, sentencia Carlos.
Gonzalo, el hermano mayor, también da su versión del sorpresivo encuentro. “Es difícil expresarlo en un palabra, pero fue lindo porque sabía nada. Yo tenía 17 y Carlos era chiquitito”, recuerda.
“Nunca hemos podido coincidir en alguna ciudad para estar más juntos, pero siempre estamos en contacto. Nos hubiera gustado estar un poco más cerca y compartir más días, semanas o meses en un mismo lugar, pero nuestras carreras son así, un año estamos acá y otro allá, así que ha sido complejo”, añade.
Lo que sí es un hecho es que el deporte fue el link que los unió para siempre apenas se vieron por primera vez. “El feeling fue automático, los dos éramos deportistas y yo ya alternaba en el primer equipo de Osorno. Carlitos es una persona súper profesional, muy preocupado de su entorno, buen tipo, preocupado de hasta los más mínimos detalles. Lo que le pasa hoy es consecuencia de ser perseverante”, recalca.
ROLES CAMBIADOS
“Jugué fútbol en Punta Arenas, también unos campeonatos en Chillán y casi me voy a Ñublense, pero me volví a Punta Arenas. Era ‘9’ y metía hartos goles, pero preferí el básquetbol”, cuenta Carlos.
¿Y Gonzalo pudo ser basquetbolista?: “Jugaba, pero más con los amigos. La verdad es que nunca me vi dedicándome a eso, siempre fútbol. Mi papá es fanático de ambas disciplinas, se lo pasa viendo deportes y cuando la embarramos nos llega el reto aunque ya seamos grandes”.