El arte de la dramaturgia en Magallanes
Parte III
Por Víctor Hernández Godoy
Sociedad de Escritores de Magallanes
La consolidación de la radiodifusión en la provincia, originó un nuevo fenómeno sociocultural. El radioteatro surgido a fines de la década del 30 del siglo pasado, supuso una forma artística y de comunicación, que permitió acercar a los magallánicos con los problemas que enfrentaban a diario.
A diferencia con lo que acontecía en los cines y en los teatros, el público no necesitaba estar presente en las funciones. Podía estar perfectamente sentado en el living de su casa esperando el inicio del programa transmitido a través de las ondas de su radiorreceptor. En aquella época existían las grandes radios a tubo; a veces era un mueble completo que incluía hasta un panel de tocadiscos. Algunas marcas famosas en la producción de estos aparatos fueron, entre otras, Emerson, Philco, y Zenith.
En Radio Austral que con la dirección de José Scarpa Straboni tuvo una compañía estable de artistas para hacer funciones dramáticas, destacó una dama que se caracterizó por radio novelar un argumento en una secuencia de varios capítulos. María Elena Vukovic Arecheta (1917-2013) escribió numerosos libretos para radioteatro entre los que hallamos, “Amor que mata”, “El aristócrata de los millones”, “Los mirasoles”, “El hijo del hospicio”, seriales, que comprendían cada uno, entre veinte a setenta episodios.
María Elena Vukovic fue una mujer polifacética que hizo del teatro su verdadera vocación. Había publicado un libro “Tierra, trabajo y amor” (1940), que, junto a su experiencia en las radioemisoras le inspiraron para escribir guiones cinematográficos. Con el periodista José Kramarenko redactaron los libretos para la película “La posada sangrienta” dirigida por el cineasta regional John Skirving, filmada en dependencias de la Sociedad de Empleados de Comercio, en 1946.
Recordemos que, en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial María Elena Vukovic escribió la obra de radioteatro “Iván el pirata”, la cual, debido al éxito alcanzado, fue adaptada después para una producción cinematográfica, cuyas escenas principales se filmaron a bordo del legendario velero Andalucía. La película fue estrenada cinco años más tarde en el Teatro Municipal en funciones que buscaban recaudar recursos a beneficio de la construcción del gimnasio de la Confederación Deportiva de Magallanes. A esta creadora se le recuerda, además, por el programa “El rincón de los poetas” que emitió Radio Austral desde septiembre de 1960, en que recopilaba y producía trabajos radio teatralizados de diversos autores regionales.
Mientras Vukovic escribía y protagonizaba sus propias producciones, Vladimiro Boric no se cansaba de elaborar los argumentos que representaban los integrantes del grupo “Virtus”. En este período, escribió la obra “El capitán bueno”, una especie de alegoría a la figura de José Fagnano, en la creación más lograda del grupo estudiantil salesiano.
Lentamente se imponía el trabajo de algunos autores que experimentaban en dramaturgia. En 1945, Francisco Coloane, vastamente conocido en todo el país, por sus novelas “El último grumete de la Baquedano” (1940) y “Los conquistadores de la Antártica” (1945) y por los volúmenes de cuentos, “Cabo de Hornos” (1941) y “Golfo de Penas” (1945) escribía una pieza teatral en tres actos, denominada “La Tierra del Fuego se apaga”, publicada por la Editorial Cultura y estrenada en los principales escenarios del país.
En tanto, en la radioemisora La Voz del Sur, la escritora Rosa de Amarante impulsaba un ambicioso programa de radioteatro que incluyó las actuaciones de Juan Alberto Sepúlveda, María Díaz, Juan Jelincic y la participación especial de María Elena Vukovic y del propio Francisco Coloane.
En esa misma radioemisora, Amarante creó el grupo de teatro infantil “Golondrina”, que actuaba en distintas audiciones culturales como: “Hora Patria”, “Hora infantil”, “Entre nosotras”, “Mosaicos del aire”, Dígalo con música”. El trabajo alcanzado con el cuadro artístico “Golondrina” unido al reconocimiento conseguido por la Dirección Provincial de Educación, la motivaron para fundar la primera Biblioteca Infantil de Punta Arenas, que prestó encomiables servicios de ayuda cultural a niñas y niños de la ciudad.
