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La esperanza le ganó al miedo; una nueva generación toma el testimonio

Por La Prensa Austral Martes 21 de Diciembre del 2021

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La elección del 19 de diciembre presentó elementos propios del cierre de una época política y el inicio de una nueva. Pero como la vida es una constante que presenta ciclos, esta última campaña presidencial también presenta elementos propios de nuestra historia reciente, conceptos ya conocidos y ciertas emociones que ya han habitado en el cuerpo y alma de muchos y muchas.

En cuanto al pasado o a la historia reciente para muchos ha existido un recuerdo vívido del año 1988 en que, si bien la elección era entre dictadura o democracia, para muchos existió una encrucijada similar ya que la candidatura de Kast, más allá de lo que haya querido alejarse, estaba muy teñida y cercana a la dictadura, lo que determinó que la decisión de apoyar al presidente electo tenía más que ver con un concepto anti autoritarismo y pro democracia que adhesión profunda a un candidato. Los conceptos estaban instalados y prueba de ello es el guarismo de los apoyos porcentuales en una (55%) y otra posición (44%), prácticamente iguales a los de aquel lejano octubre de1988.

Por otra parte, la campaña, al igual que en 1988, más que de personas, fue de conceptos: esperanza, por un lado, y seguridad, por el otro; por supuesto que los conceptos implican una promesa que debe manifestarse en acciones concretas con el ejercicio del gobierno lo que constituye el gran desafío de nuestro Presidente electo. Entiendo que algunos pretenderán, al igual que con el concepto de alegría, ridiculizar o denostar este ethos o corazón del candidato y presidente electo, pero es claro que forma parte de una actitud política que debe ser erradicada.

Pero, lo importante es el futuro y ello es lo que ha convocado a la más alta votación que ha conocido nuestro país hasta el momento, por ello es necesario destacar los hechos que lo configuran.

Primero, se ha elegido al presidente más joven de nuestra República y el cuarto más joven del mundo en la actualidad y ello implica muchas cosas, desde la confianza en nuevos liderazgos generacionales, hasta la jubilación necesaria de quienes durante muchos años han sido actores de la política nacional y regional, así como de quienes fuimos dirigentes estudiantiles en los noventa y desempeñamos tareas políticas en diferentes etapas. Es importante esta nueva generación, pero ello no debe implicar dejar de lado a quienes aún pueden aportar en el ámbito de la política, especialmente quienes tienen experiencia real en las políticas públicas y su implementación, pues la unidad implica necesariamente la integración de todos y dependerá de la sabiduría de la primera autoridad la justa y adecuada participación de cada uno en el contenido que se debe de construir para que la esperanza se transforme en acciones y obras concretas.

En el mismo sentido la superación de las clases políticas tradicionales, los partidos históricos hoy se enfrentan a una necesaria reflexión que determinará su continuidad en la sociedad, pues la fuerza y la capacidad de quienes han trabajado con el presidente electo y conformado nuevas fuerzas sociales, por cierto, que han establecido nuevos parámetros, prácticas y paradigmas que hoy se coronan con una victoria que, como lo ha dicho nuestro magallánico Presidente, es de todos.

Finalmente, teniendo absoluta claridad que los desafíos que se presentan son enormes, complejos y difíciles, la campaña reciente ha dado cuenta de un presidente electo que, sin renunciar a sus convicciones, está dispuesto a agotar todas las gestiones y recursos para la consecución de aquellas cuestiones prioritarias para las personas, pues la mejor forma de asegurar la paz social es la igualdad y la justicia.

Por mi parte mis mejores deseos de éxito al Presidente Boric y a su joven equipo, así como también hacer presente mi convicción que nuevos tiempos llegan, ideas actuales refrescan la política, nuevos rostros que han hecho el camino de pie conducirán el destino de nuestro país a contar de marzo y que el pueblo de Chile estará pendiente, pues deben tener presente lo que aquel trovador cubano anticipó en “Te doy una canción”: “la gente que me odia y que me quiere, no me va a perdonar que me distraiga”.

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