Primeros aprontes de la nueva Constitución

• En el caso magallánico, nuestras comunidades kawésqar, yagán y selk’nam -si bien esta última todavía no ha sido reconocida oficialmente por el Estado- han estado bastante relegadas y marginadas del quehacer regional y, sobre todo, de la toma de decisiones.

Mientras todavía sigue abierto el plazo para que la ciudadanía entregue su patrocinio a las 2.496 Iniciativas Populares de Normas levantadas a la plataforma ad hoc, las diversas comisiones de la Convención Constitucional han estado aprobando, en general, las primeras iniciativas incubadas al interior de estos grupos.

De esta forma, ya surgen los primeros aprontes de lo que será el tenor del articulado de la nueva Constitución, siendo una de las cuestiones más relevantes para las regionales la propuesta de un Estado Regional Autónomo.

“Chile es un Estado regional conformado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre todas ellas, preservando la unidad e integridad del Estado”, reza el primer artículo propuesto. El segundo, en tanto, impone un elemento novedoso respecto de la autonomía que podrían tener los pueblos originarios en las localidades donde habitan: “El Estado se organiza territorialmente en regiones autónomas, comunas, territorios insulares, autonomías territoriales indígenas y territorios especiales”.

Esto, unido a la declaración de Chile como un Estado plurinacional y plurilingüe, sin duda, cambiará ostensiblemente la manera de relacionarse de las regiones con el poder central y también abrirá espacios nuevos e interesantes de diálogo al interior de cada territorio, sobre todo en aquellas zonas donde hay presencia de exponentes de los pueblos originarios.

En el caso magallánico, nuestras comunidades kawésqar, yagán y selk’nam -si bien esta última todavía no ha sido reconocida oficialmente por el Estado- han estado bastante relegadas y marginadas del quehacer regional y, sobre todo, de la toma de decisiones. Para ellas, se abrirán importantes puertas, estando en un escenario más propicio para defender sus derechos y para fijar su desarrollo de acuerdo a sus culturas y costumbres.