Crece el consumo de alcohol en Magallanes

• Las cifras vienen a ratificar una percepción presente en muchos ámbitos de la opinión pública regional, la que a su vez se manifiesta en la realidad, cuando, por ejemplo, las noches de fin de semana al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico llegan jóvenes intoxicados debido a que bebieron en exceso.

Reveladores resultados arrojó el XIV Estudio Nacional de Drogas en Población General 2020: el consumo de alcohol en Magallanes creció en seis puntos porcentuales en cuatro años.

En 2016, el consumo de bebidas alcohólicas pasó de 28,7% a 32,6% en 2018 y 35,5% en 2020.

Para el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), esta problemática sigue afectando a la población general y es el segundo mayor en el segmento escolar.

Preocupantes constituyen también los patrones de consumo, pues si bien no existe un problema de alcohol permanente en la semana, pero si hay una ingesta desmedida en fechas específicas, casi siempre los fines de semana. 

Se trata de una sustancia legalizada y de fácil acceso, lo que favorece que la población pueda caer en el consumo problemático.

Estas cifras vienen a ratificar una percepción presente en muchos ámbitos de la opinión pública regional, en lo que respecta al consumo de alcohol en la juventud, la que a su vez se manifiesta en la realidad, cuando las noches de fin de semana al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico llegan jóvenes intoxicados debido a que bebieron en exceso.

El gran riesgo que enfrentan los jóvenes que beben de manera abusiva es que finalmente se transformen en alcohólicos. Por eso es importante la permanente labor orientativa en la familia y en los colegios.

Pero, tan importante como eso, es que otras instancias también colaboren. Es por esto que resultan fundamental fortalecer las tareas de prevención, por ejemplo en los establecimientos educacionales, entregar contenidos en ese sentido y detectar en forma oportuna comportamientos reveladores de conductas asociados al consumo de drogas y alcohol, y en el hogar privilegiar la comunicación compartida y diálogo claro entre hijos y progenitores.