Por su parte, en Radio Polar existía un grupo de artistas locales que amenizaban la semana. Además de retransmitir las noticias que desde Santiago y las cadenas radiales que emanaba Cooperativa Vitalicia, Polar incorporó en su programación local el espacio “La familia chilena”, creado por el actor y comediógrafo magallánico radicado en la capital, Gustavo Campaña. En el libro “Cuadernos artístico-culturales de Punta Arenas” del profesor de Historia Alexander Santander Olate, nos enteramos que para 1950, Polar disponía de una parrilla regional de programas y un radioteatro llamado “La familia Copuchavic”. El elenco estaba conformado por Elba Maldonado, Iris Fontanares, Octavio Aburto Carreño, Las hermanas Medina, Eugenio Velásquez, Julio Jaguello, Ricardo Jaguello y Alberto Romo.
En cambio, Radio Militar Austral ofrecía una amplia variedad de contenidos culturales, históricos y musicales. En esta radioemisora se hizo conocido el actor, guionista y melómano Juan Marino Cabello (1920-2007) quien, fascinado en su niñez con una representación que hiciera una compañía teatral de la obra “Fausto”, de Johann Wolfgang von Goethe, y de la impresión que le causara escuchar la voz de Boris Karloff a través de un programa de terror emitido por la BBC de Londres en onda corta, creó en 1945 el mítico personaje “El siniestro Doctor Mortis”.
Transmitido como radioteatro desde la Radio Militar Austral, el primer elenco estuvo compuesto por las actrices Eduvina Korn y María Elena Vukovic y los actores Luis Alarcón, Vicente Miranda, Adolfo Wegmann, y Enrique Wegmann. Cada capítulo comenzaba con la introducción musical de “Una noche en el Monte Calvo”, de Modest Músorgski y luego, se escuchaba de fondo la carcajada de Juan Marino Cabello, quien interpretaba a su personaje, el Doctor Mortis.
Uno de los mayores logros de la serie, fue la capacidad de adaptación a distintos formatos. En la cúspide de su popularidad, el programa de “El siniestro Doctor Mortis” fue adquirido en Santiago por Radio Portales, donde se convirtió en un referente del género a nivel sudamericano. En 1958, Marino Cabello estrenó la obra dramática “Qué noche de terror”. Más tarde, en 1967, la editorial Zig-Zag inició una saga de historietas con el personaje que superó los 170 números, en una producción llevada adelante por varias casas editoriales y que se mantuvo hasta 1977.
“El siniestro doctor Mortis”, fue llevado a la televisión por el productor Germán Becker Ureta, donde fue transmitido en 1973 por Canal 13. En paralelo, Juan Marino Cabello editó en vinilo una selección de sus radioteatros; grabó un disco bailable, “El Dr. Mortis y sus zombies cumbiancheros” y publicó tres volúmenes de cuentos en formato de bolsillo con el título: “Memorias del Dr. Mortis”.
A todos estos experimentos, de efímera duración, le sobrevivió el radioteatro que se mantuvo en el aire por más de tres décadas, hasta que la crisis económica que vivió el país en 1982, terminó también, por sacar de circulación, a este clásico de la radiodifusión chilena.
Nace el Teatro Experimental
Católico (Tec)
La incidencia del grupo “Virtus” fue de honda significación en todas las manifestaciones artísticas y literarias en la provincia. A ello se agregó la repercusión que tuvo en la Congregación Salesiana el Noveno Congreso Eucarístico Nacional de Magallanes realizado en el verano de 1946.
De ahí que no extrañó que un grupo de ex estudiantes de los colegios y liceos católicos de Punta Arenas, muchos de ellos que habían tenido la oportunidad de ver en Santiago la composición de los teatros universitarios, el Experimental de la U. de Chile y el de Ensayo de la Pontificia U. Católica de Chile, fundaran en 1948 un cuadro artístico denominado Teatro Experimental Católico (Tec).
