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El arte de la dramaturgia en Magallanes

Sábado 23 de Julio del 2022
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Víctor Hernández
Sociedad de

Escritores de Magallanes

 

Parte VI

Sostuvimos que uno de los mayores cuestionamientos enunciados por el Centro de Escritores Jóvenes (Cej) fue la ausencia de contenidos locales en las propuestas que efectuaban los cuadros artísticos regionales. Esta crítica se hacía extensiva tanto al grupo Fartum, o al taller Tespis, como a los distintos conjuntos aficionados de la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) que se dedicaban en sus ratos de esparcimiento a las artes escénicas.

Los actores y dramaturgos del taller Lacolet, principal referente del Cej, argumentaban además, que muchos artistas, directores y escritores teatrales magallánicos, escribían sobre el austro cuando se alejaban de él. Parecía un requisito tácito dar a conocer a Magallanes fuera de Magallanes.

Varios elementos se conjugaban para que se cumpliera esta aseveración. En primer lugar, los grandes centros de formación para el estudio dramático se hallaban en la capital y en algunas regiones con probada vida universitaria como Valparaíso, Concepción, Valdivia y Antofagasta. A ello se agregaba el hecho irrefutable que la sede regional de la Universidad Técnica del Estado fue pensada y creada para satisfacer las necesidades industriales de la provincia. Se habilitaban carreras con el objeto de formar técnicos o profesionales para que después trabajaran en la Enap, en empresas relacionadas con el ámbito productivo o de actividades comerciales.

Los inspiradores

En contraste, los miembros de Lacolet mencionaban como referentes a unos cuantos magallánicos que sin proponérselo, habían terminado por renovar el panorama dramatúrgico chileno.

Uno de ellos, era el olvidado autor de ascendencia yugoslava Zlatko Brncic Juricic, nacido en Punta Arenas el 25 de julio de 1920 cuando el territorio se aprestaba a conmemorar las fiestas del Cuarto Centenario. A los diez años, se trasladó junto con su madre a vivir a Santiago, luego que su padre –administrador y redactor jefe del vespertino El Magallanes-, falleciera trágicamente. En la capital, ingresó a estudiar en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile donde colaboró en la fundación del Teatro Experimental (hoy Ituch) de esa casa de estudios superiores.

Años más tarde, Brncic fue un destacado profesor de literatura en el Liceo Manuel de Salas y en su alma mater, el Instituto Pedagógico. Fue crítico literario y musical, autor de artículos periodísticos, cuentos y poemas, pero fundamentalmente, reconocido como dramaturgo.

En 1940, cuando todavía estudiaba en la universidad publicó su obra “Heroica”, una tragedia alegórica en seis cuadros y nueve momentos, que tuvo elogiosos comentarios de la crítica especializada. Dos años después, escribió la pieza teatral “Elsa Margarita” que el Teatro Experimental estrenó en 1943, una de las primeras obras de teatro nacional montadas por el aclamado grupo teatral universitario, que además, se alejaba de las representaciones de teatro clásico que se ofrecían hasta entonces. En 1952, Brncic publicó el libro, mitad novela mitad poema “Angela triste”. Hombre inquieto, vinculado al quehacer cultural creó el programa radial “Voz centenaria de la Universidad” y elaboró varios compendios de estudios de investigación sobre la historia de la dramaturgia en Chile como “Historia del Teatro Chileno” y el “El Teatro Chileno a través de cincuenta años”. Fallecido prematuramente, el 5 de noviembre de 1973, su aporte desinteresado al desarrollo de la actividad teatral, fue un elemento motivador permanente de la propuesta dramatúrgica del Cej.

Otro ejemplo lo constituía la personalidad ecléctica del siempre optimista Domingo Tessier, (seudónimo de Domingo Mihovilovic) también miembro fundador del Teatro Experimental de la U. de Chile. Otro magallánico que escribía sobre temas regionales en el norte del país y quien después vino a enseñar a su tierra natal sobre cómo producir una gran obra dramática. “Luka Milic médico cirujano”, (1975) nació de un capítulo de la novela “Desde lejos para siempre” (1966) escrita por su hermano Nicolás.

