Expectativas a la cancha
Chile ha transitado en estos últimos años, en un crecimiento innegable, que redujo ostensiblemente las cifras de indigencia y pobreza que se tenían a fines de la década del 80, contemporáneas con el término de la dictadura y con los albores de la Democracia. De cifras que situaban a las personas en pobreza e indigencia en Chile de 1990 en cifras cercanas al 40% y 16% a índices que la sitúan alrededor de cifras cercanas a un dígito en el año 2020, pre-pandemia.
Sin lugar a dudas, la situación de pandemia ha vuelto a crear incertidumbre para un importante grupo de familias chilenas asalariadas, que al ponerse en riesgo o lisa y llanamente cuando se pierde el empleo, se está muy cerca de volver a encontrarse en situación de precariedad económica para resolver sus demandas y necesidades más básicas.
Chile por otro lado, está en el ranking de los países más injustos o desiguales en materia económica. De hecho, en el ranking del año 2019, Chile se encontraba en el lugar 24 de los 159 países donde existe medición en el mundo. En materia de auto-sostenibilidad Chile es un país que entregó y abrió completamente sus puertas al mercado mundial (más que las potencias mundiales que hacen gárgaras con la apertura, pero que a la primera son en muchas ocasiones tremendamente proteccionistas cuando ven amagadas sus opciones).
La estructura productiva de Chile de los años 60 y 70, fue desarticulada con la llegada de la dictadura. A pesar de la nacionalización del cobre en 1971, no se observa una concatenación entre ser el primer país productor de cobre del mundo y tener vinculación con una industria que aproveche esas ventajas y poder construir una Industrialización que saque provecho a esto. Alemania sin estar entre los primeros 10 productores de cobre, tiene una Industria que se ubica dentro de las primeras, en producción de cables para la industria habitacional y automotriz. Ya hemos hablado del litio y sus enormes posibilidades si es que se trata con inteligencia, entendiendo que son recursos finitos. En síntesis, Chile para los chilen@s.
Sin dudas las altas expectativas que se abren en esta nueva etapa política del país, con la llegada a la Presidencia, del Presidente Boric, con altas cifras de necesidad habitacional, de salud y de una adecuada educación para este nuevo mundo, exigen y exigirán recursos. Generar riqueza. La sola redistribución y aplicación de nuevos impuestos no bastarán para dar satisfacción a una larga aspiración del pueblo de Chile de tener acceso a que sus derechos esenciales sean satisfechos.
En estas horas en que los chilen@s nos vemos esperanzados con este cambio de mando, las expectativas entran a la cancha. Con una inflación creciente, motivados por señales mundiales de crisis, y cuando Chile tuvo que apelar a sus reservas para apoyar a millones de chilen@s que se vieron amagados por la pandemia.
Chile y nuestro Presidente tiene una tarea histórica. Chile y los chilen@s tenemos una tarea histórica. Chile tiene potencial cultural. Tiene riqueza en la diversidad. Diversidad cultural y diversidad regional. La diversidad cultural que se ha comenzado a mostrar y expresar. Las regiones comienzan a aparecer, como no, con el primer Presidente de Chile, de la Región de Magallanes. Desde el año 1952 con el Presidente Ibáñez ( Linares), que no se tenía a un Presidente de región. Eso claramente genera una cosmovisión distinta.
Estas nuevas expectativas de los chilen@s (largamente postergadas), exigirán también mucho trabajo. De sus autoridades y del pueblo. De educación cívica a nuestros niñ@s, jóvenes y pueblo y, de convicción de la clase política. También exigirá firmeza, pero diálogo con quienes no se sienten representados por el nuevo gobierno. Debemos tener templanza y grandeza y no pisotear a nadie. Enseñar a quienes han tenido esa forma de actuar, con el ejemplo, la convicción y la inclusión. Chile tiene esperanza y expectativas. Es hora de ponerse a trabajar para hacer realidad esto. No será fácil, por lo que será doblemente reconfortante. Es justo y necesario.