En sus comienzos, el devenir del Tec fue con altibajos. Después de un promisorio debut con motivo de las celebraciones por el centenario de Punta Arenas (1949) y de varias presentaciones en las primeras Escuelas de Temporada de Invierno, el grupo entró en receso.
Sin embargo, para la llamada semana de la chilenidad, en que se conmemoraba las fiestas patrias de 1956, el químico farmacéutico y fundador del Tec, Dante Baeriswyl Romualdi anunciaba el estreno en el Club Social Católico de su sexta obra dramática, “Un crimen sin cadáver”. Anteriormente, había llevado a las tablas las piezas teatrales, “La aparición del fuego”, “Paraíso terrenal”, “Museo de lata”, “Háblame de testamentos”, creaciones que fueron puestas en escena por el Tec, en lo que podría llamarse como el primer período de aquel cuadro artístico, entre 1949 y 1954.
Para el invierno de 1957 el Tec había evolucionado en su propuesta creativa. Convencidos que sólo una actividad permanente podría consolidar el mensaje cristiano que se proponían, los integrantes del grupo definieron un lema principal: “El teatro dicta cátedra y la cátedra principal es aquella en la que se enseña a vivir en paz con la conciencia”. De este modo, el Tec emprendió retomar sus actividades con la puesta en escena de la comedia francesa “Que no lo sepa Fernanda”, un vodevil en tres actos de los autores Nancey y Roux.
El director del elenco, Nicolás Marcos Mladinic explicó que la reactivación del Tec se debía a representar “piezas de autores nacionales y extranjeros que dejen una enseñanza moralizadora”. El grupo recibía ahora, asesoría de profesores del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. Al ser consultado sobre los proyectos a futuro, Mladinic fue muy parco al señalar: “Varios. Entre ellos presentar por lo menos tres obras al año y crear un Teatro de Cámara, para ir formando nuevos elementos que aseguren la continuidad y el futuro de nuestro grupo”.
El cuadro artístico lo integraban, las actrices Julieta Alegría, Alicia Farrel, Graciela Miranda y Marilú Robinson y los actores, Romualdo Baeriswyl, Eliecer Bahamóndez, Benjamín Boric, José Boric, Mauricio Davison, Pascual Nocera, Humberto Oyarzún y Roque Esteban Scarpa.
En 1958, el Tec readaptó y representó las obras “La verdad sospechosa”, de Juan Ruiz de Alarcón; “Arsénico y encaje antiguo” de Joseph Kesselring y “El viajero sin equipaje” de Jean Anouilh, lo que motivó al grupo a realizar festivales dramáticos en que se reestrenaban obras de autores clásicos y contemporáneos, empleando en cada montaje elencos con diversos actores y distintos directores.
De esta manera, el Tec presentó en marzo de 1959, el entremés campesino “La breva pelá”, de Gloria Moreno, con la dirección de Romualdo Baeriswyl y las actuaciones de Rosa Almonacid, Juan Almonacid, Eliecer Bahamóndez, Frida Barrientos, Eliana Biott, María Neira, Belia Ojeda y Jorge Osorio; “13313”, una obra de teatro del absurdo del argentino Alvaro Yunque, con la dirección de Nicolás Marcos Mladinic, y las actuaciones de Alicia Farrel, Benjamín Boric y Pascual Nocera y la tragicomedia en un acto del director ruso Anton Chejov, “Propuesta matrimonial”, dirigida por Pascual Nocera, con las actuaciones de Sonia Bruce, Rubén Mancilla y Osvaldo Rojel. El Tec hizo debutar para la ocasión, a su equipo encargado del decorado y escenografía integrado por Pedro Buvinic, Hernán Cárdenas y Drago Pesutic.
Para septiembre de 1959, el Tec anunciaba la presentación en el Cine Gran Palace de la obra de John Boynton Priestley “Ha llegado un inspector”, con la dirección de Pascual Nocera, la escenografía a cargo de Víctor Capetillo y las actuaciones de Olga Barrientos, Benjamín Boric, Alicia Farrel, Nicolás Marcos Mladinic, Pascual Nocera, Roque Tomás Scarpa y María Vrsalovic.