Domingo Tessier, empleando un elenco conformado exclusivamente por improvisados actores locales consiguió urdir una trama en que se muestra sin eufemismos, el choque cultural entre el elemento chilote y el yugoslavo produciendo a partir de una obra costumbrista el retrato de uno de los motivos más críticos de la historia de Magallanes, el fenómeno de la ambientación y adaptación del inmigrante europeo principalmente, a la realidad regional y la subordinación de las comunidades locales al discurso del trabajador pionero y su idea del progreso.

Tessier fue un hombre múltiple: actor, director, guionista, dramaturgo, hombre de cine; su versatilidad le ayudó a interpretar distintos roles y encarnar a diversos protagonistas de telenovelas para el formato de la televisión. Reconocido por la Ilustre Municipalidad de Santiago al obtener en dos ocasiones, el Premio Municipal de Literatura en el género dramático.

Un autor inspirador de Lacolet fue también, Wilfredo Mayorga  Descouvieres (1912), uno de los más grandes y olvidados dramaturgos magallánicos. Estudiante de leyes y de pedagogía en castellano de la U. de Chile, prefirió seguir el libre ejercicio del periodismo y de la literatura. Prolífico autor teatral, escribió alrededor de cuarenta obras dramáticas. Por si fuera poco, Mayorga fue un consumado articulista que divulgaba en los principales medios de información escritos de la capital, las actividades de actores y de grupos teatrales.

Como veremos, los integrantes de Lacolet, empeñados en hacer un teatro regional propio, también se propusieron rescatar uno de los principales aspectos discursivos de la obra de Mayorga: seres anónimos convertidos en protagonistas. El autor recibió un espaldarazo definitivo luego de asistir al Segundo Encuentro Nacional de Escritores Magallánicos en 1982, cuando la Editorial Nascimento en Santiago publicó en un solo volumen, tres de sus obras más significativas: “La Bruja”, “Un señor de clase media” y “Por el camino del alba” y que reactivaron el interés de los dramaturgos locales por extender los contenidos y las propuestas estéticas. El concepto que dice, “cada obra tiene un público diferente” comienza a ser aplicado en esta época en momentos en que el país y nuestra región se adentraban en la nueva institucionalidad que promovía la Constitución de 1980 y en la calle surgían las primeras voces organizadas a través de las protestas masivas que clamaban por cambios estructurales.

El descontento social que se reflejaba en buena parte de la ciudadanía y que los jóvenes dramaturgos interpretaban en sus representaciones, cobró aún mayor asidero luego de conocerse la triste noticia del fallecimiento en Francia de María Asunción Requena, en marzo de 1986. De inmediato, hubo una recuperación del inmenso patrimonio cultural heredado de la gran artista y escritora magallánica. Los integrantes del Cej comprendieron que la propuesta dramatúrgica de Requena apuntaba a la búsqueda de una identidad del habitante austral, sea a través del heroísmo observado en los personajes de “Fuerte Bulnes”, sea a través de la tragedia y la desaparición de los pueblos originarios como se expresó en “Ayayema”, sea en la idea que la cultura y las tradiciones del pueblo chilote terminarán por preservarse en la Patagonia, como esboza la autora en “Chiloé cielos cubiertos”.

Creaciones locales

La crítica hacia los artistas y literatos regionales que el Cej manifestaba a través de la revista “Momentos” y mediante la publicación de libros con un discurso contestatario de sus principales integrantes, como Luis Alberto Barría, María Neira, Aristóteles España y Juan Garay, por citar algunos nombres, apuntaba además, a la falta de espacios y de medios de difusión que contribuyeran a mejorar los circuitos de distribución de los productos culturales de Magallanes.

