Plantean seis elementos esenciales para preservar la Patagonia chilena
Sin dudas la Patagonia chilena se identifica como un lugar donde aún prevalece un fuerte compromiso con los valores que nos entrega la naturaleza, manteniéndose como la zona con mayor extensión territorial de nuestro país y, a la vez, con la menor densidad poblacional. Según datos proporcionados por Rewilding Chile (ex Fundación Tompkins), los distintos ecosistemas que se encuentran en esta área son capaces de almacenar tres veces más carbono por hectárea que la Amazonía.
“La Ruta de los Parques, al almacenar grandes cantidades de carbono, evita que éste llegue a la atmósfera, por lo que no sólo debemos preocuparnos de la reforestación, sino que es trascendental proteger todo el ecosistema”, afirma Diego Varela, Ceo de Biósfera Austral, empresa nacional que se dedica a inversiones en conservación.
En este contexto, Biósfera Austral plantea 6 puntos claves para trabajar en la preservación del ecosistema y conservar su valor biológico:
Ríos salvajes
Actualmente sólo un 1% de los 1.251 ríos del territorio nacional cuentan con algún tipo de protección. En el 99% restante se ha permitido la instalación de infraestructura hidroeléctrica, explotación mineral, contaminación de los cauces, entre tantos otros impactos ambientales. Es por esto, y en búsqueda de una figura de protección en la que los ríos sean preservados como cursos libres, sin represas, surgió la propuesta de crear una Ley de Ríos Salvajes, impulsada por Geute Conservación Sur, Terram, Ecosistemas e International Rivers.
Ley de Protección de Glaciares
Los glaciares son fuente de vida, son reservas de agua que controlan altas temperaturas. Sin embargo, según información del Inventario Nacional de Glaciares de 2019 de la Dirección General de Aguas, en Chile hay 24.114 glaciares, pero esta medición sólo considera glaciares por sobre una hectárea, y pese a que en las últimas actualizaciones han incorporado glaciares de menor tamaño, el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental sólo contempla aquellos dentro del inventario. Es decir, un proyecto minero que tenga interés de instalarse en las cercanías de un glaciar no inventariado, ni siquiera tiene que informar en su estudio ambiental de su presencia. Por lo que se hace urgente una legislación que los ampare.
Protección de la fauna de animales domésticos
Los animales domésticos afectan la sobrevivencia de la fauna silvestre, tales como el huemul, guanaco, pudú, zorro de Darwin, puma, entre varios otros. Estas especies nativas se ven disminuidas y amenazadas en parte por la depredación y persecución de animales domésticos, que además transmiten enfermedades como el virus del distemper y parvovirus canino que causan brotes de alta mortalidad a fauna en peligro de extinción.
Especies no endémicas
En nuestra historia hemos sido testigos de cómo muchas especies han sido transportadas desde un lugar a otro sin considerar los impactos que pueden generar en el ambiente. En Chile, un caso emblemático es el del salmón, especie que se introdujo para su cultivo en jaulas, y que han devastado los fondos marinos y lacustres, el altísimo uso de antibióticos afecta a todo el ecosistema, y al escaparse amenazan la biodiversidad nativa, entre varios otros factores. Otro ejemplo es el castor, introducido a mediados del siglo pasado en Tierra del Fuego (Argentina), con la intención de crear una industria peletera local. Sin embargo, dada su “protección” para estos fines, y al no tener predadores naturales, se multiplicaron, lo que produjo graves daños al ecosistema por sus obras de ingeniería.
Protección de los
bosques milenarios
Sus largas raíces permiten conseguir nutrientes y agua desde muy profundo en la tierra, y los extraen a la superficie, los que son absorbidos por otras especies, permitiendo la proliferación de la flora, fauna y el reino fungi. Los árboles milenarios actúan como una gran reserva para absorber dióxido de carbono. Pueden llegar a almacenar decenas de toneladas de este gas de efecto invernadero.
Planificación territorial
en el sector rural
El ordenamiento de los espacios rurales carece de normativa. Vemos como la fragmentación y la falta de criterio en el ordenamiento territorial provocan la pérdida de la ruralidad, la intervención del paisaje, aumento de la demanda de agua, presencia de animales domésticos, contaminación y una larga lista de intervenciones no armónicas con el medio ambiente. Por ello, figuras promovidas en pro de la conservación, como el DRC y el plan de manejo de conservación, son consideradas herramientas esenciales a considerar en las nuevas propuestas territoriales.