La influencia del Tec se extendió a otros departamentos de la provincia. En Porvenir, el grupo Domingo Savio estrenó en el cine España, las obras breves “Rostros heroicos” y “Repican las campanas”, pero que significaron el comienzo de una interesante actividad teatral en Tierra del Fuego, con la aparición de los cuadros de actores aficionados de la Enap. Por de pronto, el 8 de noviembre de 1960 debutó en el cine Enapolis, el teatro experimental de Cerro Sombrero con la puesta en escena de la comedia de Sixto Pondal y Carlos Olivari, “Los maridos engañan de 6 a 9”, con la dirección de Alfonso Necochea. Dicho elenco se presentó en Porvenir el 15 de diciembre del mismo año, señalando el principio de las actividades dramáticas de los conjuntos enapinos en la región.
La actividad teatral coincidió con el advenimiento de nuevas organizaciones culturales que se agregaron a instituciones ya existentes, como la Sociedad Coral de Magallanes, creada a fines de julio de 1951 o la Sociedad Pro Arte, que data de junio de 1952. Así tenemos, el Foto Cine Club y la Escuela de Estudios Radiales de Punta Arenas, fundados el 13 de mayo y 1 de septiembre de 1957, respectivamente. Es importante mencionar la aparición en este período, del Ballet de danzas de Betty Chávez y de la Academia de ballet de Nevenka Pavlov.
En ese contexto, signado por un notorio resurgimiento de las actividades culturales con la formación de distintas agrupaciones artísticas regionales, sobresale especialmente el esfuerzo del profesor normalista Elías Cruz Martínez, que desde agosto de 1956 con el apoyo de la Sociedad Pro Arte, el Cuerpo Cívico de Alfabetización Popular y del Departamento Cultural de la Ilustre Municipalidad de Magallanes, realizó un singular proyecto educativo y cultural: la conformación de un teatro de títeres.
Con el nombre “Misión cultural Magallanes”, el profesor Cruz redactaba los guiones que eran interpretados por alumnos de las escuelas primarias y secundarias, los que actuaban con marionetas y muñecos en distintos escenarios del austro. Con el apoyo del maestro Juan Maula, este grupo de jóvenes realizaba anualmente un taller de teatro itinerante recorriendo las estancias de Punta Delgada, Oazy Harbour, Mina Pecket, Cerro Castillo, Laguna Blanca, Río Verde y las localidades de Río Seco y Agua Fresca, alfabetizando a los campesinos y sus familias.
Aparece el Excelsior
El 2 de agosto de 1958 en los salones de la Sociedad de Instrucción Popular, debutó con la representación de dos obras de autores contemporáneos, “En la zona” de Eugene O´Neill y “Carolina”, de Isidora Aguirre, el grupo teatral Excelsior.
Para la primera obra citada, se contó con un reparto que incluyó a Rubén Alvarez, Elías Cruz Martínez, Mauricio Davison, Sergio Femenías, René Formantel, Pedro Guerrero, Germán Monsalve y Pascual Nocera; en la segunda pieza actuaron Rubén Álvarez, Marta Cáceres, Mauricio Davison y Pascual Nocera.
El taller surgió luego de la conformación de la Escuela de Estudios Radiales que propuso en su malla curricular las asignaturas de actuación, expresión corporal y arte dramático. El nombre del nuevo grupo artístico aludía a una conocida marca de motocicletas, de moda en esos años. La dirección del elenco fue confiada al libretista Juan Ursic Ljubetic.
Para 1959 representaron en el Teatro Municipal el drama del autor vanguardista argentino Osvaldo Dragún “Los de la mesa 10” y la comedia “El avaro”, un clásico de Jean Baptiste Poquelin (Moliere), mientras simultáneamente preparaban la obra “Don XX”, texto escrito por el director de la compañía Juan Ursic, para ser estrenado en el Tercer Festival de Teatro Aficionado en la sala Antonio Varas, en Santiago (Prosigue el próximo domingo).