Discriminación, un mal que también afecta a Magallanes

• Cuánto puede afectar a una persona el hecho de ser rechazada por tales consideraciones quedó de manifiesto en una simple, pero no menos importante actividad que encabezaron los seremis de Educación y de la Mujer y Equidad de Género.

La discriminación es una conducta humana que no ha sido eliminada de la convivencia diaria y que, por el contrario, a ratos parece recrudecer.

Si bien se da en muchos ámbitos y respecto de diversos grupos humanos, la discriminación de género es uno de los tratos no igualitarios que afecta principalmente a las mujeres y a las disidencias sexuales.

De hecho, se han homologado términos como sexismo, discriminación sexual o discriminación de género para referirse a todo prejuicio basado en el sexo o género de una persona.

Bajo tales conceptos también se habla de condiciones, actitudes o comportamientos que promueven los estereotipos de roles sociales entre mujeres y hombres, los que, en una cultura dominada por el segmento masculino de la población, perjudica y vulnera los derechos del segmento femenino y de las disidencias sexuales.

El acoso sexual es una de las formas de discriminación, escalando tal comportamiento a actos y delitos como la violación, el asesinato y el femicidio.

Pero, también en la convivencia diaria se repiten situaciones y comportamientos irritantes que se basan en otros aspectos, como la nacionalidad y raza. Este tipo de trato no igualitario puede, a la vez, también tener un componente sexual.

Cuánto puede afectar a una persona el hecho de ser rechazada por tales consideraciones quedó de manifiesto en una simple, pero no menos importante actividad que encabezaron los seremis de Educación y de la Mujer y Equidad de Género. En el marco de las ‘Jornadas hacia una Educación No Sexista’, las alumnas y los alumnos expresaron su dolor por la discriminación y el bullying que sufren de parte de sus compañeros no sólo atendido su género, sino por el color de su piel o porque provienen de otros países.

Estos temas deben ser abordados en los hogares y en los debates públicos, siendo fundamental, además, que, desde la educación inicial, se comience a cimentar una cultura que ponga el acento en la condición de igualdad de todos los hombres y mujeres, el respeto a los derechos humanos y en la diversidad como un elemento que nos enriquece.