Jueces impusieron 20 años de cárcel a mujer acusada de matar a un amigo y lesionar a otro
- El crimen se remonta a la madrugada del 4 de agosto de 2019. Ese día se juntaron
a compartir en la casa de la que, a la postre, sería la víctima fatal.
Una noche de alcohol, droga y tranquilizantes, fue la mezcla que llevó a Bárbara Moreira Parra a cometer un crimen y dejar a una segunda persona grave.
Por estos hechos los jueces la sentenciaron ayer a cumplir 20 años de cárcel, 13 por el homicidio de Andrés Navarro Leiva y 7 por la agresión en contra de Amador Tapia Hernández.
Este crimen se remonta a la madrugada del 4 de agosto de 2019. Ese día se juntaron a “carretear” en la casa de la víctima, en calle Américo Contardi Nº210.
De acuerdo a la declaración que la mujer prestó en el juicio oral, a Andrés lo conocía hace siete meses y ese día la llamó temprano para que se juntaran. Luego de subsanar un tema personal se contactó con una amiga para que la acompañara a la “junta”.
La previa la hicieron a las siete de la tarde, juntándose ambas en un parque donde bebieron cerveza. Y ella tomó, además, una pastilla de clonazepán.
Luego, como las diez de la noche, se fueron a la casa de Andrés y cuando llegaron al domicilio, éste estaba bebiendo con Amador.
Luego faltó licor y salieron a comprar. Al regreso comenzaron a fumar hierba. Y ella tomó otra tableta del mismo medicamento .
Más tarde le dijo a su amiga que fueran a carretear a otra parte. Andrés se opuso y se colocó en la puerta para impedirle que se fuera.
Igual la mujer salió de la casa, pero antes Andrés la golpeó en la cara.
Posteriormente, cuando ambas estaban en una shopería, Bárbara se percató que había dejado el celular en la casa donde comenzó el encuentro.
Pese a que la amiga le advirtió que no volviera a la casa de Andrés, igual encaminó sus pasos a ese lugar.
Fue sola y al entrar encontró a Andrés sentado en la cama y le pidió el celular que había olvidado. El sujeto se negó a entregárselo, diciéndole que la mataría, poniéndole un cuchillo en el cuello.
Ella le dio un rodillazo en la zona genital y el hombre soltó el cuchillo, cayendo este al suelo.
La mujer tomó el celular pero él le habría pegado una cachetada, y comenzó a insultarla.
Se cegó
Ahí fue cuando ella toma el cuchillo y se ciega, apuñalándolo en varias partes del cuerpo. Al reaccionar, se dio cuenta lo que había hecho y fue a despertar al amigo de Andrés.
“Producto del efecto de las pastillas y del alcohol, lo había apuñalado sin querer”, señaló Bárbara.
Cuando Amador se levanta, ella le cuenta lo sucedido y le pide ayuda, pero este la insulta y la amenaza con llamar a Carabineros.
En esos momentos se produce un forcejeo entre ambos, ya que el hombre se colocó en la puerta y no la dejaba salir. Según ella, le hirió en la cara con el mismo cuchillo que había apuñalado al dueño de casa. Ahí logra salir.
A los jueces confesó que tuvo miedo en ese instante y que no había querido matar a Andrés, “pero era él o yo”. Si no ella habría sido la que hubiese estado muerta.
Después de aquello se dirigió a la casa de otro amigo a quien le contó que al parecer había matado a Andrés y que el amigo quedó grave.
Al otro día, más recuperada de los efectos del alcohol y tranquilizantes, confirmó en las noticias que Andrés estaba muerto.
En esa época Bárbara se encontraba con arresto domiciliario nocturno, por otra causa. Y las pastillas que consumió eran parte de un tratamiento médico que la mantuvieron internada seis meses en el hospital.
Finalmente no prosperó la teoría de la defensa, de la legítima defensa, y los jueces Luis Alvarez, Guillermo Cádiz y Constanza Sutter terminaron sentenciando a la acusada con dos penas elevadas, de 13 y 7 años de cárcel, que se harán efectivas una vez que termine de cumplir otra pena, de una causa anterior.