En respuesta a estas necesidades, en la Umag se creó el Taller de Arte Universitario en 1982, que promovió muestras artísticas y literarias y, en conjunto con la Secretaría de Cultura de la Federación de Estudiantes, celebraron homenajes a Violeta Parra, editaron publicaciones en el boletín literario de las carrera de pedagogía y organizaron el Concurso Regional Pablo Neruda. Del mismo modo, en conjunto con el grupo “Coordinador Cultural de Magallanes”, se realizaron recitales poéticos y musicales en el “Café Kultural” ubicado en Waldo Seguel con Avenida España.

En cuanto a la actividad dramática en 1981 se estrenó en Punta Arenas, una pieza escrita y dirigida por Rolando Mansilla, a quien se le recordaba por su participación en la composición original del grupo Tespis. Ahora, con el apoyo del Taller Teatral del Magisterio e inspirado en el prototipo de teatro histórico que preconizaban Isidora Aguirre y María Asunción Requena, el profesor Mansilla ofrecía su particular versión de la épica humana del siglo XIX en el austro, con “Punta Arenas, la colonia”.

Con un elenco que reunía a integrantes del desaparecido Fartum y del nuevo cuadro Gente, Nelson Angelo Mladinic llevó a las tablas del Teatro Municipal en 1982 la comedia “Islitis o quince y cinco”, en un plausible intento por dramatizar la historia de los primeros exploradores del petróleo en Magallanes, que cubre el período entre 1890 y 1945.

Para hallar otras obras importantes de esta etapa debemos remontarnos a la puesta en escena, también en 1982, por el grupo teatral de la Universidad de Magallanes de “La varita mágica”, una bella creación de Luis Alberto Barría que fue exhibida en casi toda la región. El propio Barría adaptó al formato de la dramaturgia el cuento “La peregrinación”, de Hernán Andrade Martinic, éste último, autor de varias piezas teatrales que fueron estrenadas con buena afluencia de público, entre las que sobresalen, “Rueda la rueda” y “El vuelo de Dagoberto”.

Un aspecto poco analizado por los historiadores del arte, y que constituye uno de los mayores logros conjuntos entre el Ministerio de Educación y las corporaciones municipales fue la organización, por medio del Departamento de Educación Extraescolar, de los festivales escolares de teatro para establecimientos de educación básica y media. Conocido en un principio como encuentros provinciales, debido a la gran participación alcanzada, se transformó con el tiempo en un Encuentro Regional de Teatro que perduró por espacio de tres décadas, en que los diversos grupos estudiantiles representaban sus propias creaciones. Al respecto, el escritor Silvestre Fugellie fundamentó estas ideas en su artículo “La dramática en Magallanes” en que señaló:

“La labor dramática en los establecimientos educacionales ha sido permanente y su resultado muy positivo. En 1998 la Escuela F-15 Patagonia publicó un libro auspiciado por el Rotary Club de Punta Arenas con los trabajos del “Encuentro regional de teatro y títeres 1996”.

Festival mundial de

teatro en Punta Arenas

Desde el 22 de abril hasta el 3 de mayo de 1993 se realizó en nuestra ciudad un evento cultural que tuvo trascendencia internacional y hoy día, lamentablemente, pocos recuerdan.

Punta Arenas fue nominada como la sede más austral del Festival de Teatro “Las Naciones”. Las actividades fueron organizadas en tres áreas temáticas; para los talleres y las conferencias la entrada era gratuita; mientras que las jornadas de representaciones teatrales eran pagadas. Se dispuso de varios escenarios para cubrir el certamen, entre estos, la Escuela La Milagrosa, el aula magna de la Universidad de Magallanes, el Liceo Industrial Armando Quezada Acharan, el Liceo María Auxiliadora y el Teatro Municipal. 

