Los peligros en el combate del fuego en la Prefectura: propagación, derrumbes y rebrotes
Aunque siempre ardua, la labor de Bomberos parece interminable cuando ya han transcurrido más de 72 horas del incendio que consumió completamente el edificio patrimonial ocupado por Carabineros en pleno centro de Punta Arenas.
Al menos hasta la madrugada de ayer los rebrotes del fuego seguían sucediéndose entre los escombros que parecen ocultarse tras la fachada de calle Waldo Seguel, situación que ha obligado a los voluntarios a mantenerse atentos a los ecos que pudieran surgir tras la intensa jornada de domingo y en la que se requirió el trabajo de la totalidad de las compañías, con 120 efectivos desplegados en el combate de las llamas.
El segundo comandante del Cuerpo de Bomberos, Cristián Contreras, recordó ayer lo ocurrido el domingo y las horas posteriores, destacando la entrega y efectividad de los voluntarios que se vieron enfrentados a uno de los incendios de mayor magnitud que se ha registrado en Punta Arenas al menos en el último tiempo.
“De mayor magnitud por estar al centro de varias estructuras de importantes dimensiones, por la data del edificio y por todo lo que almacenaba la infraestructura”, argumenta el jefe bomberil.
Luego recuerda que las primeras unidades que llegaron a lugar (poco antes de las 6 horas de la madrugada) se abocaron a planificar y trabajar rápidamente en los cortes para evitar la propagación, “porque teníamos peligro hacia el ex centro penitenciario, por el lado del cerro; para el lado de la gobernación, hacia playa; y para la parte posterior donde se ubican instalaciones del Obispado. Eso fue lo primero, para luego hacer la búsqueda y rescate por la posibilidad de que alguien hubiera quedado en el interior, alguien de guardia, porque desconocíamos, por ejemplo, si personas pernoctaban en el lugar. Lo otro era la posibilidad de que en el lugar existiera armamento”.
Sobre el mayor peligro de propagación, señala que “siempre existió hacia el ex centro penitenciario, porque el muro cortafuegos no cubre todo el sector de la cárcel, sólo parte, y también hacia la parte del Obispado que se ubica detrás”.
– ¿Dónde localizaron la zona focal?
– “Al interior, al ingreso de uno de los tres accesos. En el del medio, donde entiendo estaba la Prefectura”.
– ¿Observaron algo fuera de lo común, como la presencia de algún acelerante?
– “No, nada irregular, para nada”.
– ¿Entonces podría cobrar fuerza lo de una posible falla eléctrica?
– “Entiendo que se está trabajando y que todavía los peritos no han emitido el informe. También está trabajando personal del Labocar”.
– ¿Cómo se puede explicar y entender tanto rebrote?
– “Es por ser una estructura grande y porque el segundo nivel cedió completamente. El entrepiso estaba compuesto por vigas de madera y entre medio aserrín y sectores con arpilleras, todo lo que puede actuar como combustible. También entre medio había una muralla de ladrillos que, por estar en contacto directo con el fuego, perdió toda su composición y se ha ido cayendo. Por eso no podemos ingresar a la parte posterior, porque se ha ido derrumbando y genera un peligro para bomberos, dificultando combatir esos focos pequeños que se generan entrepisos”.
El comandante Contreras enfatiza en lo arduo del trabajo, incluso luego de la jornada del domingo. “Nos hemos ido turnando para que no exista un desgaste de personal. Ese día tuvimos un trabajo muy coordinado con los servicios de emergencia. Tuvimos una ambulancia fija del Samu durante todo el siniestro, y eso se agradece; el personal de Gasco actuó rápidamente para cortar los suministros; Edelmag cortó la energía en todo el sector y el personal de Aguas Magallanes estuvo atento al funcionamiento de los grifos porque se requirió gran cantidad de agua”, destacó.
– En base a su experiencia ¿cuánto podría demorar el peritaje para conocer la causa probable?
– “Puede demorar una semana o extenderse por varios días. Aquí hay un trabajo conjunto, y en paralelo, donde cada institución (Bomberos y Carabineros a través del Labocar) emitirán su informe”.