Eliminación de la violencia contra la mujer

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an pasado casi dos años en que el mundo comenzó a conocer del coronavirus y que, en breve tiempo, vio cómo esta enfermedad cruzó los países y los continentes, quedando casi toda la población mundial bajo los efectos de la crisis sanitaria. En paralelo y nuevamente en forma soterrada ha seguido creciendo  otra pandemia: la violencia contra las mujeres y las niñas.

El aislamiento social, las restricciones al desplazamiento y las cuarentenas han agudizado los cuadros de agresiones, quedando esta violencia, más que nunca, puertas adentro.

Cifras levantadas por Onu-Mujeres confirman aquello. En un estudio realizado en 13 países, se constató que casi la mitad de todas las mujeres consultadas señaló que ellas o conocidas suyas habían comenzado a experimetar agresiones durante la pandemia.

Una cuarta parte indicó que comenzó a sufrir conflictos domésticos más frecuentes y un número similar planteó que se sentía menos seguridad en sus hogares.

El pasado miércoles 25 de noviembre, se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, efeméride que permite volver a poner este tema en la conversación pública, relevando que estamos frente a una cuestión de derechos humanos generalizada y que debe ser abordada con mayor grado de urgencia a nivel mundial.

Al igual que la emergencia sanitaria, la violencia contra el segmento femenino de la población, que cruza a todas las culturas, es una emergencia de salud pública y, a la vez, un delito repudiable.

Sólo en Chile, se debió habilitar teléfonos y mecanismos para denunciar y pedir asistencia profesional, producto de lo antes descrito.

También ha sido muy lamentable que, en el contexto de la campaña electoral, el tema de los derechos de las mujeres y varias de las conquistas legales alcanzadas en el país estén siendo cuestionados por uno de los candidatos a la Presidencia y un par de parlamentarios afines.