El programa contempló la participación de compañías regionales, nacionales e internacionales. En la jornada inaugural, la antropóloga holandesa Saskia Hegt disertó en el casino de Asenap, sobre “La mujer en la obra de Shakespeare”. En la Umag en tanto, el grupo nacido en el Liceo Comercial, Fénix, presentó la obra de Juan Radrigán, “Cuestión de ubicación”, con un elenco conformado por Alejandra Aguilar, Marcela García, Mario Donaide y Julio Rivera y la dirección de Ana María Orellana Providel.

Los ciclos de talleres continuaron en los días siguientes. El director cubano estadounidense Mario Sánchez dictó en el Museo Regional el curso “Formación de grupos teatrales y su integración en la comunidad”. A su vez, el dramaturgo británico Stephen Mottram presentó en el video pub Olympus el taller “Técnicas de movimiento para los muñecos en el teatro contemporáneo”; en tanto, el profesor mexicano Víctor Hugo Rascón Banda brindó en el salón de actos de la Umag la conferencia “El dramaturgo en el teatro contemporáneo”; la maestra colombiana Beatriz Risk se explayaba con las charlas, “El desarrollo de una dramaturgia nacional” y “El teatro de las comunidades latinas en Estados Unidos” y el dramaturgo chileno Carlos Genovese ofreció en el aula magna de la Umag las conferencias “Todo lo que usted quiso saber sobre un dramaturgo senil y nunca se atrevió a preguntárselo” y “El teatro en la escuela”.

Los montajes se sucedieron diariamente. El cuadro Renacer de Porvenir, con la dirección de María Isabel Barría presentó en el Liceo Industrial y en la Umag su versión de “Luka Milic médico cirujano”; otro grupo regional, “Carpe Diem”, estrenó la obra de la directora Nora del Estal, “La pieza de los cachureos”; mientras que, la compañía nacional Buvas dirigida por Luis Rivano, exhibió en el Teatro Municipal la obra “El rucio de los cuchillos”, con las actuaciones de Roxana Pardo, Mario Bustos y Otilio Castro. Un número muy esperado por la concurrencia fue la participación del grupo teatral español “La Zaranda” que ofreció en el teatro Municipal la obra “Perdonen la tristeza” del dramaturgo Manolo Romero, con las actuaciones de Enrique Bustos, Eusebio Calonge, Gaspar López y Paco Sánchez.

En la última semana del festival, actuó en el Liceo María Auxiliadora  y en el Teatro Municipal la compañía Viento, con un reparto que consideraba a Margarita Fierro, María Pesutic, Juan José Palacios y Matías Vieira, que efectuaron una puesta en escena de la tercera parte de la obra gestada y producida anteriormente por los integrantes del grupo Ictus Alfonso Alcalde, Patricio Contreras y Carlos Cornejo, “Tres noches de un sábado” y que el grupo denominó “Amor de mis amores”. En la escuela La Milagrosa se presentó el Taller Municipal de Teatro y Taller de Arte de Río Gallegos, con la obra “El siguiente” de Terence Mc Nally. En el Teatro Municipal también, se presentó el conjunto nacional Alicia Quiroga dirigido por Alejandra Gutiérrez, con el montaje de la obra de Willy Russell, “Shirley Valentine”. A su vez, el dúo venezolano Julián y Rubén Martínez, integrantes del cuadro artístico Migaja, estrenaron en Punta Arenas la obra “Bestiario”, adaptación de un cuento del escritor Julio Cortázar y el aclamado director Stephen Mottram exhibió una hermosa presentación de su teatro de marionetas conocido mundialmente como “Animata”.

En la ceremonia de cierre, los coordinadores regionales del evento, Hugo Alcamán, Miguel Angel Silva y Matías Vieira, reconocieron el apoyo irrestricto del público y el trabajo desinteresado de muchos jóvenes, quienes, con su aporte humano hicieron posible la concreción de esta fiesta de la cultura.

Pronto surgiría un mecanismo que permitiría el financiamiento de eventos para la cultura. Se iniciaba la era del Fondart (Concluye el próximo domingo).