Denuncias de acoso, abusos sexuales y vulneraciones en la Umag
- La Umag no puede quedarse en época pretéritas y tiene que enfrentar las cambios sociales y culturales. Por lo pronto, es un deber de la rectoría asegurar a su estudiantado, al cuerpo docente y a todos los estamentos un ambiente libre de vulneraciones de derechos y, respecto de los casos de acoso y abusos sexuales, llegó la hora de crear una Fiscalía autónoma…
Universitarias pertenecientes a agrupaciones feministas al interior de la Universidad de Magallanes (Umag) nuevamente tuvieron que recurrir a medidas de fuerza para presionar a la rectoría y a la institucionalidad de dicha casa de estudios.
En efecto, desde el jueves pasado la casa central de la Umag está “tomada” por estas estudiantes, quienes reclaman porque las denuncias que compañeras han formulado en los últimos años respecto de casos de acoso, abusos sexuales y vulneración de derechos por parte de estudiantes hombres, docentes y funcionarios no han tenido mayor respuesta.
“Estamos cansadas de que los agresores estén dentro de nuestras gestiones y, sobre todo, dentro del poder”, fue el reclamo formulado públicamente.
Ayer, las jóvenes protagonizaron una marcha por avenida Bulnes, a fin de exponer esta situación y denunciar ante la comunidad la suerte de indolencia o excesiva lentitud del aparato universitario para resolver de buena forma los casos planteados.
Cabe recordar que, respondiendo a situaciones similares que por años se han registrado al interior del claustro universitario y siguiendo los pasos que otros planteles dieron para avanzar en materia de equidad y protección de los derechos de las mujeres, la Umag creó la Dirección de Género, Equidad y Diversidad, ente que se pronunció sobre esta nueva “toma” y las quejas que hay detrás.
Dicha dirección dijo comprender la postura asumida por las estudiantes, sobre todo respecto de la poca celeridad en la investigación y el escaso o nulo enfoque de género que han tenido las sanciones aplicadas.
La Umag no puede quedarse en épocas pretéritas y tiene que enfrentar los cambios sociales y culturales. Por lo pronto, es un deber de la rectoría asegurar a su estudiantado, al cuerpo docente y a todos los estamentos un ambiente libre de vulneraciones de derechos y, respecto de los casos de acoso y abusos sexuales, llegó la hora de crear una Fiscalía autónoma, que pueda investigar, dar amplias garantías a las partes y resolver en mejor medida las causas que se levanten sobre estos delicados hechos.